Páginas

11 abril, 2025

Visions du Réel 2025 - Parte 2: Norteamérica

Continuamos repasando la programación del festival Visions du Réel, al que también dedicaremos nuestras crónicas durante la Semana Santa, repasando algunos de los títulos más destacados del género documental de este año. Aunque concluye este fin de semana, el festival suizo que se celebra en Nyon ya ha dado a conocer los premios concedidos en las jornadas profesionales para cerrar el programa VdR-Industry. El premio Eurimages al Desarrollo de Coproducción ha sido para el proyecto Ashes settling in layers on the surface, de Zoya Laktionova, que el jurado describe como "un cuento de hadas industrial moderno moldeado por experiencias vividas, recuerdos físicos de una ciudad que es política, íntima e imaginaria al mismo tiempo". El premio Visions sud est ha sido para A distant call, de Andrea Suwito, descrito como "una película que, con una mirada amable y respetuosa, nos recuerda la complejidad de las personas y las sociedades, a través de la fascinante Eka, quien encarna tradiciones poco conocidas de las culturas indígenas indonesias marginadas, arrojando luz sobre el pueblo de Bissu y su forma de vida en peligro de extinción, así como sobre la fluidez de género y los derechos LGBTQ+". Mientras que el proyecto I Eat With Two Hearts, de Natyvel Pontalier ha recibido tanto el premio Visions du Réel como el premio RTS de la televisión pública suiza. Ha sido valorado por los jurados por "su perspectiva personal, humorística y compleja sobre la experiencia migratoria y su reflexión crítica sobre la movilidad social. Una mirada fresca y matizada a la inseguridad alimentaria que conectará con un público global".

A continuación recorremos algunas miradas que reflejan distintos aspectos de los Estados Unidos, desde las consecuencias ambientales de la carrera espacial hasta la falta de garantías de una vivienda permanente, pasando por las mitologías cinematográficas, las experiencias inmigrantes y el estigma provocado por las políticas de residuos nucleares. 

Shifting baselines

Julien Elie

Canadá 2025 | Competición Internacional | ★☆


El arquitecto paisajista Ian McHarg estableció en 1969 el concepto conocido como Cambio de línea de base (Shifting baseline), que refleja la transformación sufrida por un paisaje comparando su aspecto actual con el que tenía en la antigüedad, de manera que los puntos de referencia anteriores (líneas base) sirven como pauta para las mediciones actuales. El director canadiense Julien Elie utiliza esta idea para introducir en su último documental las modificaciones que se han producido en un lugar concreto de Estados Unidos, pero también las que la actividad espacial está produciendo alrededor de nuestro planeta. Boca Chica, en Texas, es una población, rodeada por el Golfo de México y Río Grande, que ha sufrido en los últimos años una transformación radical, cuando el paisaje se ha visto ocupado por grandes construcciones y cohetes que forman parte de Starbase, el puerto espacial construido por SpaceX para sus pruebas de lanzamientos al espacio con el objetivo de Elon Musk (y ahora parece que también del nuevo gobierno norteamericano) de conquistar Marte. Con una impresionante fotografía en blanco y negro de Glauco Bermúdez y François Messier-Rheault que aporta una tonalidad de película de ciencia-ficción de los años cincuenta, Shifting baselines (Julien Elie, 2025) refleja cómo esa pequeña población se ha convertido en un lugar turístico, visitado por tours en autobús llenos de curiosos de todo el mundo que quieren contemplar el lanzamiento de un cohete, la mayoría mirando con asombro las grandes construcciones puestas en pie entre 2010 y 2020 para la conquista del espacio. Pero los habitantes originales se han beneficiado poco de esta transformación, es más, solo quedan unos cuantos que han vendido sus viviendas presionados por los nuevos propietarios del terreno, y los que quedan viven en pequeñas casas rodeadas de grandes instalaciones y sufriendo el impacto sonoro del puerto espacial. SpaceX ha construido una pequeña población formada solo por trabajadores: "Ellos trabajan aquí y los niños van a la escuela aquí, hay supermercados y casas, de manera que la empresa puede aprovechar su tiempo siempre que les necesite". Doug, un antiguo empleado de la NASA que recorre Estados Unidos con su motocicleta, ha establecido su campamento en la playa, con vistas privilegiadas a los cohetes cercanos, a los que compara con el descubrimiento de América: "Es como estar viendo la construcción de la Pinta, la Niña y la Santa María. Se puede anticipar la historia que surgirá de esto".

La teoría del cambio de línea base establece que las transformaciones se producen sin que nos demos cuenta, de manera que el estado original se olvida para acomodarse al actual. El biólogo marino Daniel Pauly se lamenta al comienzo de la película de la disminución de la población marina en la Costa de Belice, pero también recuerda cambios profundos en Ghana y Filipinas: "Las cosas cambian antes de que te des cuenta de que van a cambiar". La población de aves migratorias también ha disminuido en los últimos años, especialmente a partir de la construcción del puerto espacial de SpaceX. En Balgonie, en la región de Saskatchewan (Canadá), una científica estudia con preocupación el aumento de la presencia de satélites en nuestro espacio cercano: "Hay un millón de satélites planeados, lo que es mucho más que las previsiones que las simulaciones de astronomía establecieron hace años". Mientras que en Cambridge, Massachusetts, el astrofísico Jonathan McDowell ha estudiado durante décadas el crecimiento y el impacto de los miles de satélites que orbitan nuestro planeta, haciendo referencia a la cada vez más cercana realidad de la denominada Cascada de Kessler, un escenario propuesto por el asesor de la NASA Donald J. Kessler que advierte sobre el volumen de basura espacial en órbita baja terrestre, que podría llegar a ser tan alto que los objetos en órbita serían impactados con frecuencia por esta basura, con un mayor riesgo de más impactos sobre otros objetos. El director Julien Elie, cuyos anteriores documentales, Soleils noirs (2018) y La garde blanche (2023) abordaban los asesinatos de los cárteles en México y las relaciones de éstos con el gobierno, respectivamente, comentaba en la presentación en Visions du Réel que en muchas de las entrevistas que ha hecho para esta película con científicos que incluso asesoran al gobierno estadounidense, éstos han advertido a SpaceX y Starlink de la necesidad de reducir el lanzamiento de satélites. Rodada en parte en el Observatorio Astrofísico situado en Roque de los Muchachos, isla de La Palma, Shifting baselines también aborda la obsesión por la conquista de Marte. Una de las visitantes curiosas que acuden a Boca Chica está convencida de que "tenemos que convertirnos en especies interplanetarias si no queremos extinguirnos". Pero una de las científicas entrevistadas es escéptica sobre la viabilidad de Marte como alternativa: "Incluso en la peor situación atmosférica posible, sería mejor vivir en la Tierra que en Marte. No solo está en duda la supervivencia, sino que en Marte no es posible ni siquiera la reproducción humana". 

To use a mountain

Casey Carter

Estados Unidos 2025 | Competición Internacional | ★☆

Visions du Réel '25: Premio Especial del Jurado


Durante el gobierno de Ronald Reagan, se estableció la llamada Ley de Política de Desechos Nucleares, firmada en 1982, que establecía la selección de seis posibles localidades para albergar las más de 70.000 toneladas de residuos nucleares que se calcula que tardarán 10.000 años en descomponerse. En las noticias se anunciaba como "una competición que nadie quiere ganar", pero la investigación del director Casey Carter, que tiene estudios en física, fotografía y arquitectura, le llevó a encontrar buena parte de la documentación que elaboró el Departamento de Energía (DOE), que se refería a pequeñas localidades en un tono burocrático que ni siquiera contemplaba la posibilidad de realizar consultas con sus habitantes. Lo que pretende el director en su primer largometraje, To use a mountain (Casey Carter, 2025) es establecer una perspectiva periodística para recorrer cada una de estas poblaciones candidatas conversando con las personas que viven allí y que experimentaron esa posibilidad de albergar los residuos nucleares: desde Valerie Dome en Luisiana hasta Richton Dome, en Misisipi, pasando por Davis Canyon en Utah, el condado de Deaf Smith en Texas, y Hanford en Washington, hasta Yucca Mountain en Nevada, donde finalmente se decidió depositar los residuos, no muy lejos de la ciudad de Las Vegas. Pero lo que consigue con acierto la película es describir la forma en que, solo la posibilidad que finalmente no se ha concretado en la mayor parte de las poblaciones, ha impactado en sus comunidades, provocando primero un shock colectivo y después una reflexión sobre cómo se han podido desarrollar pruebas nucleares como el Proyecto Manhattan sin ni siquiera realizar un estudio de dónde acabarían siendo depositados los residuos. El tema es hoy en día un debate abierto en Estados Unidos, que sigue sin encontrar un lugar donde poder albergar esta basura nuclear a largo plazo, e incluso se ha contemplado la posibilidad de trasladarla al exterior, concretamente a Finlandia. To use a mountain es al mismo tiempo un retrato de las comunidades desde un punto de vista humano frente al lenguaje tecnocrático, y un reflejo de las inestables políticas de energías contaminantes que no tienen soluciones claras. Un agricultor que se estableció en 1940 en Hanford (Washington), recuerda que eran sometidos constantemente a pruebas de radiación porque allí se fabricó el plutonio para la bomba nuclear de Nagasaki, una realidad que ya fue mostrada en el destacado documental Richland (Irene Lusztig, 2023).

Precisamente algunas de las localidades seleccionadas ya han sufrido las consecuencias de la contaminación: en Valerie Dome (Luisiana), una comunidad que anteriormente era próspera ha experimentado un progresivo deterioro económico debido a las consecuencias de la contaminación de azufre y plomo causada por una planta de reprocesamiento de baterías, mientras que en Richton Dome (Misisipi), se recogen testimonios de mujeres que han tenido problemas médicos que parecen relacionados con la contaminación química de una planta procesadora de madera. Pero el testimonio más contundente es el de Ian Zabarte, activista político miembro de la Nación indígena Shoshone, que viene denunciando desde hace años el incumplimiento por parte del gobierno de Estados Unidos del tratado original que firmó en 1863 con los Shoshone sobre Yucca Mountain, donde finalmente está previsto depositar los residuos nucleares. Utilizando recursos visuales sobre gráficos y mapas referidos a los textos que aparecen en los documentos, To use a mountain va revelando progresivamente que la elección de determinados territorios ha sido fundamentalmente una cuestión impregnada de elementos racistas y colonialistas, lo que Ian Zabarte denomina "colonialismo nuclear", que principalmente se ha enfocado en comunidades que ya sufrían las consecuencias de la contaminación o se ha utilizado como una herramienta política para arrebatar tierras que pertenecían a las Primera Naciones. La consecuencia de la elección de estas seis localidades se ha convertido en una especie de estigma permanente para sus habitantes, que no solo ha marcado sus propias vidas, sino que ha provocado un profundo retroceso económico de sus comunidades.  

Say Goodbye

Paloma López Carrillo

México 2025 | Bright Lights | 


Dedicada hasta el momento al montaje en películas como La jaula de oro (Diego Quemada-Díez, 2013), por la que ganó un premio Ariel, y Midnight family (Urgencias en México DF) (Luke Lorentzen, 2019), Paloma López Carrillo debuta en la dirección con esta intensa y dolorosa película sobre la ausencia como una huella que marca a una familia de mexicanos emigrados a Estados Unidos. La presentación de los protagonistas, una madre y sus dos hijos adultos, se realiza mostrando ya su separación, que refleja el impacto de la desaparición del padre, Javier Vargas, después de haber sido deportado en 2015 y no dar señales de vida desde 2016. Sin saber ni siquiera si está vivo, esta ausencia ha roto a la familia y les ha segregado, cada uno con su propia vida y solo encontrándose en determinadas reuniones: "Cuando la gente me pregunta por mi papá, normalmente digo que falleció. No necesariamente porque lo crea, sino porque es más fácil no compartir el dolor que conlleva no saber nada de ti", dice Sol, quien se convierte realmente en la portavoz de la familia, la única que a través de una especie de terapia por videoconferencia habla sobre la ausencia y el vacío que ésta ha supuesto para ellos. Say goodbye (Paloma López Carrillo, 2025) habla sobre la dificultad de decir adiós y dejar el pasado atrás cuando permanece esa incertidumbre del desconocimiento. A pesar de que Sol describe a su padre como una figura paterna que no estaba especialmente presente en su vida, porque se dedicaba a trabajar durante toda la semana y los fines de semana llevaba a cabo sus obligaciones en la congregación religiosa a la que pertenece la familia. Precisamente a Javier, el hijo, solo le conocemos en su relación con la comunidad mormona, hablando sobre la diferencia entre las normas, mucho más flexibles en Estados Unidos que en países latinoamericanos como México o Argentina. Mientras que la madre, Rosa, trabaja en una empresa de catering en Salt Lake City que sirve a eventos y congresos como la celebración de un concurso de culturismo en el que participa su hija Sol, que se dedica a este deporte. La sensación de soledad que rodea a los tres miembros de la familia se subraya en medio de un paisaje imponente con el fondo de las montañas rocosas que convierten a Utah en uno de los Estados más áridos de Norteamérica. Y esos entornos urbanos abiertos, con construcciones a medio terminar, aparcamientos solitarios y carreteras semi vacías, son aprovechados por la directora para reforzar esa idea de soledad que es la que más teme Sol: "Perderte me dejó con un miedo inmenso de quedarme sola". 

A través de las sesiones de terapia de Sol conocemos otra parte del peso emocional que rodea a la familia: el hermano que nunca fue porque su madre tuvo un aborto espontáneo, el divorcio de Sol de su marido y los dos abortos naturales que ella mismo tuvo, conforman también una experiencia vital compleja que de alguna manera refuerza la sensación de vacío. Y la planificación de Paloma López Carrillo es una poderosa forma de mostrar el aislamiento de los protagonistas, mirando siempre desde la distancia y colocando la cámara en otra habitación que enmarca el espacio de cada uno de ellos: Rosa está terminando un puzzle mientras suena de fondo el pódcast Relatos forenses, o escucha los últimos mensajes que le dejó su marido en el móvil cuando trataba de regresar a Estados Unidos; Javier conversa en una cafetería con una miembro de la congregación, con el perfil borroso de otros clientes ocupando el primer plano del encuadre; Sol entrena sus músculos en un gimnasio solitario. Con un espléndido uso del sonido directo captado por el español Adrià Campmany Buisán (1982, Barcelona) y el inmersivo diseño sonoro elaborado por Javier Umpierrez, la película transmite una melancolía permanente. El vacío que rodea a los personajes se convierte en una presencia constante a través de planos secuencia largos, desde una cámara estática que se mantiene unos segundos antes y después de que el protagonista aparezca en el plano. Say goodbye es un trabajo bellamente sutil y emocionalmente poderoso que ni siquiera necesita muchas palabras para definir a una familia que nunca habla del padre, pero que incluso cuando se reúnen para recrear aquellas excursiones que hacían con Javier a las montañas nevadas de Salt Lake, representada en una grabación de video casero, se sienten aislados en medio del inmenso bosque de pinos que les rodea, con la esperanza de que una vieja tradición japonesa, sobre afrontar retos casi imposibles, les acabe uniendo de nuevo. 

Flophouse America

Monica Strømdahl

Noruega, Países Bajos 2025 | Highlights | ★☆

CPH:DOX '25: Mención Especial del Jurado


En la sección Highlights se recogen algunas de las películas premiadas o seleccionadas en festivales celebrados en los últimos meses, como la ganadora del Premio Especial del Jurado en Rotterdam '25, L'arbre de l'authenticité (Sammy Baloji, 2025), o el interesante documental sobre un polémico neurocientífico que exploró los límites de la conciencia, John Lilly and the Earth Coincidence Control Office (Michael Almereyda, Courtney Stephens, 2025), que también vimos en Rotterdam. Desde el festival CPH:DOX, donde ganó una Mención Especial del Jurado, se ha seleccionado esta película que supone el debut en la dirección de la reconocida fotógrafa Monica Strømdahl (1982, Noruega), que ha realizado numerosos reportajes para The New York Times, y es un proyecto de largo recorrido, que se publicó bajo el título genérico America flophouse en el libro Norwegian Journal of Photography en 2019. Se trata de un reflejo de las familias norteamericanas que no pueden permitirse una vivienda habitual y suelen establecerse en hoteles que ofrecen alojamiento barato, los denominados flophouse, un término peyorativo que podría traducirse como "albergue de mala muerte". Esta situación, que muestra la falta de acceso a la vivienda para muchos ciudadanos estadounidenses, es un espejo del nivel de pobreza que alcanza a unas 35 millones de personas según las fuentes oficiales. Como muchos de estos hoteles obligan a los huéspedes a mudarse cada dos semanas, hay un flujo constante de familias que viven de hotel en hotel, esperando la posibilidad de encontrar una vivienda permanente. America flophouse (Monica Strømdahl, 2025) es uno de esos proyectos en los que la cineasta se ha implicado de una manera personal con sus protagonistas, incluso creando una campaña de crowfunding para recaudar dinero que permitiera a Mikal seguir estudiando. El primer contacto se produjo en  2005, cuando Monica Strømdahl era estudiante de fotografía y se alojaba en uno de esos hoteles en Nueva York. Mikal tenía doce años cuando se comenzó a grabar el documental, y forma parte de las estadísticas que él mismo lee al principio de la película, ya con dieciocho años: "Aproximadamente 1 de cada 10 niños, unos 7,5 millones, viven en hogares en los que al menos uno de los padres sufre un trastorno de alcoholismo". En su caso, vive con su familia en una minúscula habitación de uno de estos hoteles baratos, en la que tienen que lavar los platos en la bañera, y son los dos padres los que luchan, con más o menos esfuerzo, contras las adicciones, lo que va provocando un trauma psicológico en Mikal que se representa en una escalada de la tensión familiar y en una escena particularmente dolorosa, pero quizás necesaria para entender las consecuencias traumáticas que para un niño puede llegar a tener vivir en esas condiciones. 

La directora ha querido esperar a que Mikal cumpliera los dieciocho años y diera su permiso para estrenar el documental, lo que también ha permitido aproximarse a la evolución de la vida de esta familia. Quizás para evitar los cuestionamientos éticos sobre la representación de la pobreza desde un punto de vista cinematográfico, los productores insisten en que la película ha sido aprobada por la familia después de haberla visto. Y de hecho el retrato de sus protagonistas rompe de una forma clara con las habituales dinámicas familiares en estos casos, porque Tonya y Jason son básicamente padres que demuestran el amor por su hijo, y que parecen buenas personas, pero son incapaces de escapar de ese círculo de adicciones en el que se han involucrado. Jason es el más razonable y trata de pacificar la tensa relación entre madre e hijo, que se enroscan en discusiones cuando ella ha bebido demasiado. La relación es claramente tóxica, teniendo como testigo a Mikal, pero se sostiene en una especie de amor mutuo que impide que se separen, aunque haya momentos en los que se deteriora claramente. Que la directora haya elegido filmar solo dentro de la pequeña habitación, sin ofrecer miradas externas (Jason trabaja y Mikal va a la escuela), subraya la sensación claustrofóbica que desprende la película, pero también establece una cercanía íntima que nos identifica con los protagonistas. De hecho, solo hay una mirada al exterior del hotel cuando se produce un giro importante en la historia. America flophouse quiere centrarse sobre todo en Mikal y en su crecimiento en un entorno sistemáticamente precario, donde solo la relación con su gato refleja algunos momentos de tranquilidad, y cuando ya es casi adulto y él mismo le pregunta a su padre dónde ha escondido las cervezas, plantea algunos peligros sobre la transmisión de las adicciones a través del trauma psicológico. En este sentido, es una película que transmite con contundencia las consecuencias de la pobreza y nos permite reflexionar sobre el fracaso de una sociedad que no es capaz de garantizar el acceso a una vivienda para evitar que una infancia fracturada se desarrolle en entornos como éste. 

Je n'embrasse pas les images

Pascal Hamant

Francia 2025 | Burning lights | 


La tumba de Marilyn Monroe se encuentra situada en una pared discreta al final del cementerio Westwood Memorial Park en Los Angeles, tan separada de la parte central que está situada justo de espaldas al muro de un aparcamiento. Cuenta el director Pascal Hamant (1973, Francia) que, cuando fue enterrada en 1962, decidieron cubrir con un gran muro de cemento la parte trasera del nicho para evitar que alguien pudiera robar el cuerpo, envuelto en el sudario de la mitología cinematográfica. Pero eso precisamente permitió que a su espalda se construyera un cine y un aparcamiento, lo que le hace pensar a veces en lo fácil que sería hacer un agujero en el muro y extraer el ataúd de Marilyn Monroe. Este comienzo del ensayo audiovisual Je n'embrasse pas les images (Pascal Hamant, 2025) conecta los recuerdos de infancia del director con las imágenes de dos mitos que murieron jóvenes de una forma trágica: Marilyn Monroe y Ayrton Senna. Cuando regresa a una antigua casa en la que vivió con su familia, vuelve a su memoria la imagen de su padre muerto, cubierto con una sábana blanca. Narrando en primera persona, aunque a veces dirigiéndose en segunda persona al recuerdo de su padre, el director recorre los momentos que compartió la familia en esa primera gran casa, en la que su madre Kiki, su hermano Olivier y su padre Jean-Pierre pasaron los veranos, con excursiones todos los domingos, y un telar sueco en el que su madre trabajaba: "En la nueva casa pasé horas a los pies del telar de mi madre", rodeado de los colores de los grandes rollos de tela colocados en las estanterías. La única ocasión en la que aparece pascal Hamant ante la cámara es cuando cuenta una anécdota sobre un accidente mientras jugaba con su hermano, y recordando que "en 1987, cuando cumplí 14 años, mis padres dejaron de medirme y pesarme, y ese verano fuimos a Fitou, en La Corbière , donde mi abuelo tenía una pequeña casa de verano". Un año después su padre murió y su madre desmontó el telar sueco. La película mezcla imágenes de grabaciones familiares y fotografías que el propio Pascal Hamant realizó con la cámara Nikon de su padre cuando su madre se la regaló para un viaje con el instituto a Grecia, "el lugar de los mitos", como lo define él. 

Conectando los recuerdos con las referencias culturales y musicales, entre Bach, Vivaldi y el músico electrónico Gas (Wolfgang Voigt), Pascal Hamant recorre su propia trayectoria personal, desde sus estudios hasta su residencia en Avignon, donde comienza a producir proyectos audiovisuales, mezclada con el efecto de los mitos modernos y antiguos en su vida. Recuerda, por ejemplo, cómo su tío Jean-Louis le llevó a su primer Gran Premio de Fórmula 1 en el circuito Paul Ricard de Le Castellet, donde pudo ver a lo lejos el casco amarillo y verde de Ayrton Senna, y el impacto visual que tuvieron las imágenes en televisión de su accidente mortal en 1994. La imagen se revela así como un vínculo emocional que refleja la memoria y la narrativa de una vida, como las fotografías de André de Dienes, el artista húngaro que fotografió desnudos de Norma Jeane Baker cuando tenía 19 años, antes de que se convirtiera en Marilyn Monroe, o el efecto que provoca la estatua de Afrodita, la diosa surgida de la espuma del mar, en un balcón de Santorini frente al mar Egeo. Pascal Hamant se refugia en la imagen para huir de la realidad, esa que ha marcado algunos momentos de su vida: la muerte de su padre, el accidente de Ayrton Senna o la noticia de que Julien, su mejor amigo del instituto, se quitó la vida en su apartamento de Lyon. De manera que la imagen no solo funciona como una forma de atraer los recuerdos, sino también como un recurso para recuperar su propia existencia. 

Another other

Bex Oluwatoyin Thompson

Estados Unidos 2025 | Competición Mediometrajes y Cortometrajes | ★☆

Visions du Réel '25: Mejor Cortometraje


Los continuos ataques de la actual administración norteamericana a las universidades por acoger lo que ellos denominan activistas antisemitas, tiene algunos precedentes con la persecución de rectores de algunas prestigiosas universidades por parte de miembros de la extrema derecha. Entre ellos, el caso más polémico fue el de la rectora de la Universidad de Harvard, Claudine Gay (1970, Nueva York), la primera presidenta negra en este centro educativo superior de casi cuatrocientos años de existencia. Acusada de numerosos plagios en una campaña difamatoria encabezada por los conservadores, el principal acoso se produjo por su aparente permisividad con manifestaciones y actos violentos de carácter antisemita, incluyendo dentro de esta categoría a cualquier manifestación de apoyo al pueblo palestino. Bex Oluwatoyin Thompson es licenciada en Sociología y Estudios Afroamericanos por la Universidad de Harvard, y ha elaborado un ensayo que establece paralelismos entre el interrogatorio al que se enfrenta el teniente Webster Smith (Wesley Snipes) por un grupo de policías de Asuntos Internos en la película Sol naciente (Philip Kaufman, 1993) y el que llevó a Claudine Gay a la Cámara de Representantes en 2023 para ser interrogada por congresistas como el republicano Kevin Kiley, que en la mayor parte de sus preguntas no dejaba que terminara de responder. Mezclando la imagen de la película, el audio del Comité de Educación y subtítulos que no se corresponden con lo que escuchamos, Another other (Bex Oluwatoyin Thompson, 2025) propone una interpretación del subtexto del interrogatorio a la rectora.

La principal coincidencia entre ambas escenas, la de ficción y la real, es que los acusados son de raza negra y los interrogadores son principalmente de raza blanca, lo que establece una dinámica de poder que representa, desde una perspectiva racial, a quienes ejercen el acoso y quienes lo reciben. En la entrevista que la poetisa Nikki Giovanni hizo a James Baldwin en el programa Soul! (1971), que también se cita en el documental, el escritor decía: "El poder sin cierto sentido de uno mismo es simplemente otro tipo de inestabilidad. Y los negros se convertirían exactamente en lo mismo que los blancos". La interesante propuesta de la directora juega con el sentido de las palabras de los interrogadores para extraer su verdadero significado, interpretado por la película. Conforme se escuchan las preguntas que incluyen acusaciones de los congresistas, los subtítulos comienzan a rebelarse y a expresar los pensamientos de los intervinientes: "He cortado cabezas y se las he entregado en bandeja de plata. Les he dejado usar mi piel como detergente para su ropa sucia".  Se establece así un juego de sentidos y significados que es al mismo tiempo divertido y totalmente expresivo, en torno a la utilización del poder para crear inestabilidad en las instituciones educativas superiores, una agenda claramente enfocada a desestabilizar la tendencia progresista de las universidades en los últimos años. Another other es una propuesta inteligente que refleja las dinámicas de poder aún establecidas a partir de la raza, y reflexiona sobre la campaña de desprestigio contra las instituciones educativas norteamericanas. 

______________________________________
Películas mencionadas:

Soilels noirs se puede ver en dafilms.com.

09 abril, 2025

Las series más destacadas de 2025: Marzo-Abril

Se ha presentado la programación de Canneseries, el otro gran festival internacional dedicado a este formato que se celebra en Francia, y que desde esta edición se encuentra pendiente de su supervivencia fuera del paraguas del MIPTV, el importante mercado de televisión que se ha trasladado a Londres. Por el momento, ha elaborado una programación destacada con alta presencia de compañías francesas como Mediawan, y presentaciones fuera de concurso de producciones como La agencia (SkyShowtime, 2024-), que todavía está inédita en Francia, El Conde de Montecristo (France tv, 2024) o Duster (Max, 2025), el thriller ambientado en los años setenta y protagonizado por Josh Holloway. También se podrá ver la segunda temporada de The Walking Dead: Dead City (AMC+, 2023-), mientras que uno de los protagonistas del universo zombi, el actor Norman Reedus, formará parte del jurado oficial. Si España ha triunfado este año en Séries Mania, Canneseries no le ha dedicado demasiado espacio en su programación, solo con la presencia de la actriz Lola Dueñas en el jurado y dos series indirectamente relacionadas. En Sección Oficial se presenta el thriller gastronómico Fusión (Reykjavik fusion) (AMC+, 2025), producción islandesa cuya distribución internacional gestiona la compañía española The MediaPro Studio, y también la belga How to kill your sister (Streamz, 2025), que cuenta el viaje de dos hermanas por España. Hay mucha presencia de Bélgica en esta edición, con series como Holy shit! (Streamz, 2024) y The big fuck-up (Streamz/Prime Video, 2025) fuera de competición, la comedia Dead end (Play4, 2025) en Oficial y el drama juvenil Oh, Otto! (Streamz, 2024) en Formatos Cortos. En la competición principal destaca la presencia de dos esperadas series noruegas: Better man (NRK, 2025), sobre un machista que se ve obligado a travestirse, y Nepobaby (TV2, 2025), la última serie escrita por Henriette Steenstrup, creadora y protagonista de Perni (Filmin, 2021-2025). Canneseries se celebra entre el 24 y el 29 de abril, y también le dedicaremos algunas crónicas.

Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series que destacamos y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.

Separación (Temp. 2)
  ★★
Apple tv+ - 17 de enero-21 de marzo
Estados Unidos, 2025 - 10x45'
Creada por Dan Erickson
Dirigida por Ben Stiller, Samuel Donovan, Uta Briesewitz, Jessica Le Gagné

---- Contiene espóileres de la segunda temporada ----

El final de una temporada no se puede analizar sin definirlo dentro del desarrollo de la temporada completa, y que esta serie haya conseguido un desenlace tan asombroso es, sin duda, la consecuencia de una segunda entrega brillante que ha sabido mantener el equilibrio entre la revelación del universo creado alrededor de los personajes, especialmente parte de las motivaciones y algunos de los objetivos de Industrias Lumon, y el planteamiento de nuevas preguntas, pero manteniendo abiertos algunos misterios generales. La explosión del color rojo en el episodio final Cold Harbor (T2E10) es la antítesis del color azul que ha predominado desde el principio de la temporada, pero también el contraste con el color blanco de los pasillos que perfilan, como si se tratara de un laberinto, las oficinas en las que trabajan los empleados separados de sus vidas personales por la empresa de biotecnología. Ese juego de espejos que la serie maneja con habilidad se propone a través del punto de vista interior y exterior que adopta en los episodios-reflejo Hola, señora Cabel (T2E1) y Adiós, señora Selvig (T2E2), pero también se establece en el paralelismo de la carrera por los pasillos de Mark Scout (Adam Scott) al principio (la búsqueda) y esa otra carrera (el encuentro) que construye uno de los mejores finales de temporada de los últimos años. Una escena que tiene reminiscencias del desenlace de El graduado (Mike Nichols, 1967), no solo por esa fuga en pareja, sino sobre todo por la felicidad imperfecta que eso supone. Si en la película sonaba "The sounds of silence" (1964) de Simon & Garfunkel, una de las tres canciones del dúo introducidas en la banda sonora de su álbum Sounds of silence (1966, Sony), la elección de Ben Stiller para la escena final de Separación (Apple tv+, 2025) ha sido "The windmills of your mind" (1968), cuya letra habla precisamente de un túnel que lleva a una caverna donde el sol nunca brilla. Escrita por Michel Legrand y Alan y Marilyn Bergman para la película El caso de Thomas Crown (Norman Jewison, 1968), y ganadora del Oscar a la Mejor Canción, subraya esas continuas referencias de Ben Stiller, como director, al cine de los años sesenta y setenta, que predomina especialmente en este episodio, aunque la versión utilizada es la que incluyó Mel Tormé en su álbum A time for us (1969, Capitol Records). La imagen congelada recuerda a los habituales finales de dramas políticos como Joe, ciudadano americano (John G. Avildsen, 1970), mientras que el zoom in es característico de los finales de thrillers como Los tres días del Cóndor (Sydney Pollack, 1975). Puede haber algunos reproches que hacerle a esta segunda temporada, y sobre todo se ha destacado la falta de desarrollo del proceso de reintegración que inicia el personaje de Mark en ¿Quién está vivo? (T2E3). Pero la temporada no parece querer explorar más profundamente este aspecto, dedicándose a revelar los elementos que rodean a Industrias Lumon y al rescate del personaje de Gemma (Dichen Lachman), a cuya relación con Mark se le dedica un espléndido episodio retrospectivo, Chikhai Bardo (T2E7), que supone un excelente debut como directora de Jessica Lee Gagné, habitual directora de fotografía de la serie. 

Separación tiene numerosas lecturas en torno al capitalismo feroz y se han encontrado paralelismos con las mitologías griegas, aunque no sean referencias conscientes de los creadores, pero eso indica la riqueza de texturas que ofrece la serie. Incluso, si queremos hacer una interpretación política contemporánea, Industrias Lumon, en su carácter maquiavélico y su agenda oculta, pero también en sus torpezas y errores básicos, tiene algo del DOGE de Elon Musk. El lamento del multimillonario preguntándose por qué recibe ataques cuando no ha hecho nada malo refleja esa inconsciencia del daño directo e indirecto que pueden provocar las decisiones tomadas desde una oficina, como ese convencimiento de Jame Egan (Michael Siberry) de que está contribuyendo a mejorar el mundo. Aunque la consciencia de los que sufren sus experimentos biotecnológicos no parezca estar de acuerdo, como cuando Helly R. (Britt Lower) incita a los trabajadores a rebelarse: "¿Nos han dado la mitad de una vida y piensan que no vamos a luchar por ella?", dice en Cold Harbor (T2E10). Pero, al margen de la información que ha ido mostrándose, lo que mejor ha hecho esta temporada es explorar de una manera apasionante la relación entre los innis y los outies, las personas y sus reproducciones dentro del departamento MDR (Marco Data Refinement), no solo en la trama principal, con esa discusión entre Mark y Mark S. en el episodio final, sino también a través de storylines que han ido construyendo a otros personajes. El triángulo entre iDylan/oDylan (Zach Cherry) y su esposa Gretchen (Merritt Weaver), desde que ella conoce al innie de su marido en ¿Quién está vivo? (T2E3) hasta esa aparente despedida en Las horas extra (T2E9), o el intento de Irving (John Turturro) de reproducir en el exterior la relación que tenía con Burt Goodman (Christopher Walken), que también termina con una conmovedora despedida (aunque muchos aficionados se han sentido decepcionados, Ben Stiller ha manifestado que esta es la conclusión de la historia de Irving). Esta mayor conciencia de lo que cada uno representa es también lo que conduce a la decisión final de Mark S., que no solamente tiene una interpretación romántica, sino que es también una cuestión de supervivencia, aunque el destino de esa carrera por los pasillos no esté del todo claro para ninguno de los personajes. Cuentan los creadores de la serie en el pódcast oficial The Severance Podcast (Audacy, 2025) que hubo una intención primera de dejar la decisión en un cliffhanger, pero afortunadamente decidieron resolverla para no repetir el mismo tono del final de la primera temporada. En este sentido, uno de los episodios más destacados de la temporada ha sido El abismo de Aflicción (T2E4), uno de los dos que han salido del entorno de Lumen, en el que se descubre que Helena Eagan se infiltraba en el MDR simulando ser su innie Helly R., y cuyos acontecimientos se intuye que pueden ser relevantes para el desarrollo del personaje en la tercera temporada. 

Hay algunos personajes nuevos como Miss Huang (Sarah Bock) que posiblemente han sido más convenientes desde el punto de vista narrativo que totalmente desarrollados, y también se ha sentido la presencia de Ms. Cobel (Patricia Arquette) como algo dispersa, aunque quizás sea por la decisión de dedicarle el episodio independiente Vitriolo dulce (T2E8) para mostrar su lugar de origen, Salt's Neck. Aunque pueda parecer demasiado aislado (el único rodado en exteriores en Canadá), es un episodio en el que se acumulan algunas revelaciones importantes respecto a la relación de Cobel y su familia con Lumen, que lo sitúan más que nunca en línea con la descripción de una especie de secta en vez de un conglomerado industrial, y que refleja también algunos aspectos oscuros relacionados con el abuso infantil. Que funcione menos acertadamente como un solo episodio en vez de haber diseminado la información a lo largo de toda la temporada, es una cuestión de percepción de los espectadores, pero se trata de un paso necesario para entender mejor el funcionamiento real del entorno principal de la serie. También hay que señalar la presencia de dos actores que han llegado para protagonizar algunos de los momentos más importantes de la temporada: la británica Gwendoline Christie, que interpreta a la responsable de las cabras de sacrificio en ¿Quién está vivo? (T2E3) y el islandés, aunque nacido en Estados Unidos, Ólafur Darri Ólafsson, como Mr. Drummond, el impenetrable superior de Seth Milchick (Tramell Tillman). El actor, que recientemente estrenó en su país la segunda temporada de The Minister (RÚV, 2020-2024), ha podido participar en dos de sus series preferidas como espectador: SeparaciónSomebody somewhere (Max, 2022-2024), y de nuevo le veremos en un episodio de Vicios ocultos (Apple tv+, 2025), la serie protagonizada por Jon Hamm. Lo que ha conseguido el creador Dan Erickson con esta temporada es alcanzar el equilibrio entre proporcionar la información suficiente para que los seguidores queden satisfechos y al mismo tiempo mantener la intriga en torno a los temas más importantes. Las comparaciones con Perdidos (Disney+, 2004-2010) quizás no sean las más adecuadas, porque Separación transmite la sensación de que está claro hacia dónde quiere llegar, aunque el camino hasta su destino haya que construirlo. Hay dudas sobre si hacen falta solo tres temporadas o más para cerrar la historia (las declaraciones de Ben Stiller respecto a la mayor regularidad de la serie a partir de ahora parecen indicar que hay previstas más de tres), pero posiblemente sería beneficioso no alargarla demasiado. Hay también alguna preocupación por el cambio de equipo de cara a la tercera temporada, con la salida de los showrunners Chris Black y Mark J. Friedman y de la supervisora de producción Anna Ouyang Moench, y la incorporación de Mary Laws, productora de Succession (Max, 2018-2023) y productora ejecutiva de The idol (Max, 2023), y Eli E. Jorne, guionista de The walking dead (AMC, 2010-2022). Pero la permanencia de Ben Stiller y Dan Erickson ofrecen tranquilidad a una serie que ya se ha convertido en la nueva insignia de Apple tv+, sobrepasando a Silo (Apple tv+, 2023-), que tuvo una segunda temporada más irregular, y Ted Lasso (Apple tv+, 2020-), que a pesar de anunciar oficialmente la cuarta temporada ya parece algo olvidada. 

Efectos secundarios
  ★★★☆
Max - 3 de febrero-30 de marzo
Estados Unidos, 2025 - 10x30'
Creada por Joseph Bennett, Steve Hely
Dirigida por Benjy Brooks, Camille Bozec, Sean Buckelew, Vincent Tsui

Resulta curiosos cómo Warner Bros. Discovery se deshizo de la extraordinaria Scavengers Reign (Max, 2023), que posteriormente estrenó Netflix en territorios anglosajones, pero no ha sido renovada, y al mismo tiempo ha acabado apostando por este otro proyecto de Joseph Bennett que, eso sí, cuenta con el respaldo de la productora Adult Swim, lo que le da otra posición dentro de la plataforma Max. Tomando como referencia los estudios sobre hongos medicinales del micólogo Paul E. Stamets (1955, Massachussets), este thriller en tono de comedia negra tiene como protagonistas a dos antiguos compañeros de estudios,  Marshall Cuso (Dave King) y Frances Applewhite (Emily Pendergrast), que han llevado caminos diferentes: ella trabaja para la farmacéutica Reutical, mientras que él está empeñado en buscar un tipo de hongo peruano del que se dice que tiene propiedades curativas. Cuando descubre el llamado "ángel azul", se da cuenta de que ha conseguido el gran objetivo de la humanidad: una medicina que logra curar todo tipo de enfermedades. El problema es que las grandes empresas farmacéuticas como Reutical, liderada por el oscuro Rick Kruger (Mike Judge, también productor de la serie), al que Marshall describe como "ni siquiera demasiado inteligente como para ser malvado", son capaces de cualquier cosa para evitar que los pacientes que toman sus medicamentos se curen completamente. Y la DEA considera el hallazgo de Marshall tan peligroso que decide perseguirle como si fuera El Chapo, adjudicando a la misión a los agentes Copano (Joseph Lee Anderson) y Harrington (Martha Kelly), presentados en el Episodio piloto (T1E1) a ritmo del "Jump in the line" (1961) de Harry Belafonte. De manera que Efectos secundarios (Max, 2025-) se presenta como un thriller de persecución que está reconocidamente inspirado por sus creadores en películas como El fugitivo (Andrew Davis, 1993) y El gran Lebowski (Joel Coen, Ethan Coen, 1998). Mientras que la animación para adultos suele tener cierta tendencia a las comedias, las propuestas de Joseph Bennett, en esta ocasión junto a Steve Hely, abordan el cine de género, desde la ciencia-ficción hasta el thriller, e incluso en este caso introduce elementos de horror body (terror corporal), como en el episodio Redada (T1E10), lo que la acerca más a historias que podrían estar protagonizadas por actores reales.

En una sociedad norteamericana que ha convertido en una especie de héroe a Luigi Mangione, el asesino del director ejecutivo de la compañía de seguros de salud United Healthcare, y se enfrenta a recortes impopulares de los sistemas de seguridad social Medicare y Medicaid por parte de la nueva administración, la historia que cuenta Efectos secundarios se siente especialmente conectada con la realidad. Pero sobre todo consigue que la trama principal tenga un desarrollo a veces impredecible, planteando también las complicaciones que supone una medicina que lo cura todo pero de la que no hay existencias infinitas, especialmente cuando Marshall decide ofrecerlas de forma gratuita en Al borde del abismo (T1E9), y se ve obligado a decidir quién es el más apropiado para recibir la cura, al margen de que, al tratarse de un hongo, hay algunos efectos secundarios que valorar, provocados por sus componentes. El propio Marshall tiene visiones de una extraña criatura que podría haber sido uno de los habitantes del planeta Vesta Minor en Scavengers Reign. Un elemento interesante en la serie es la forma en que el montaje se sostiene en muchas ocasiones en la introducción de canciones, como el excelente uso de "Better now" (2019) de SebAstian para su álbum Thirst (2019, Ed Banger Records), en el penúltimo episodio. El predominio de la música y el montaje en este tipo de escenas está inspirado en los documentales no narrativos de Godfrey Reggio (1940, Nueva Orleans), como Koyaanisqatsi (1982) y Powaqqatsi (1988), que fueron un gran éxito en su época. Con un guión inteligente, Efectos secundarios tiene la habilidad de mezclar la animación para adultos que tiene como referencia series clásicas como El rey de la colina (Hulu, 1997-2026), de la que hablaba la actriz Pamela Adlon en la pasada edición de Séries Mania, con el thriller conspiranoico cargado de escenas de acción y persecuciones. De hecho, no es casual que el productor de esta propuesta sea Mike Judge (1962, Ecuador), uno de los creadores de aquella serie. Con un protagonista que solo quiere salvar el mundo, y al que toda esta situación le sobrepasa, también sabe crear antagonistas complejos como Jonas Backstein (Danny Huston), que en realidad representa a un sistema amenazado que tiene su propia lógica: "El sistema que nos sostiene se derrumbaría. La economía colapsaría, Los cárteles se apoderarían de los hongos. Si cura las heridas, todas las peleas serían a muerte. Las guerras serían inimaginablemente crueles. Todo sería en blanco y negro, sin esos grises que dan a la vida su valor", afirma en el episodio Amelia y Wyatt (T1E8). Confirmada para una segunda temporada, Efectos secundarios es una de las mejores series de animación que ha estrenado Adult Swim en los últimos años, y una de las propuestas más inteligentes en el subgénero del thriller de conspiraciones. 

Warner Bros. Discovery ha renombrado sus programas de DEI (Diversidad, Equidad, Inclusión) como "Inclusión", ha dejado de participar en encuestas externas de diversidad y ha elaborado un proceso de solicitud uniforme en los programas de desarrollo. La compañía ha afirmado que mantiene su compromiso con la creación de un equipo inclusivo y que su éxito depende de una fuerza laboral diversa. En la tercera temporada de la serie The White Lotus (Max, 2021-) se eliminó un personaje no binario.  

La bruja
  ★★★☆
Rakuten Viki - 16 de febrero-6 de marzo
Corea del Sur, 2025 - 10x55'
Creada por Jo Yoo-jin
Dirigida por Kim Tae-gyun

Tras el éxito conseguido con las adaptaciones de Moving (Disney+, 2023-) y Light Shop (Disney+, 2024), la tercera versión de un webtoon del autor Kang Full (1974, Corea del Sur) es esta serie que se inspira en la publicación Witch (2013-2014), un romance de género fantástico que reflexiona sobre la persecución de brujas en el pasado para trasladarla a un instituto en la actualidad. Al tratarse de una adaptación del mismo autor, y puesto que entre las anteriores se establecía una cierta conexión narrativa y de personajes, se ha teorizado sobre la posibilidad de que La bruja (Rakuten Viki, 2025) pertenezca también al mismo universo que las otras series, lo que resulta improbable, puesto que la producción de aquellas y ésta es diferente. De hecho, mientras que Moving y Light Shop han sido adaptadas por el propio Kang Full, en este caso el autor no ha participado directamente en la serie. Pero contiene algunas de las constantes que hemos visto anteriormente, en este caso una forma diferente de contar un drama romántico introduciendo elementos fantásticos a lo largo de los diez episodios que se han estrenado semanalmente en el canal de televisión de pago coreano Channel A, y simultáneamente en territorios internacionales a través de Rakuten Viki. La bruja comienza cuando Lee Dong-jin (Park Jin-young) trabaja en la exploración de datos para elaborar estadísticas, y se encuentra por casualidad con Park Mi-jeong (Roh Jeon-eui), una joven que decidió aislarse del mundo después de que fuera acusada de bruja porque en el instituto todos los chicos que hablaban con ella sufrían graves accidentes, con consecuencias fatales en algunos casos. Dong-jin estudió en el mismo instituto pero nunca tuvo un contacto directo con ella, aunque a lo largo de los flashbacks que ocupan la trama paralela de la serie iremos descubriendo que la observaba y era consciente del aislamiento progresivo que sufrió a causa de los accidentes, aparentemente provocados por una maldición misteriosa que podría rodearla. El joven decide seguirla y descubre que vive sola, únicamente sale a la calle por las noches y está alejada de todo contacto físico con otras personas, de forma que utiliza sus conocimientos para realizar una investigación de datos que le lleve a concluir si los accidentes producidos eran causados por ella o, por el contrario, se trataba de una fatal casualidad que acabó marcando su destino. La serie plantea una interesante reflexión, en este sentido, sobre cómo el imaginario colectivo puede elaborar narrativas que acaben creando una idea generalizada, como la creencia en las brujas durante la Edad Media. La bruja se desarrolla con un ritmo lento que se aleja del suspense de Light Shop o la acción de Moving, por lo que no es exactamente un tipo de historia parecida, e incluso puede tener algunos problemas con repeticiones de escenas en algunos episodios, porque se traslada al mismo punto en el pasado en varias ocasiones para desvelar aspectos no contados, lo que hace que la estructura se resienta. 

Pero se trata de un k-drama que tiene la virtud de abordar temas relevantes de una manera profunda, como el acoso escolar y el rechazo, e incluso tiene la valentía de apoyarse en un personaje principal, Dong-jin, que puede ser cuestionado desde un punto de vista moral. Uno de los aspectos más controvertidos es que el protagonista actúa realmente como un acosador, observando desde la distancia a Mi-jeong, siguiéndola por las calles o averiguando aspectos de su pasado. Pero la historia es plenamente consciente de esta circunstancia y no la evita, haciendo referencia a ella, incluso en el Episodio 8 (T1E8) en el que el propio Dong-jin se refiere a sí mismo como "el acosador de Mi-jeong". Si bien es cierto que su intención es tratar de liberar a la joven de la idea de una maldición, lo cierto es que su propio comportamiento no deja de provocar cierta inquietud en el espectador, lo que es una manera muy interesante de construir un personaje principal que es imperfecto en la apreciación que se puede tener de su relación con Mi-jeong, a pesar de sus bienintencionados objetivos. A lo largo de la historia se mantiene el misterio sobre la condición real de bruja de la protagonista, lo que rodea a este drama de una textura romántica que también se mueve en el terreno del thriller fantástico, algunas veces divertida y otras dramática, pero siempre rodeada de un aliento romántico. Algunos personajes como Kim Joong-hyuk (Im Jae-hyuk), un amigo de Dong-jin que también fue compañero del instituto y ahora es agente de policía, adquiere mayor protagonismo en los episodios finales, desvelando misterios paralelos. Aunque puede necesitar cierta implicación del espectador en los primeros episodios, La bruja es una serie especialmente atractiva para aquellos que disfruten de los k-drama que tratan de buscar caminos diferentes para narrar historias que podrían parecer más convencionales de lo que realmente son. 

Adaptada por la guionista Jo Yoo-jin, como decíamos el autor del web cómic original, Kang Full, no ha participado en esta ocasión en la serie, que modifica varios aspectos de la historia, como los puntos de vista, a veces contada por Dong-jin y en algunos episodios por Mi-jeong, mientras que en el webtoon se contaba desde la perspectiva del investigador, un punto de vista que la serie adopta solo en los últimos episodios. Al cambiar esta mirada, no se plantea, como la obra original, en forma de un drama policíaco, sino que adopta desde el principio un tono de drama romántico, lo que es un cambio de perspectiva interesante, aun contando la misma historia. Hay una cierta atmósfera melancólica en la puesta en escena a cargo del director Kim Tae-gyun (1971, Corea del Sur), que se enfrenta a una serie por primera vez después de haber dirigido películas como Dark figure of crime (2018). Y consigue mantener la intensidad de una historia que está cargada de misterio con algunos toques sobrenaturales.  

Adolescencia
  ★★★☆
Netflix - 13 de marzo
Reino Unido, 2025 - 4x60'
Escrita por Jack Thorne, Stephen Graham
Dirigida por Philip Barantini

En una estrategia equivocada, Netflix ha decidido estrenar las dos últimas miniseries escritas por el reconocido guionista Jack Thorne (1978, Inlgterra) casi al mismo tiempo, de manera que la destacada Ciudad tóxica (Netflix, 2025), que se escribió hace más de un año, ha acabado siendo absorbida por el impacto de esta otra, co-escrita junto a Stephen Graham. Como suele suceder, se ha creado ruido alrededor de la repercusión de Adolescencia (Netflix, 2025), incluso acusándola de "whitewashing" basándose en una noticia falsa sobre su inspiración en algunos casos reales en los que no está basada. En realidad, la inspiración más directa que mencionan los creadores es el asesinato de una niña de 12 años ocurrido en Liverpool en 2021, a manos de un joven de 14 años que se defendió afirmando que la había apuñalado en defensa propia. Y en todo caso, el reflejo de la sociedad que presenta la serie puede acabar siendo más terrible, como en el caso de una joven transgénero asesinada en 2024 por dos chicos que habían planeado el asesinato semanas antes, enviándose mensajes sobre cómo lo iban a ejecutar. Sacar conclusiones raciales de la serie es no entenderla, no captar el mensaje claro sobre el peligro que supone la divulgación de una masculinidad agresiva a través de gurús desequilibrados en las redes sociales. Ya hemos hablado de algunas series que también han abordado este tema, como la canadiense T-Rex (Télé-Quebec, 2024), que hemos comentado en nuestras crónicas de Séries Mania, en una clave menos dramática pero muy inteligente sobre la retroalimentación de esa masculinidad en los círculos de amistades. El propio canal público canadiense estrenó el año pasado el documental Alphas (Simon Coutu, Manuelle Légaré, 2024), que aborda precisamente la influencia de referentes de la manosfera como Andrew Tate, al que se menciona en Adolescencia, que tiene varias acusaciones de agresión sexual y tráfico de personas en países como Rumanía y Gran Bretaña, ahora refugiado en un país más "amable": Estados Unidos. Los cuatro episodios de esta serie son contundentes en este reflejo, y sobre todo ponen el énfasis en el desconocimiento de los padres sobre las relaciones o las actividades en internet de sus hijos, una brecha de comunicación generacional que está especialmente bien representada en la conversación entre el agente Luke Bascombe (Ashley Walters) y su hijo Adam (Amari Bacchus) en el Episodio 2 (T1E2). Esta escena resulta incluso más efectiva que la conversación, demasiado obvia emocionalmente, entre Eddie Miller (Stephen Graham) y su esposa Manda (Christine Tremarco) en el Episodio 4 (T1E4), que a nivel narrativo es el que más incide en el impacto psicológico que provoca el crimen en la familia del culpable, planteando esa pregunta terrible sobre si un hijo asesino es la consecuencia de una educación defectuosa.  

Lo más interesante de Adolescencia es cómo construye una atmósfera de oscuridad en un entorno realista, de manera que propone un reflejo de nuestra sociedad en un ámbito que no está tan alejado de las otras incursiones de Jack Thorne en la naturaleza problemática del crecimiento. La idea de que no sabemos lo que hacen los adolescentes al otro lado de la puerta cerrada de sus habitaciones, ni quienes acaban influyendo en sus comportamientos, se puede relacionar con otras historias escritas por el guionista como la obra teatral Harry Potter and the curse of child (2016) y la serie La materia oscura (Max, 2019-2022), que abordaban esas cuestiones. Pero lo terrible de esta historia es que es un espejo de una realidad muy cercana para muchos espectadores, lo que la hace más insoportable. No obstante, no se trata de uno de los mejores guiones de Jack Thorne, porque a veces es demasiado explicativo y en otras ocasiones pretendidamente educativo, lo que perjudica a la construcción de los personajes. Aunque parezca difícil, otro de los problemas de la serie es una interpretación poco controlada de Stephen Graham como un padre que defiende la inocencia de su hijo hasta que se encuentra con la evidencia, y con cierta tendencia a exagerar el dramatismo de unas escenas que ya de por sí tienen un alto contenido dramático. El impacto principal de la serie es mostrar de qué manera la juventud es bombardeada por mensajes constantes que provienen de una sociedad adulta agresiva y conflictiva que ellos pueden llegar a distorsionar hasta consecuencias inexplicables. El reflejo del instituto en el Episodio 2 como una especie de campo de batalla de tensión constante entre alumnos rebeldes y profesores que tratan de tranquilizarlos a través de las pantallas de televisión resulta descorazonador, aunque posiblemente algo exagerado. Y la persecución rodada simulando la perspectiva de un videojuego, es posiblemente uno de los hallazgos formales más brillantes de toda la serie. Pero también delimita el alcance de la propuesta, una especie de culpabilización general a la sociedad (padres, profesores...) que reincide en el planteamiento que presenta la serie desde su propio título, que trata de abarcar una generalidad, lo que finalmente está reflejado en la discutible decisión de rodar todos los episodios en tiempo real a través de planos secuencia ininterrumpidos. 

Aunque Philip Barantini (1980, Inglaterra) ya rodó la película Hierve (2021) en un solo plano secuencia, la necesidad de utilizarlo dentro de la narrativa cinematográfica requiere de una clara justificación, porque este recurso es al cine lo que en la literatura sería escribir frases sin signos de puntuación, como hacía José Saramago. Incluso en La soga (Alfred Hitchcock, 1948), considerada uno de los ejemplos más claros de un plano secuencia sin interrupciones, el director estableció algunas escenas en los que rompía esta regla, como una necesidad de "puntuar" la narrativa. Pero hay momentos en los que este recurso no funciona dentro de la serie, especialmente en aquellos que requieren mayor cercanía, como el interrogatorio del Episodio 1 (T1E1), en el que la necesidad de enfocarse en los diferentes puntos de vista obliga a la cámara a revolotear alrededor de los personajes como si fuera una mosca, y sobre todo en el Episodio 3 (T1E3), en el que la relevante sesión de evaluación entre Jamie (Owen Cooper) y la psicóloga Bryony Ariston (Erin Doherty) está constantemente interrumpida por el movimiento permanente de la cámara, que parece más justificada por un temor a no aburrir al espectador que por una necesidad real. El director hace un uso del plano secuencia que a veces tiende a espectacularizar las escenas en vez de tener una intención narrativa, como si el uso de este recurso necesitara que la cámara estuviera en constante movimiento, cuando directores como Aki Kaurismaki o Chantal Akerman lo han utilizado a través de un planteamiento estático que al mismo tiempo está justificado desde una perspectiva formal, pero también narrativa. En el caso de Adolescencia, hay muchas escenas en las que el plano secuencia se puede entender desde lo formal, pero no aporta una significación en lo narrativo. Y corre el riesgo de que la forma destaque sobre el fondo, como ha hecho Netflix en sus publicaciones en redes sociales, en las que no le importa lo que cuenta la serie, sino cómo lo cuenta.

Aunque después de los despidos en 2022 de trabajadores relacionados con la promoción de contenido diverso a través de Tudum, se puso en duda el verdadero compromiso de Netflix con la diversidad y la inclusión, frente a las leyes de la nueva administración norteamericana, la compañía ha defendido las políticas DEI (Diversidad, Equidad e Igualdad) ante su junta de accionistas, y mantiene las páginas web dedicadas a reflejar que "la inclusión en la pantalla comienza con la inclusión en la oficina". 

Dying for sex
  ★★
Disney+ - 4 de abril
Estados Unidos, 2025 - 8x30'
Creada por Elizabeth Meriwether, Kim Rosenstock
Dirigida por Shannon Murphy, Chris Teague

En el pódcast Dying for sex (2020, Wondery), Nikki Boyer y Molly Kochan tienen conversaciones en torno a su amistad y al proceso de asimilación de un nuevo diagnóstico de cáncer de mama, ahora en Fase IV terminal, que tuvo que afrontar Molly. Pero en vez de entregarse a la habitual y lógica solemnidad, ella decidió adoptar su propia narrativa sobre el deseo, el sexo, las relaciones íntimas y la muerte. Asumiendo que en las relaciones sexuales siempre se había interesado más por lo que querían los demás que por lo que deseaba ella, decidió explorar su sexualidad a través de experiencias con numerosos hombres, lo que al mismo tiempo era una exploración de sí misma, como contaba en el pódcast. Las conversaciones entre Nikki y Molly tomaron forma dos años después de su muerte y Dying for sex recibió el premio Amie al Mejor pódcast 2021, y finalmente ha sido llevado a la pantalla en una de las series más conmovedoras, provocativas y divertidas que se han estrenado recientemente. La adaptación ha sido escrita por Liz Meriwether (1981, Miami), que ya trasladó un pódcast al formato serie con The dropout: Auge y caída de Elizabeth Holmes (Disney+, 2022) y anteriormente había creado la comedia New girl (Disney+, 2011-2018), y Kim Rosenstock, productora de esa serie y de Solo asesinatos en el edificio (Disney+, 2021-). Poco antes de que Molly Kochan (Michelle Williams) reciba el diagnóstico de un cáncer en fase terminal, ella y su marido Steve (Jay Duplass) se encuentran en una sesión de terapia tratando de descubrir por qué él ha dejado de sentir deseo sexual por ella después de que le practicaran una mastectomía por un cáncer anterior. Su médico, el doctor Jerry Pankowitz (David Rasche), que se convierte en un personaje especialmente divertido, le ha dado a Molly una esperanza de vida entre cinco años y varios meses, de forma que ella, aprovechando que está experimentando un aumento de la líbido, decide abandonar a su marido y lanzarse a una búsqueda del placer sexual y especialmente de un orgasmo que nunca ha tenido anteriormente, lo que está relacionado con un experiencia abusiva que tuvo cuando era niña, por la que su madre Gail (Sissy Spacek) se culpa constantemente. El espléndido guión de la serie describe a personajes que aceptan sus responsabilidades, pero que quizás no pueden dar lo que el otro necesita, especialmente en las relaciones de pareja. Steve ha estado cuidando de manera concienzuda a Molly en su anterior etapa de cáncer y ahora está dispuesto a asumir de nuevo la tarea, pero no es lo que ella quiere. 

Su amiga Nikki Boyer (Jenny Slate), mucho menos metódica y bastante más caótica que Steve, se toma en serio la responsabilidad de ser la acompañante de Molly en la transición que está llevando a cabo, lo que también acaba erosionando su relación con su pareja Noah (Kelvin Yu) para quien no tiene el tiempo que necesita. La primera parte de Dying for sex (Disney+, 2025) es una entretenida variedad de relaciones sexuales que Molly experimenta a través de las aplicaciones de citas, como en Masturbarse es importante (T1E2), pero que no terminan de satisfacerla plenamente. A pesar de que en esa búsqueda acaba probando las relaciones de dominación y sumisión con una mascota humana (Conrad Ricamora) en el episodio más loco y al mismo tiempo conmovedor de la serie, Mi mascota (T1E5), en el que aparece por primera vez una estupenda Sissy Spacek interpretando a su madre, y hay un cameo de la verdadera Nikki Boyer interpretando a su prima Sheila. Este episodio es el que mejor define la serie en su concepto diferenciador, que puede provocar tanto la risa en situaciones embarazosas como la compasión en la forma en que madre e hija necesitan resolver el trauma que sufrió Molly cuando tenía solo siete años y el de Gail pidiendo ser perdonada por la responsabilidad que siente. Pero la construcción de la protagonista se sostiene en la relación de amistad con Nikki, que de nuevo tiene a una ganadora de premios en la emocionante interpretación de Jenny Slate, y en la que mantiene con su vecino anónimo (Rob Delaney), que comienza protagonizando una disputa vecinal, se transforma en un intercambio sexual BDSM en la que ella es la dominatriz y él un esclavo al que le excita que ella le de una patada en la polla, y va transitando hacia una relación diferente. 

El tiempo y las consecuencias del cáncer va disminuyendo la capacidad de Molly de seguir experimentando y descubriendo esos pequeños momentos de la vida que a veces pasamos por alto. El espectador sabe cómo termina la historia de la protagonista, y la serie nos regala dos episodios intensos pero nunca melodramáticos, sino todo lo contrario. Ernie, me matas (T1E7) construye una situación bastante improbable en la habitación del hospital, pero que está cargada de humor y ternura. Si algo tiene esta serie no solo es que todos los personajes principales sean ricos en matices, sino que los personajes "invitados" en determinados episodios siempre tienen un momento de lucimiento, como el enfermero Ernie (André Ward) en este episodio, o la enfermera de cuidados paliativos Amy (la comediante y escritora Paula Pell) en el episodio No es para tanto (T1E8), cuya descripción de las fases anteriores a la muerte que va a experimentar Molly es absolutamente divertida para el tema que aborda. Dying for sex habla sobre el compromiso de una amistad, la búsqueda del deseo, la celebración de la vida y nuestra concepción de la muerte, pero lo hace de una manera brillante y sin perder el sentido del humor, aunque al final hay que estar preparado para el desenlace esperado. Y, como suele ser habitual, hay algunos detalles estupendos, como la presencia del actor y dramaturgo Austin Pendleton, interpretando un monólogo de El sueño de una noche de verano, y la intervención de dos amigas ancianas que parecen estar hablando sobre sexo, una de las cuales está interpretada por Karen Lynn Gorney, quien dio vida al personaje de Stephanie en Fiebre del sábado noche (John Badham , 1979), y que publicó el álbum Used to love you madly (1979), con canciones que describían pasajes de la vida de su personaje, que ella misma compuso mientras rodaba la película. 

Infiel
  ★★
Filmin - 8 de abril
Suecia, 2025 - 6x52'
Escrita por Sarah Johnsen
Dirigida por Tomas Alfredson

El director Ingmar Bergman (1918-2007, Suecia) se retiró del cine después de dirigir la película Fanny y Alexander (1982), dedicándose al teatro y a especiales para la televisión pública sueca, aunque abandonó su retiro para dirigir Saraband (2003), una continuación de Secretos de un matrimonio (1974) que en realidad fue producida para la televisión pública SVT pero se estrenó en salas de cine. Sin embargo, escribió algunos guiones que fueron dirigidos por la actriz noruega Liv Ullmann, principalmente Encuentros privados (1996) e Infiel (2000). Esta última estaba basada en la experiencia personal de Ingmar Bergman, cuando en 1949 abandonó a su esposa, la coreógrafa Ellen Lundström, y a sus cinco hijos, para pasar seis semanas en París con la periodista Gun Grut, que se convertiría más tarde en su tercera esposa. Esta escapada desembocó en el divorcio de los matrimonios de ambos, y a él se refiere el director, no solo en la película Infiel (Liv Ullmann, 2000), sino también en otros títulos como El silencio (Ingmar Bergman, 1963). La película original comienza con una cita del dramaturgo alemán Botho Strauss que resulta muy significativa: "Ningún fracaso común, ya sea enfermedad, bancarrota o desgracia profesional, repercutirá en el inconsciente de manera tan cruel y profunda como el divorcio". Cuando se estrenó, el director Tomas Alfredson (1965, Suecia), había dirigido la miniserie Soldiers by moonlight (SVT, 2000), y él mismo cuenta que propuso a Ingmar Bergman hace veinte años la posibilidad de realizar una adaptación para televisión de esa historia, pero posteriormente quedó en un proyecto sin realizar. Finalmente, la escritora Sara Johnsen (1970, Noruega), guionista de la miniserie 22 de julio (NRK, 2020), ha aportado una mirada femenina al relato de una infidelidad y las consecuencias de ésta, dando más profundidad a Marianne, que en la película estaba descrita como una idealización de la feminidad. La historia comienza en el pasado, en 1977, cuando el director de cine David Howard (Gustav Lindh) acaba de pasar por un divorcio y ha dejado Londres para vivir en Estocolmo, donde vive su mejor amigo, el músico Markus Vogler (August Wittgenstein) en un estable matrimonio con Marianne (Frida Gustavsson) y su hija adolescente Isabelle (Poppy Klintenberg Hardy), que siente una cercanía casi enamoradiza, por David. Con un guión preparado para dirigir, David recibe los comentarios de Marianne sobre su visión demasiado masculina de la protagonista, sugiriéndole un libro titulado Susanna, sobre una mujer liberada sexualmente, que David acabará dirigiendo con Marianne como actriz principal.

Respecto a la película, hay un cambio de punto de vista importante: mientras en aquella se establece una conversación con Bergman (Erland Josephson), un escritor que se encuentra con la forma idealizada de Marianne (Lena Endre), la serie está contada desde la perspectiva de un anciano David (Jesper Christensen), que se reencuentra a partir del segundo episodio, The offer (T1E2), con Marianne (Lena Endre) después de un acontecimiento dramático. Los actores que dan vida a los protagonistas en su edad madura tienen algunas peculiaridades: Lena Endre vuelve a interpretar el personaje de Marianne que también incorporó en la película, ahora en los acontecimientos que suceden en el presente. Mientras que la elección de Jesper Christensen ha recibido críticas en Suecia, no solo porque no es muy identificable como una proyección de más edad de Gustav Lindh, sino también por su origen danés que deja caer en algunos diálogos un acento extraño, algo que el público internacional no apreciará. Hay en esta serie respecto a la versión cinematográfica, que tiene un desenlace mucho más duro, una mayor indulgencia con los personajes, introduciendo a Isabelle ya adulta (Malin Crépin) como una representación del perdón. Pero son especialmente fascinantes los primeros episodios en los que el deseo entre David y Marianne se manifiestan a través de miradas y gestos, tratando de evitar caer en la tentación. Se decía que Ingmar Bergman era un director que entendía a las mujeres porque ofrecía retratos de personajes femeninos complejos, pero al mismo tiempo las reducía a una visión idealizada desde la mirada masculina. Tomas Alfredson hace referencia a esta idea de manera explícita en el episodio Susanna (T1E3), cuando durante el rodaje de una escena erótica para la película de David, ella está representada con un velo sobre su rostro y el cuerpo desnudo, observada por un equipo de filmación exclusivamente formado por hombres. La puesta en escena es tan exquisita como el mejor cine de Tomas Alfredson, recreando la década de los setenta no solo en el cuidado vestuario, sino también en pequeños detalles, en habitaciones cargadas de objetos y libros. A través del encuadre meticuloso, el director sitúa a los personajes entre marcos de ventanas y puertas, que les separan y les sitúan en posiciones no solo físicas sino también psicológicas. Y hay escenas brillantes como la proyección de la película en la que Markus observa la explicitud erótica de su esposa representada en la pantalla, en el episodio Scandinavian freedom (T1E4).

Tras la exitosa presentación de la película Susanna en un festival de cine, David Howard prepara los ensayos para dirigir en el City Theatre una versión de La señorita Julia (1889), de Joseph Strindberg, que puede ser una referencia a la película que dirigió Liv Ullmann después de Infiel, precisamente La señorita Julia (2014). Hay, por tanto, una conversación constante entre el cine de Ingmar Bergman y el trabajo de dirección de Liv Ullmann que alimenta formalmente a esta serie. El director sostiene muchas escenas en la música de Hans Ek (1964, Suecia), no solo a través de una composición que suele interpretar Markus Vogler con su banda de jazz, y que es un tema que le define como personaje, sino porque en determinados momentos elabora un montaje musical para reflejar la evolución de los personajes, como el del festival de cine en Scandinavian freedom (T1E4) o las miradas en la reveladora secuencia de la fiesta de cumpleaños en Markus & Marianne (T1E5), uno de los momentos más cinematográficos de la serie. Infiel consigue algo tan difícil como trasladar la historia escrita por Ingmar Bergman hacia una mirada más contemporánea, que se abre a una representación más compleja de Marianne, interpretada con sensualidad y profundidad por Frida Gustavsson, que ya no es solamente un sujeto de deseo entre David y Markus, sino que adopta una posición mucho más real y activa. También da mayor protagonismo a Isabelle, que vive otro tipo de deseo y de decepción con David, que traspasa los límites de los celos, en ese momento en el que descubre la sensualidad transmitida por la cámara del cuerpo de su madre. En este sentido, la adaptación ampliada a cinco horas (la película dura dos horas y media) permite establecer una dinámica más contemporánea que le sienta bien, con un resultado que es formalmente exquisito y emocionalmente poderoso.

Vicios ocultos
  
★★★☆
Apple tv+ - 11 de abril-30 de mayo
Estados Unidos, 2025 - 9x52'
Creada por Jonathan Tropper
Dirigida por Craig Gillespie, Greg Yaitanes, Stephanie Laing 

Esta serie tiene una curiosa capacidad para no ser nunca lo que se espera de ella. Se anuncia con una premisa sobre un hombre de negocios que pierde el trabajo en el que se soporta toda su vida (no solo económicamente), y como consecuencia se dedica a robar a su vecinos de una urbanización de lujo para sostener su nivel de vida, planteando que en realidad son tan ricos que ni siquiera se van a dar cuenta de que les falta un reloj de oro. Pero este no es el tema central de la historia, sino un accesorio para impulsar al protagonista a un mundo completamente diferente, ese en el que en una casa de empeños la dueña te recibe con una pistola sobre la mesa. La zona de confort de Andrew Cooper (Jon Hamm) se convierte en un terreno incómodo cuando el dueño de la empresa en la que trabaja como gestor de fondos de cobertura utiliza una relación poco apropiada que ha tenido con una compañera de trabajo, para despedirle sin necesidad de compensación económica, lo que le coloca en una situación especialmente complicada, teniendo en cuenta que el reciente divorcio de su ex-esposa, Mel (Amanda Peet) ya había afectado a su estabilidad financiera, de lo que se estaba recuperando. Se ha visto obligado a vivir en una casa más pequeña en la misma urbanización, que comparte con su hermana Ali (Lena Hall), una aspirante a cantante poco talentosa, y sigue pagando las facturas del colegio privado de sus hijos, la mimada Tori (Isabel Gravitt) y el introspectivo Hunter (Donovan Colan), con los que no tiene una relación muy cercana, teniendo que soportar además a la nueva pareja de Mel, su ex-mejor amigo y famoso deportista Nick Brandes (Mark Tallman), con el que se encuentra en todas las fiestas a las que es invitado porque comparten amigos y vecinos. El título original, Your friends & neighbours, es mucho más adecuado en este sentido, posiblemente no utilizado en España por coincidir con el título de la película Amigos y vecinos (Neil LaBute, 1998). Además, tiene una amante, Sam (Olivia Munn), con un marido maleducado y desagradable, aunque el personaje no está bien aprovechado. La serie comienza in media res, en medio de un charco de sangre del que Andrew Cooper trata de huir en el episodio Esto es lo que hay (T1E1), cayendo en la piscina de la mansión en la que se había introducido: "Ya sé lo que piensan, la piscina es una metáfora. Pero también es jodidamente real y está jodidamente fría", dice él mismo como narrador en primera persona, lo que es una referencia clara (y no será la única) a la película El nadador (Frank Perry, Sydney Pollack, 1968), que protagonizaba Burt Lancaster como un hombre que decide atravesar las casas de una urbanización de lujo nadando en sus piscinas hasta llegar a la suya. Basada en el relato corto de John Cheever El nadador (1964), en aquella ocasión la historia sí era una metáfora sobre la soledad del protagonista. El misterio del cadáver se resuelve en el episodio Este turista tiene pelotas (T1E5), porque en realidad Vicios ocultos tampoco es un thriller de suspense, por mucho que se inicie una investigación de la que está a cargo la detective Lin (Sandrine Holt), que solo aparece a ratos, hasta que despliega todos sus recursos en La primera cosa honesta (T1E7), que le da otra vuelta de tuerca a la serie.  

De hecho, la historia de Andrew Cooper, entre tramas paralelas que corresponden a su ex-esposa y algunas menos interesantes sobre sus hijos, es la más central pero comienza a hacerse más atractiva cuando deja de estar solo, especialmente cuando aparece en Dragones literales (T1E4) la criada dominicana de Nick, Elena Benavides (Aimee Carrero) que aporta cierta vitalidad como cómplice del protagonista y le introduce en los círculos oscuros del mercado negro de obras de arte, encabezado por el peligroso y excéntrico coleccionista Christian Tómasson, interpretado por el actor islandés Ólafur Darri Ólafsson, al que hemos visto estas últimas semanas en Separación (Apple tv+, 2022-) y la decepcionante Nine bodies in a Mexican morgue (MGM+, 2025). Vicios ocultos ha sido creada por Jonathan Tropper (1970, Nueva York), responsable de Banshee (Max, 2013-2016) y Warrior (Max, 2019-2023), ofreciendo el retrato habitual de clase alta endogámica que se mueve dentro de una burbuja de la que no sale hasta que no pierde sus beneficios. Y tiene un éxito relativo en algunas de sus tramas paralelas, aunque destaca la que protagoniza Barney Choi (Hoon Lee), amigo y administrador de negocios de Andrew, en el episodio Este turista tiene pelotas (T1E5), cuando se enfrenta a la visita de sus suegros, siempre críticos con él, en medio de una obra de rehabilitación de su casa, que acaba siendo más atractiva que muchas de las que se desarrollan a lo largo de la temporada. Hay una mirada irónica a todo ese entorno de superficialidad que ya hemos visto en otras series, y algunos referentes como Big little lies (Max, 2017-) aparecerán en la memoria inmediatamente, pero Jon Hamm está perfecto en este personaje que se mueve entre el patetismo y el sentido del humor, un tipo tan creído de sí mismo como el resto, pero que tiene cierto poder de seducción, dándole la oportunidad de demostrar su capacidad para ser canalla y atractivo, pero un poco descontrolado. En Las cosas que perdiste en el camino (T1E6), Andrew y Mel pasan un día juntos, recuperando aquellos momentos desperdiciados en su matrimonio, y Amanda Peet y Jon Hamm demuestran tener una excelente química. Como comedia dramática, Vicios ocultos puede tener algunos problemas para ser destacable, quizás porque nunca termina de encontrar lo que la diferencie realmente de otras propuestas que abordan temas similares. Pero a veces intenta ser algo más oscura, y eso le permite ser también más intrigante, lo que aprovechan con acierto directores con talento como Craig Gillespie (1967, Australia), responsable de Physical (Apple tv+, 2021-2023) y Greg Yaitanes (1970, Massachussets), director de La casa del dragón (Max, 2022-) y Presunto inocente (Apple tv+, 2024-).

Apple ha mantenido sus iniciativas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) después de que los accionistas rechazaran una propuesta para eliminarlas. La empresa dijo que es posible que sea necesario cambiar las políticas DEI para cumplir con la nueva ley, pero que seguirá comprometida con la creación de una “cultura de pertenencia”. 

Gangs of London (Temp. 3)
  ★★☆☆
SkyShowtime - 14 de abril-26 de mayo
Reino Unido, 2025 - 8x50'
Creada por Peter McKenna
Dirigida por Kim Hong-Sun, Farren Blackburn, Tessa Hoffe

Resulta complicado destacar entre las numerosas series sobre familias mafiosas que se vienen estrenando en los últimos meses. Sin ir más lejos, recientemente se pueden ver solo en Gran Bretaña la muy interesante This city is ours (BBC, 2025) y la bastante decepcionante MobLand (Paramount+, 2025). Lo que plantea Gangs of London (SkyShowtime, 2020-), que por fin ha actualizado su estreno en España después de un vacío de varios años provocado por la desaparición de Starzplay, es el enfoque ultraviolento que acerca su aspecto visual al de un cómic, con escenas de lucha rodadas en planos secuencia y coreografiadas por el talento de Gareth Evans (1980, Gales). Una puesta en escena que resulta lógica, dado que la serie está basada en el videojuego Gangs of London (Sony, 2006) y por tanto está diseñada precisamente bajo esos parámetros, pero tratando de darle más profundidad a los personajes. Sin embargo, la propuesta ha venido experimentando varios cambios importantes a lo largo de las siguientes temporadas, con retrasos debido a la pandemia del coronavirus y la ausencia de Gareth Evans en la segunda temporada, al parecer debido a otros compromisos profesionales; de hecho, está a punto de estrenar en Netflix el largometraje Havoc (Gareth Evans 2025), protagonizado por Tom Hardy. La segunda temporada de Gangs of London (2022) cambió de showrunner, siendo el responsable Corin Hardy, que había dirigido la mitad de los episodios de la primera, aunque el resultado, con una resurrección poco convincente, decepcionó a los seguidores de la serie. Y de nuevo esta tercera temporada se propone con un cambio de showrunner, ahora bajo la supervisión del respetado Peter McKenna, creador precisamente de una de las mejores series sobre familias mafiosas que se han estrenado en los últimos tiempos, la excelente Kin (RTÉ, 2021-2023), protagonizada por Charlie Cox. También ha incorporado como director principal a Kim Hong Sun (1976, Corea del Sur), especialista en películas de acción violentas como The age of blood (2017) y Project Wolf Hunting (2022), y director principal de La casa de papel: Corea (Netflix, 2022). Es precisamente en este aspecto en el que flojea esta temporada desde el punto de vista visual, porque las coreografías de luchas se sienten algo blandas respecto a las que hemos visto anteriormente, aunque la falta de una planificación habilidosa se sustituye por una violencia algo más estilizada que la de una segunda temporada que llegaba a ser bastante gore. 

En cuanto a la estructura narrativa, la aportación de Peter McKenna es la de elaborar una trama que va colocando las piezas para que al final se convierta en una clásica historia de enfrentamientos entre bandas en el corazón de Londres, cada una liderada por algunos de los protagonistas, con Elliot Carter (Ṣọpẹ Dìrísù) formando parte definitivamente del lado oscuro, y por tanto sin intervención de ninguna fuerza relevante de justicia, mostrando que la ciudad está completamente manejada por los poderes económicos más siniestros. El comienzo de esta temporada es impactante, con un cargamento de drogas contaminado que acaba provocando cientos de muertes en toda la ciudad, lo que permite que la serie incorpore un aspecto político que no había tratado, con la introducción de la alcaldesa de Londres, Simone Thearle (T'Nia Miller), que tiene en marcha una propuesta de legalización de todas las drogas prohibidas, lo que supondría un golpe fatal para las mafias. La primera teoría de Elliot Carter, ahora liderando la banda que ha sufrido esta contaminación, es que el responsable es su antagonista Sean Wallace (Joe Cole), pero tendrá que convocar una reunión con los jefes del resto de organizaciones para aclarar que la droga ha sido adulterada durante el proceso de transporte: desde la viuda Marian Wallace (Michelle Fairley) hasta el maquiavélico Ed Dumani (Lucian Msamati) y el mafioso albanés Luan Dushaj (Orli Shuka), además de Billy Wallace (Brian Vernel), más vengativo que nunca, y un nuevo secuaz, Cornelius Quinn (Richard Dormer), que permite la incorporación de un actor muy apropiado para este tipo de personajes oscuros. Otra de las incorporaciones nuevas, que se rebela en el cartel de la temporada, es la del misterioso Zeek (Andrew Koji), que provoca que a veces parezca que estamos viendo un episodio adicional de Warrior (Max, 2019-2023). 

A pesar de la presencia de un guionista tan talentoso como Peter McKenna, esta temporada se siente más floja en los diálogos, y eso teniendo en cuenta que las anteriores no eran textos de William Shakespeare. Pero hay cierta dejadez en el desarrollo de los personajes, y entre tanto empeño por elaborar escenas de violencia coreografiadas y expulsar litros de sangre, la historia y las motivaciones de los personajes parecen lo de menos. De manera que hay un interés en impactar visualmente, pero una carencia de sustancia en la elaboración de las narrativas. No obstante, para los seguidores del aspecto más violento de Gangs of London, hay momentos destacados: el Episodio 2 (T1E2) se elabora a partir de una persecución por todo Londres bastante intensa y el inevitable enfrentamiento entre Elliot y Zeek en el Episodio 6 (T1E6) no decepciona. Pero destaca el que posiblemente sea uno de los episodios más bizarros de toda la serie hasta el momento; un planteamiento de cómic violento que protagoniza el personaje de Lale (Narges Rashidi) ocho meses antes de la historia principal, en un edificio de oficinas que es una referencia directa a Jungla de cristal (John McTiernan, 1988) como el único escenario del Episodio 5 (T1E5), dirigido por Tessa Hoffe, que dirigió varios episodios de Kin. Abrazando cada vez más el estilo de cómic aunque con menos fortaleza narrativa, esta tercera temporada deja tramas en suspenso, aunque oficialmente no está confirmada una cuarta temporada, y toma algunas decisiones que Peter McKenna ha comparado con la intención de dejar una sensación de peligro parecida a la de Juego de tronos (Max, 2011-2019), en la que cualquier personaje podía acabar muerto. Pero el riesgo de hacerlo en una propuesta que tampoco ha construido un universo tan complejo es el de eliminar los elementos de interés que sostienen a la serie. 


En la sombra
  ★★★☆
Filmin - 15 de abril
Francia, 2024 - 6x55'
Creada por Lamara Leprêtre-Habib, Pierre Schoeller
Dirigida por Pierre Schoeller

Una de las tendencias recientes en el formato de series en Francia es la producción de historias que reflexionan sobre el mundo de la política, que de alguna manera reflejan la situación de bloqueo de las instituciones francesas en lo que se ha llamado la crisis más grave desde la fundación de la V República en 1958, envuelta en un entorno de aumento de la deuda pública y de la delincuencia que propicia el crecimiento de las propuestas populistas de la extrema derecha, como mostraba particularmente bien la miniserie La fiebre (Movistar Plus+, 2024) Tras su paso por el festival Séries Mania '24, esta otra incursión en el entorno político de unas elecciones adapta el libro Dans l'ombre (2011), escrito por el ex-Primer Ministro Édouard Philippe y su colaborador Gilles Boyer, ambos también co-guionistas de la serie. A pesar de que el libro estaba basado en hechos reales, la propuesta de En la sombra (Filmin, 2024) evita hacer referencia a personajes de la actualidad (el presidente Emmanuel Macron fue quien nombró a Édouard Philippe como Primer Ministro en 2017) proponiendo una realidad alternativa que transcurre en el presente, durante las primarias de un partido de derechas que se prepara para elegir a su candidato a las elecciones presidenciales de 2025. Los dos políticos enfrentados son Marie-France Trémeau (Karin Viard), mucho más radical en sus propuestas, que la acercan a los discursos de la extrema derecha, y el moderado Paul Francoeur (Melvil Poupaud). Postrado en una silla de ruedas tras un accidente en el que murió su esposa, está considerado como la esperanza de futuro del partido, una figura de consenso más centrista, que en el episodio 50,47 % (T1E1) vence las primarias por ese escaso margen de diferencia. El problema es que, justo antes de que concluyera el plazo para las votaciones electrónicas, un apagón mantuvo las conexiones bloqueadas durante menos de un minuto, pero lo suficiente como para levantar sospechas sobre la posible manipulación de los votos. Aunque la perdedora prefiere no impugnar el resultado, las investigaciones del asesor político César Casalonga (Swann Arlaud) parecen indicar que ha habido algún tipo de intervención externa que ha podido desviar los votos en favor de Paul Francoeur. 

De esta forma, la serie se plantea como un thriller político que lanza una mirada inquietante hacia las nuevas tecnologías, al mismo tiempo que construye una realista descripción (con cameos de personajes reales interpretándose a sí mismos como los periodistas Anne-Sophie Lapix y Laurent Delahousse) de las discusiones en los despachos de un partido conservador y las alianzas necesarias para impulsar a un candidato, aunque no tenga un respaldo unánime. Es un género que ya ha abordado anteriormente el director de la serie, Pierre Schoeller (1961, Francia), que por primera vez se enfrenta al formato de televisión después de películas como El ejercicio del poder (2011), que precisamente mostraba las interioridades de la política desde el punto de vista del secretario del Ministro de Transportes, en medio de una grave crisis. La serie está más interesada, sin embargo, en aquellos que rodean al candidato Paul Francoeur que en él mismo, especialmente la relación de confianza que mantiene con su asesor César Casalonga, interpretado con matices por Swann Arlaud, quien el año pasado ganó el premio César como Mejor Actor secundario por Anatomía de una caída (Justine Triet, 2023), y con la responsable de comunicación Marilyn (Évelyne Brochu). Es interesante la descripción del progresivo crecimiento en el entorno de la campaña electoral del joven Jérémie Caligny (Baptiste Carrion-Weiss), que se encarga de gestionar las redes sociales del futuro candidato a la presidencia. Y aunque en los primeros episodios circula por caminos algo tópicos como la amenaza de una posibilidad de chantaje que podría desvelar la manipulación de los votos, conforme se desarrollan los seis episodios la historia profundiza cada vez más en la ambigüedad de los personajes, incluso con la utilización de la discapacidad de Paul Francoeur en un cierto sentido mesiánico, envuelto en la interpretación patriótica de La Marsellesa, en el episodio Danse sur un volcan (T1E5). La serie funciona de una manera parecida a las intrigas que se mostraban en el clásico Barón noir (Canal+, 2016-2020), de la que ya se ha anunciado una nueva temporada, aunque por debajo de la complejidad de sus personajes, porque si aquella se centraba en un alcalde del partido socialista, ésta se introduce en las luchas de poder internas de un mismo partido. En Francia ha habido críticas a la cadena France Télévisions por financiar una propuesta de Édouard Philippe, un político en activo que actualmente es alcalde de Le Havre y desde el año pasado está siendo investigado por la Oficina Anticorrupción, pero que se ha declarado candidato por su propio partido de centro derecha Horizons, a las elecciones de 2027, previsiblemente convulsas tras la inhabilitación de Marine LePen.

Clásicos modernos
  ★★★☆
Disney+ - 18 de abril
Estados Unidos, 2025 - 10x25'
Creada por David Kohan, Max Mutchnick
Dirigida por James Burrows

El regreso a las comedias clásicas de formato sitcom parece una tendencia que ha llegado para quedarse, y si algunos reboots o continuaciones como Juzgado de guardia (Movistar Plus+, 2023-) y Frasier (SkyShowtime, 2023-2024) han ocupado ese espacio, con mayor o menor fortuna, ahora llega otra nueva propuesta, pero con nombres tan destacados como Ryan Murphy en la producción y James Burrows (1940, Los Angeles) en la dirección, uno de los grandes especialistas dirigiendo algunas de las mejores sitcoms de las últimas décadas, desde Taxi (NBC, 1978-1983) hasta Cheers (NBC, 1982-1993) y Frasier (SkyShowtime, 1993-2004). A finales de los noventa, David Kohan (1964, Nueva York) y Max Mutchnick (1965, Chicago) rescataron este estilo de comedia con Will & Grace (NBC, 1998-2020), que también dirigió James Burrows, y ahora regresan los tres para recuperarla de nuevo en lo que podría considerarse como un reboot de Las chicas de oro (Disney+, 1985-1992), pero en este caso con personajes gays. Los tres amigos que viven con la madre de uno de ellos ya hacen pensar en aquella clásica comedia de situación, pero incluso algunos personajes están directamente inspirados en aquella, como Jerry (Matt Boomer), que es una versión de Rose (Betty White) sustituyendo la educación católica de ella por su vida pasada como mormón, que incluso estuvo casado y tiene una hija. Junto a Arthur (Nathan Lee Graham), una especie de Blanche (Rue McClanahan), con esa elegancia y cierto carácter estirado que tiene su mejor momento en el episodio Chicas trabajadoras (T1E2), con Jesse Tyler Ferguson de Modern family (Disney+, 2009-2020) como invitado, decide vivir en la casa de Palm Springs de Bunny (Nathan Lane), que comparte con su madre Sybil (Linda Lavin). Ambos son dos versiones de Dorothy (Bea Arthur) y Sophia (Estelle Getty), de manera que Clásicos modernos (Disney+, 2025) se mira en Las chicas de oro de una forma clara, pero usando un sentido del humor que se puede permitir el lujo de ser más atrevida y sexual, por el hecho de estar producido para un canal de streaming, lo que le aporta una mayor identificación con el espectador actual. La serie recupera la grabación en directo con multicámaras, que se efectuó el año pasado en uno de los estudios de The Walt Disney, incorporando las risas de los espectadores. Como suele suceder en este tipo de comedias, hace falta un período de adaptación para acostumbrarse al tono de la serie y a sus personajes, incluso para el equipo; algunos espectadores que asistieron a las grabaciones han comentado que los actores parecían distraerse con las risas, aunque sobre todo Nathan Lane y Nathan Lee Graham tienen bastante experiencia en Broadway.

Es interesante cómo la serie utiliza los principales estereotipos de la comunidad homosexual para desplegarlos de una forma tan transparente que acaba teniendo un cierto tono de parodia. Bunny es el arquetipo de la "drama queen", el personaje que encuentra siempre la manera más dramática de afrontar las controversias, especialmente en el divertido Yo nunca jamás (T1E3), en el que los tres amigos deben hacer cuarentena por Covid y al entretenerse con ese famoso juego en el que se dicen las cosas que nunca se han hecho, salen a la luz algunas intimidades incómodas. Mientras que Jerry es el personaje algo simple, que tiene una respuesta absurda para según qué situaciones, trabaja como azafato y es tan atractivo que, mientras sus dos amigos están buscando ligues en una aplicación de citas, él ya ha conseguido tres con solo abrir la aplicación. Matt Boomer demuestra una vis cómica que no le habíamos visto hasta la fecha, acostumbrado sobre todo a interpretar personajes con cierta profundidad dramática, y sin duda es una de la sorpresas de la serie, también porque al mismo tiempo consigue manejar algunas de las situaciones más conmovedoras, como cuando se encuentra con su hija Becca (Billie Lourd), con la que no ha tenido contacto en muchos años, en el avión el que está realizando su trabajo como azafato en Turbulencias (T1E3), o en la relación que mantiene con Mason (Zane Philips), un joven mormón que está a punto de casarse con su novia de toda la vida, en Hola, Fisty's (T1E5), uno de los episodios más interesantes a la hora de reflejar las personalidades de los protagonistas. Y también en cuanto a la representación de esa madurez con el que se pierden algunas de las referencias o recuerdos que se tenían de la juventud. Para Bunny, pasar un fin de semana en Fire Island es una oportunidad para reproducir las noches de fiesta que vivieron, pero se da cuenta de que el paso del tiempo no solo ha cambiado el lugar sino que también les ha cambiado a ellos. Uno de los éxitos de la serie es explotar esa nostalgia en una mirada interior que refleja la imposibilidad de volver a ser lo que éramos, como la televisión no volverá a ser lo que era. 

Por supuesto, la que mejor muestra esta idea es la actriz Linda Lavin, que interpreta a la madre de Bunny, que solo pudo rodar siete episodios (aunque aparece en ocho) porque falleció en diciembre del año pasado debido a complicaciones en el cáncer que padecía. La serie asume la pérdida y le hace un hermoso homenaje en Va por usted, señora Schneiderman (T1E9), pero el episodio más emocionante es el anterior, Pickleball encarnizado (T1E8), en el que se utilizó material grabado por ella para otros episodios. Sybil se reúne con su antiguo amor, Alan (Judd Hirsch), lo que proporciona un singular reencuentro de dos nombres clásicos de la televisión: Linda Lavin se hizo popular interpretando el personaje principal en la comedia Alice (CBS, 1976-1985), spin-off de la película Alicia ya no vive aquí (Martin Scorsese, 1974), mientras que Judd Hirsch se hizo famoso por su papel protagonista en Taxi (NBC, 1978-1983). Parece haber un intento de que la ausencia de Sybil sea ocupada por otro personaje, especialmente Mindy (Pamela Adlon), la hermana algo impertinente de Bunny que aparece en tres episodios, aunque todavía no se ha confirmado una nueva temporada. David Kohan y Max Mutchnick introdujeron la comedia gay en la televisión por cable con Will & Grace, y ésta parece una continuación de las inquietudes de la comunidad gay, pero más liberada en cuanto a las posibilidades de su sentido del humor. Con un equipo de guionistas entre los que se encuentran ganadores del premio Emmy por aquella, como Adam Barr y Alex Herschlag, y Suzanne Martin que lo ganó dos veces por Frasier, esta serie de tono optimista que celebra la pluma es especialmente necesaria cuando en Estados Unidos está retrocediendo a épocas pasadas, en el peor sentido de la palabra. 

Hal & Harper
  ★★★☆
Movistar Plus+ - 21 de abril
Estados Unidos, 2025 - 9x30'
Creada por Cooper Raiff
Dirigida por Cooper Raiff
Festival de Sundance '25: Sección Episodic
Séries Mania '25: Mejor Actriz (Lili Reinhart)

El Festival de Sundance ha ido prestando atención a las series independientes en los últimos años, con la creación de la sección Episodic que ha dado cabida a títulos como Penelope (2024), de Mark Duplass. Este año regresaba al festival el actor y director Cooper Raiff (1997, Texas), después de haber ganado el Premio del Público con su película Bailando con la vida (2022), pero para presentar su primera serie, de nuevo una producción independiente que por el momento no tiene distribución en Estados Unidos, por lo que España será uno de los primeros países en los que se estrena. Siguiendo el estilo de sus largometrajes como el mencionado anteriormente o su debut, En la universidad (2020), la historia de Hal & Harper (Movistar Plus+, 2025) está protagonizada por personajes que se enfrentan a la vida de una manera particular, confrontando sus inseguridades y traumas del pasado. En este caso, los personajes del título son Hal (Cooper Raiff) y Harper (Lili Reinhart), dos hermanos con un alto grado de codependencia que se han visto obligados a "crecer demasiado rápido", debido a la ausencia de su madre, criados de una manera más voluntariosa que acertada por su padre (Mark Ruffalo), quien durante mucho tiempo ha sufrido ataques depresivos, que se están volviendo a reproducir cuando se enfrenta al embarazo de su nueva pareja, Kate (Betty Gilpin). El peso del fracaso como padre regresa de una manera tan sencilla y tan desgarradora en el Episodio 3 (T1E3) que resulta absolutamente conmovedor, y Mark Ruffalo consigue una de esas interpretaciones inmensas que expresan mucho con muy poco. La serie se desarrolla en dos líneas de tiempo, la infancia de Hal y Harper y la actualidad, pero esa expresión que su padre les dice respecto a haber crecido demasiado rápido se representa haciendo que Harper de 9 años y Hal de 7 años estén interpretados por los mismos actores, Lili Reinhart y Cooper Raiff, lo que puede parecer algo extraño al principio, pero consigue, al fin y al cabo, subrayar esa distancia entre ambos y el resto de la clase (incluso físicamente), y por tanto esa necesidad de encerrarse en su propia burbuja emocional, que les separa de los demás, pero al mismo tiempo les une entre sí. Es una decisión arriesgada que se sitúa en un difícil equilibrio en el que está a punto de ser ridícula, pero prevalece más lo que pretende representar que lo que superficialmente refleja. 

Si consigue un punto de extrañeza en esos dos actores adultos interpretando a niños, también hay un elemento de vulnerabilidad en la relación que mantienen Hal y Harper cuando son adultos, y en sus propias relaciones con sus parejas. Cuando los conocemos, ella tiene una crisis con su novia desde la universidad, Jesse (Alyah Chanelle Scott), y él se siente demasiado conectado con Abby (Havana Rose Liu), a la que en realidad solo conoce de haberse acostado con ella una noche. La descripción de los dos hermanos es tan precisa en sus diálogos cargados de un sentido del humor sutil, y en las propias interpretaciones de los actores, con un trabajo especialmente delicado en el caso de Lili Reinhart, que logró el premio de Interpretación en Séries Mania, que reflejan perfectamente cómo se pueden construir personajes a través de pinceladas que los van completando progresivamente. Hal sigue siendo un joven egoísta que se refugia en su hermana cada vez que tiene un problema, aunque Harper también tiene claro cómo enfrentarse a los suyos, y a veces reclama su propio espacio para, a continuación, abandonarlo y volver a refugiarse en su hermano. Hal & Harper es en este sentido una conmovedora historia de duelo y de traumas, pero dotada de una capacidad sorprendente para sentirse cercana. También contribuye la utilización de una banda sonora que, aunque está compuesta originalmente por Cody Fitzgerald y Clyde Lawrence, usa habitualmente la espléndida música de Aaron Martin y Dag Rosenqvist para la película Menashe (Joshua Weinstein, 2017), que también conecta con las raíces judías de los personajes, pero sobre todo establece un vínculo emocional profundo en algunas escenas. Su capacidad para tejer unas relaciones complejas pero al mismo tiempo amables, hacen de Hal & Harper uno de los mejores títulos de la pasada edición de Séries Mania. 

Deli boys
  ★★☆☆
Disney+ - 25 de abril
Estados Unidos, 2025 - 10x25'
Creada por Abdullah Saeed
Dirigida por Nisha Ganatra, Oz Rodríguez, Jeremy Konner, Maureen Bharoocha, Andrew Ahn, Fawzia Mirza, Ahmed Ibrahim, Jenni Konner

Onyx Collective es el sello de Disney que está especializado en producciones de creadores racializados, habiendo estrenado series como Queenie (Disney+, 2024) y Cómo morir sola (Disney+, 2024), y recientemente ha firmado un acuerdo de primera opción para varios años con el guionista Manolo Caro, creador de La casa de las flores (Netflix, 2018) o Sagrada familia (Netflix, 2022-2023). El futuro de este sello es incierto, dada la adaptación que están realizando las compañías cinematográficas a las políticas del nuevo gobierno norteamericano, pero por el momento ha estrenado esta especie de parodia de la imagen de inmigrantes que traspasan la legalidad para construir su propio sueño americano. El comienzo de la serie muestra precisamente al patriarca de una popular cadena de tiendas de conveniencia, Baba Dar (Iqbal Theba), quien relata su llegada a Estados Unidos en 1979 como un inmigrante ilegal paquistaní y a lo largo de los años ha conseguido desarrollar una empresa floreciente, aunque no menciona que en realidad las tiendas ofrecen un canal de distribución para el narcotráfico. Sus inútiles hijos, Raj (Saagar Shaikh) y Mir (Asif Ali), acabarán descubriendo la verdad cuando heredan la organización de su padre, muerto repentinamente por un golpe en la cabeza de una pelota de golf, que provoca una hemorragia sangrienta. También descubrirán que su tía Lucky (Poorna Jagannathan) en realidad era la mano derecha de su padre, y ahora se disputa el control de ésta con el mafioso gay Ahmad (Brian George), que es capaz de cualquier artimaña para conseguir su objetivo. Aunque, por muy torpes que sean los hermanos, tienen demasiada suerte como para perder el liderazgo de la empresa, a pesar de que el FBI les ha cerrado parte de su negocio. Los dos agentes que les acechan están a la altura de la escasa astucia de los protagonistas: Mercer (Alexandra Ruddy) y Simpson (Tim Baltz), quien se infiltró en una organización ultraderechista, pero acabó disfrutando como ningún otro del asalto al Capitolio. 

Deli Boys (Disney+, 2025) ha sido creada por Abdullah Saeed (1984, Pennsylvania), que produjo Bong appétit (Viceland, 2016-2019) un programa de recetas de cocina con cannabis para el canal Vice, aunque lo abandonó como protesta por las denuncias que recibió la cadena por la tolerancia a una cultura de abuso laboral y acoso sexual. Dándole una vuelta de tuerca a las habituales historias de mafias italianas o judías, esta serie propone que la comunidad americano-paquistaní está igualmente capacitada para actuar al margen de la ley, incluso aunque tengan que negociar con el peligroso mafioso italoamericano Chickie Lozano (Kevin Corrigan). Y entre diálogos tontos pero divertidos, termina siendo una propuesta hábil a la hora de construir a sus personajes, con referencias a series como Better call Saul (Movistar Plus, 2015- 2022), que retuerce las historias de gángsters y narcotraficantes para darle un sabor a especias orientales, parodiando la percepción que se suele tener de las personas racializadas: "Ese es el tipo de mujer blanca a la que todos los morenos les parecen iguales", dice Raj cuando tienen que hacerse pasar por dos sicarios paquistaníes que tienen secuestrada a su tía Lucky en el episodio Chicos afortunados (T1E6). En este episodio aparece como actor invitado el diseñador británico-americano Tan France, conocido por el reality Queer eye (Netflix, 2018-), interpretando a uno de los miembros de la banda que los hermanos protagonistas denominan como los Paki Blinders. Los comediantes Asif Ali y Saagar Shaikh, más conocido por su papel en la serie Ms. Marvel (Disney+, 2022), consiguen una buena química como pareja cómica, mientras que la actriz Poorna Jagannathan parece disfrutar especialmente del personaje de Lucky, que trata de mantener a flote el negocio a pesar de las torpezas de sus sobrinos, y es una dotada luchadora sin perder su atractivo, tanto que después de vencer a un sicario, éste le pide salir con ella. Podríamos pedirle a Deli boys que fuera un poco más relevante en la mirada retorcida al mundo de las historias mafiosas, en vez de quedarse en muchos momentos en los chistes fáciles, pero cumple bien con su cometido si éste es solamente pasar un rato divertido con unos personajes paródicos. 

Disney ha cambiado su enfoque en DEI, modificando su métrica de evaluación de empleados de “Diversidad e Inclusión” a “Estrategia de Talento”, que se centra en los resultados comerciales. También eliminó el sitio web “Reimagine Tomorrow” y modificó las advertencias de contenido en algunas películas antiguas en Disney+. La FCC (Comisión Federal de Comunicación) está investigando las prácticas DEI de Disney y ABC, analizando si violan las regulaciones de igualdad de oportunidades. En la serie En la victoria o en la derrota (Disney+, 2025) se eliminó un episodio dedicado a una protagonista transexual. 

Los últimos días de Quisling
 ★★★☆
Filmin - 29 de abril
Noruega, 2024 - 5x45'
Creada por Anna Bache-Wig, Siv Rajendram Eliassen
Dirigida por Erik Poppe

Una de las figuras más polémicas en la reciente historia de Noruega es Vidkun Quisling (1887-1945, Noruega), el gobernante que nazificó el país durante la ocupación alemana, provocando la huida del rey Haakon VII a Londres, que estableció un gobierno en el exilio para coordinar las actividades de la resistencia, contado por el mismo director Erik Poppe (1960, Noruega) en su película La decisión del rey (2016). El político nacionalsocialista fue elegido por el embajador alemán Curt Bräuer para el cargo de Primer Ministro, y un golpe de estado le permitió gobernar Noruega y negociar con Hitler acuerdos con los que colaboró en la detención de judíos y la deportación de más de un millar de noruegos a campos de concentración como Auschwitz. Como hizo con su anterior película, Los emigrantes (2021), el director Erik Poppe ha estrenado dos versiones de esta historia: una en formato largometraje para salas de cine titulada Quisling: The final days (2024), con una duración de dos horas y media, y la que se estrena en España, en formato miniserie de cinco episodios con una duración total de cuatro horas. La diferencia principal entre ambas es que la serie dedica más tiempo a la figura de la esposa del gobernante, Maria Quisling (Lisa Carlehed) y seguramente se trata de un formato mucho más adecuado para desarrollar las reflexiones que provocan la crónica de sus últimos días. Acusado de traición y de otros delitos, Vidkun Quisling fue condenado a la pena de muerte, que fue restaurada durante la posguerra. Los últimos días de Quisling (Filmin, 2024) comienza el 5 de mayo de 1945 durante el último discurso radiofónico de Vidkun Quisling (Gard B. Eidsvold), cuando él y su esposa acaban de recibir la noticia del suicidio de Adolf Hitler. Convencido de que su gestión ayudó a evitar que Noruega se convirtiera en un baño de sangre, también piensa que va a ser tratado con cierto respeto diplomático, pero cuando se presenta voluntariamente a la policía después de que le aseguran que le trasladarán a una residencia a las afueras de Oslo, es detenido y encarcelado en una celda que mantiene la luz encendida todo el tiempo y la puerta abierta para evitar la tentación del suicidio.

El guión de Anna Bache-Wiig y Siv Rajendram Eliassen, que han escrito series como Absuelto (TV2, 2016) presenta la historia desde un enfoque interesante, centrándose en los últimos días del político y el juicio que se celebró contra él, pero sobre todo en sus conversaciones con el pastor Peder Olsen (Anders Danielsen Lie), que ha sido enviado por el obispo Berggrav (Lasse Kolsrud) para tratar de conseguir el arrepentimiento del político. Pero éste defiende su inocencia en todo momento, reclamando que los auténticos enemigos del pueblo noruego eran los rusos y proclamando que será la Historia la que terminará juzgándole, reconociendo su importancia en el mantenimiento de la paz. La percepción que tiene su esposa Maria, interpretada de manera espléndida por la actriz sueca Lisa Carlehed, del traidor colaboracionista es completamente distinta, haciendo referencia a la labor humanitaria que ejerció su marido en Ucrania, donde ayudó a salvar las vidas de miles de personas durante la hambruna del Holodomor, que provocó la muerte de un millón y medio de personas, y que muchos atribuyen a un plan ideado por Stalin: "He visto a madres comerse a sus hijos", afirma Quisling. Basada en las notas del diario que escribió Peder Olsen, el planteamiento de la miniserie es una mirada compleja hacia la personalidad del protagonista, y destacan las conversaciones filosóficas y teológicas que mantienen el pastor y el condenado. Incluso ofrece una perspectiva humana en el episodio Día del juicio (T1E5), cuando se decide la sentencia, que se representa a través del cambio en la actitud del guardia Arvid (Arthur Hakalahti), desde el desprecio del principio hasta cierta conmiseración, porque la figura prepotente de Quisling también se va humanizando, aunque sin abandonar su carácter mesiánico (llega a comparar sus últimos días con los de Jesucristo).

La serie nunca pretende ofrecer una ridiculización del personaje, aunque la interpretación de Gard B. Eidsvold (cuyo padre fue torturado por los nazis) transmita cierta teatralidad, sobre todo en sus arrebatos de ira, que sin embargo mantiene un equilibrio perfecto que llega a hacerle más humano. Resulta difícil saber qué es realidad y cuáles son los elementos de ficción en la historia, a pesar de que durante el transcurso de la miniserie se muestran imágenes de archivo de Oslo en 1945 como apuntes de veracidad. Pero las conversaciones son perfectamente creíbles y profundizan en la complejidad del personaje, hablando del olvido de las brutalidades cometidas, apoyándose en tonos verdosos de una fotografía que subraya el carácter opresivo de la celda, y de una notable banda sonora de Jonas Colstrup (1979, Dinamarca) que refuerza el tono claustrofóbico. El relato de Quisling, como el de muchos nazis, se justifica en el desconocimiento, cuando afirma que no sabía que los noruegos deportados acabarían en campos de muerte, o que no pretendía una persecución contra los judíos (a pesar de que en el juicio se hace referencia a sus discursos antisemitas). Incluso aunque le llevan a visitar una de las fosas comunes encontradas en los alrededores de Oslo, el político afirma que "ayudé a más judíos que otros en Noruega". En El juicio (T1E3), la intervención de Leo Eitinger (Benjamin L. Røsler) un médico judío que sobrevivió a Auschwitz, es una referencia sobrecogedora al millar de ciudadanos que fueron enviados a Polonia, de los que solo regresaron doce después de la guerra. La esposa del pastor Peder, Heidi Olsen (Lisa Loven Kongsli) representa a los noruegos que sufrieron las consecuencias de la política de Quisling, considerándolo un traidor y sin entender cómo su marido puede encontrar algo de humanidad en el hombre responsable de la muerte de tantos compatriotas. Los últimos días de Quisling se plantea por tanto como una propuesta reflexiva que trata de abordar las complejidades de los diferentes puntos de vista, y no evita la representación de la crueldad de la pena de muerte en su carácter casi ritual, aunque no entra en el debate sobre el carácter vengativo de su reinstauración por parte de los vencedores. En Noruega hubo cierta controversia por la representación más humana de Vidkun Quisling, porque sigue siendo una figura política reivindicada por grupos violentos de extrema derecha: durante el juicio contra Anders Behring Breivik, el responsable de los atentados de 2011 que Erik Poppe retrató en su película Utøya: 22 de julio (2018), el terrorista reivindicó la figura de Quisling, y en la grabación del autor del atentado en la mezquita de Bærum en 2019 también se le mencionaba. Pero Los últimos días de Quisling es una propuesta inteligente que mira desde la actualidad del auge de los extremismos a una parte oscura de la historia de Noruega.

______________________________________
Películas mencionadas:

El graduado y Utøya: 22 de julio se pueden ver en Filmin y Prime Video.
El caso de Thomas Crown se puede ver en Filmin, MGM+ y Tivify.
Joe, ciudadano americano se puede ver en Filmin, Prime Video y Plex. 
Los tres días del cóndor, Hierve, La soga, La señorita Julia, El ejercicio del poder y Los emigrantes se pueden ver en Filmin.
El fugitivo se puede ver en Filmin, Movistar Plus+ y Prime Video.
El gran Lebowski se puede ver en Filmin, Movistar Plus+ y SkyShowtime.
Fanny y Alexander se puede ver en Acontra+, Filmin y Movistar Plus+. 
Secretos de un matrimonio se puede ver en Acontra+.
The age of blood se puede ver en Kocowa+ y Plex.
Project Wolf Hunting se puede ver en Prime Video. 
Jungla de cristal se puede ver en Disney+ y Movistar Plus+. 
Anatomía de una caída se puede ver en Filmin y Movistar Plus+.
Bailando con la vida se puede ver en Apple tv+. 
La decisión del rey se puede ver en Acontra+ y Filmin.