La clausura de Oslo World ha tenido una inmejorable cita con uno de los grandes músicos latinoamericanos de las últimas décadas, ahora quizás más conocido entre las nuevas generaciones de espectadores por su participación en la banda sonora del videojuego The last of us (Naughty Dog, 2013) y su posterior adaptación como serie de ficción, o entre los aficionados al cine por sus composiciones para las películas de Alejandro González Iñárritu, entre otros. Pero Gustavo Santaolalla (1951, Argentina), que no ha tenido una formación musical académica y a sus 74 años confiesa que no sabe leer ni escribir partituras, ha sido el gran mentor de la música latinoamericana de los años 80 y 90, siendo el productor de bandas como Café Tacvba, Molotov y Maldita Vecindad en México, Divididos en Argentina, Los Prisioneros en Chile, La Vela Puerca en Uruguay, y solistas como Julieta Venegas, Jorge Drexler o Juanes. Cuando se marchó a Los Angeles en 1978 huyendo de la dictadura argentina, ya tenía experiencia en la música rock con el grupo Arco Iris, del que formó parte cuando solo contaba con dieciséis años, y posteriormente revolucionó la música argentina en los 2000 con el tango electrónico de Bajofondo, que este verano ha publicado un primer avance de lo que parece ser su regreso a la escena musical. La música hecha en Latinoamérica en las últimas décadas no puede ser entendida sin la relevancia de su discográfica Surco, que ofrecía desde Estados Unidos una calidad de grabación sobresaliente. Pero su última gira de conciertos tiene algo de regreso a las raíces y a la identidad, no solo porque celebra la publicación de uno de sus discos en solitario más importantes, Ronroco (1998, Surco), del que el año pasado sacó una versión remasterizada, sino porque en sus intervenciones durante el concierto el compositor argentino transmite una actitud reflexiva sobre la pertenencia. La puesta en escena comienza con el sonido del agua y de pájaros mientras los músicos caminan lentamente hacia el escenario, creando una sensación de regreso a la naturaleza. Y el sonido del ronroco, el instrumento de cuerda que proviene de Bolivia, de la familia de los charangos, traslada precisamente a sus orígenes: "A veces pienso sobre la madera del árbol del que surgió este instrumento, sobre cómo era antes, los pájaros que se posaban en él", comenta Gustavo Santaolalla durante un concierto que acaba siendo espiritual e íntimo. Ronroco Tour le ha llevado este año por ciudades españolas como Barcelona y Valencia, hoy actúa en Málaga y en unos días pasará por el Festival de Jazz de Cartagena. La mayoría de los temas que se interpretan durante el concierto forman parte de aquel álbum que le abrió las puertas de Hollywood gracias a su particular sonido, cuando su composición "Iguazú" fue utilizada por Michael Mann en su película El dilema (1999). Y justo después un joven cineasta llamado Alejandro González Iñárritu (1963, México), que había dirigido anteriormente algunos videoclips de Café Tacvba, se interesó por incorporar su música a su impactante debut en el largometraje, Amores perros (2000), del que este año se celebra el 25 aniversario con una edición remasterizada.
Somos un blog dedicado al audiovisual en todos los sentidos. Hablamos de cine, televisión, videojuegos, teatro, música... Siempre desde una mirada abierta y la intención de descubrir a nuestros lectores nuevas perspectivas.
04 noviembre, 2025
Oslo World '25: Parte 2: Gustavo Santaolalla
El concierto de Gustavo Santaolalla se estructura en bloques de varios temas que conforman un conjunto de sonoridad coherente. El mismo compositor ha afirmado en alguna entrevista que tenía dudas sobre si podría sostener una actuación de más de una hora sobre los sonidos de instrumentos de cuerda: "Me preguntaba si los espectadores iban a quedarse dormidos en mitad del concierto", ha comentado. Pero esta estructura en medleys, con intervenciones del músico entre ellas, aportan una conexión con los espectadores, a los que invita a formar parte: "Últimamente me estoy interesando por la física cuántica, y me he dado cuenta de que el observador modifica al observado. Nosotros estamos aquí tocando y vosotros estáis mirándonos, pero también como espectadores tenéis una influencia en nosotros", dice durante el concierto. Suenan los charangos y los ronrocos en temas como "Way up", "Gaucho" y "Coyita", que nos trasladan a las sonoridades de la música folclórica de los Andes. El álbum Ronroco surgió como un homenaje al maestro argentino Jaime Torres, que tocaba la charanga, y se convirtió en un buen amigo de Gustavo Santaolalla. Parte del concierto está compuesto por temas de la miniserie Qhapaq Ñan. Desandando el camino (2015), en la que él mismo recorría durante cuatro episodios una parte del entramado de caminos que conformaban el sistema vial del imperio incaico: "Cordón de plata", Ella" y Alma" establecen un medley que nos lleva a los vastos territorios del Imperio Inca que ahora ocupan seis países: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú. Esta identidad panamericana que representa el propio Gustavo Santaolalla se concretó en su colaboración con el director brasileño Walter Salles cuando dirigió al actor mexicano Gael García Bernal para contar la historia del guerrillero argentino Ernesto 'Che' Guevara en Diarios de motocicleta (2004), en la que se incluían también composiciones previas como "Jardín" y el imprescindible "De Ushuaia a La Quiaca", del álbum Ronroco, que conforma, junto a "Iguazú", uno de los bloques más emocionantes del concierto. El tema no solo fue una de sus creaciones más bellas para el disco, sino que formaba parte de un proyecto cultural iniciado en 1985 por León Gieco y Gustavo Santaolalla para documentar la tradición musical de Argentina a través de un viaje entre las dos ciudades situadas en los extremos del país: al sur Ushuaia (Tierra del Fuego), y al norte La Quiaca, en la provincia de Jujuy.
El concepto del concierto es acústico, con instrumentos de cuerda como varios ronrocos, la charanga, el guitarrón y la guitarra, además de otros instrumentos como el violín y la viola y algunas percusiones. La mayor parte de los músicos que acompañan a Gustavo Santaolalla forman parte de su formación musical La Santa Banda: la teclista Barbarita Palacios, el violinista Javier Casalla y el violonchelista Nico Rainone, aunque todos tocan varios instrumentos, junto a la incorporación del guitarrista argentino Juan Luqui, afincado en Los Angeles, que ha colaborado con Gustavo Santaolalla en la grabación de bandas sonoras de series como The last of us (HBO Max, 2023-) y Mi dulce niña (Netflix, 2023), y el documental Protegiendo la naturaleza (Jimmy Chin, Elizabeth Chai Vasarhelyi, 2023). El virtuosismo de este conjunto de músicos absolutamente compenetrados crea un abanico de sonoridades que resuenan a veces como si se tratara de un solo instrumento, especialmente en temas como "Desandando el camino". También se introduce en esta parte del concierto la canción "Canto en la rama", una vidala (canto folclórico argentino de origen criollo-andino) de autor anónimo que formaba parte del repertorio del mítico grupo Aca Seca Trío y posteriormente se incluyó en los conciertos de homenaje a De Ushuaia a La Quiaca que lideró Barbarita Palacios, con participación de León Gieco y Gustav Santaolalla. La trayectoria cinematográfica del músico ha estado ligada a la primera etapa de la filmografía del director Alejandro González Iñárritu, aunque también fue uno de los profesionales con los que dejó de colaborar cuando la trayectoria del director mexicano afrontó nuevos retos: 21 gramos (2003) tenía como principal instrumento la guitarra eléctrica, Babel (2006) se apoyaba en el ronroco y utilizaba temas como "Iguazú", mientras que Biutiful (2010) se basaba más en los sonidos electrónicos. No sabemos si la relación acabó tan abruptamente como con el guionista Guillermo Arriaga, pero desde aquella película no han vuelto a colaborar juntos, mientras Gustavo Santaolalla había comenzado a posicionarse en la industria ganando su primer Oscar con la banda sonora de un western atípico, Brokeback mountain (Ang Lee, 2005). Al año siguiente volvería a ganar el Oscar gracias a su trabajo en Babel. Después de sus dos premios consecutivos, surgieron numerosas ofertas de empresas de videojuegos para que el compositor escribiera sus bandas sonoras, pero Gustavo Santaolalla rechazó todas las propuestas hasta que Neil Druckman (1978, Israel), que también es músico, le habló de una historia distópica sobre un mundo amenazado por zombis, pero contada desde un punto de vista humano. The last of us (Naughty Dog, 2013) se convirtió en su primera banda sonora para un videojuego, pero subrayó la humanidad de la historia a través de los instrumentos de cuerda como el ronroco. En los últimos meses Naughty Dog, de la que Neil Druckman es director artístico, se ha visto envuelta en la controversia sobre el boicot a las empresas relacionadas con Israel debido al genocidio de Palestina. De hecho, tal como se cuenta la historia, en The last of us se pueden encontrar conexiones con el conflicto israelí-palestino, como una escena en The last of us. Part II (Naughty Dog, 2020), que está inspirada en el asesinato de dos soldados israelíes a manos de una turba en Ramala en el año 2000.
El eje central de la banda sonora del videojuego es el ronroco, con un compás que le da una sonoridad parecida a la chacarera, un baile tradicional argentino, y de nuevo la cuestión de la identidad está muy presente en el desarrollo de los temas asignados a los personajes. Para esta banda sonora, Gustavo Santaolalla creó junto a la empresa Spitfire una versión digital del ronroco para que su sonido pudiera ser interpretado con teclados, y junto a la compañía Fender diseñó un modelo de ronroco mezclado con la guitarra eléctrica, al que llama Guitaroco. Prácticamente la composición de la formación instrumental del concierto coincide con los instrumentos principales utilizados para la banda sonora de The last of us: ronroco, guitarras, violín y percusión. Por lo que la interpretación de un bloque dedicado a la música del videojuego, aunque sea una concesión a los espectadores ("ahora viene uno de los momentos que muchos estábais esperando", anunciaba Gustavo Santaolalla), tiene sentido dentro del conjunto. "It can't last", "The choice", "All gone (No escape)" y "The last of us (Main Theme)" conforman este medley que suena idéntico a la grabación. Para los aficionados al juego, fue un alivio la presencia del músico en la adaptación The last of us (HBO Max, 2023-) y efectivamente la serie se beneficia de este carácter introspectivo de una banda sonora con la que fue nominado al Emmy. El propio Gustavo Santaolalla hacía un cameo como un músico en el primer episodio de la segunda temporada, Días futuros (T2E1), reuniéndose con el reparto principal. Regresando al tema central del concierto, el último bloque está dedicado a tres composiciones del disco Ronroco que manifiestan este carácter andino que transmite su música: "Zenda", "Lela" y "La vuelta", que consiguen poner a los espectadores en pie. Fuera de repertorio, aunque en realidad es un bis que toca en todos sus conciertos, el encuentro con Gustavo Santaolalla termina con un breve medley de la banda sonora de Brokeback mountain, otro de esos trabajos que redefinen un género como el western, habitualmente épico, para convertirlo en algo más humano y más íntimo.
Se produce una circunstancia curiosa en el perfil de espectadores que acuden a los conciertos de Gustavo Santaolalla, en los que se mezclan seguidores que conocen su trayectoria musical, ya sea como productor del rock latinoamericano más destacado de los últimos tiempos, o como compositor de música de cine, con un público más joven que solo le conoce a través de la banda sonora del videojuego The last of us y su posterior versión en formato de serie, pero que desconocen buena parte de su trayectoria y la relevancia de un instrumento folclórico como el ronroco. De la misma forma que Gustavo Santaolalla introdujo esta sonoridad peculiar en el panorama cinematográfico de Hollywood, también lo presenta a nuevas generaciones en un concierto emocionante y poderoso que nos traslada a los paisajes andinos y a las culturas ancestrales de la civilización inca, reforzando esta idea de la identidad. El compositor argentino también hace durante el concierto reflexiones sobre la vida que conectan con su referencia habitual a la idea de que a veces hace falta desandar el camino para continuarlo desde otra perspectiva: "Cuando era joven pensaba que el futuro iba a ser mejor, que la tecnología nos iba a traer nuevas formas de comunicarnos y que la riqueza iba a estar mejor repartida. Pero ahora veo a mis nietos y este mundo distópico en el que nos encontramos y pienso si algún día podremos volver atrás para construir una nueva realidad que se parezca más a la que había imaginado".
Gustavo Santaolalla: ronroco, charango, tuba y voz
Javier Casalla: violín, viola y charango
Juan Luqui: guitarras, ronroco y charango
Barbarita Palacios: teclado, guitarra, metalófono, autoarpa y percusión
Nicolás Rainone: violonchelo, guitarras y ronroco
Próximos conciertos en España:
4 de noviembre - Málaga
8 de noviembre - Cartagena
_____________________________________
Películas mencionadas (disponibles en la fecha de publicación):
El dilema se puede ver en Movistar Plus+ y RTVE Play.
Diarios de motocicleta se puede ver en Acontra+, Run:time y Tivify.
Protegiendo la naturaleza se puede ver en Disney+.
21 gramos y Brokeback mountain se pueden ver en Filmin.
Babel se puede ver en Netflix y Tivify.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)



No hay comentarios:
Publicar un comentario