Netflix, 12 de octubre
Escrita por Augusto Mendoza, Aura García-Junco, Jesús Demar
Dirigida por Ernesto Contreras, Hiromi Kamata, Gonzalo Amat
La obra del escritor español Paco Ignacio Tobar II (1946, Gijón) ha sido llevada al cine en varias ocasiones especialmente la serie de novelas protagonizadas por el "detective independiente" Héctor Belascoarán Shayne, un homenaje de su autor a las historias policíacas clásicas, pero en un México DF de los años setenta y con mucho sentido del humor. Paco Ignacio Tobar II fue, de hecho, uno de los fundadores de la prestigiosa Semana Negra de Gijón que se celebra desde 1988, aunque desde que tenía 10 años se trasladó con su familia a la ciudad de México y allí ha desarrollado buena parte de su trabajo como escritor. Las primeras novelas de la serie fueron adaptadas en las películas Días de combate (Alfredo Gurrola, 1982) y Cosa fácil (Alfredo Gurrola, 1982), con Pedro Armendáriz, jr. como el particular detective. Algunos años después, la tercera novela fue llevada al cine en Algunas nubes (Carlos García Agraz, 1997), con Sergio Goyri como protagonista. En cierto modo, el formato elegido para la miniserie Belascoarán (Netflix, 2022) homenajea a aquellas producciones, en forma de tres episodios de más de una hora, casi como si se tratara de tres largometrajes, que adaptan cada uno de ellos una novela. Pero también acerca a esta producción a un formato habitual en la televisión británica, con series como Ridley (ITV, 2022), que son prácticamente cuatro películas. El cada vez más solicitado Luis Gerardo Méndez (1982, México), que alterna producciones latinoamericanas como Los enviados (Paramount+, 2021-) con su participación en series de Hollywood como The resort (Peacock, 2022-), produce y protagoniza esta nueva versión del personaje, en la que es una de las inversiones más caras de Netflix en Latinoamérica.
Desarrollada principalmente por Ernesto Contreras (1969, México), director de El Chapo (Netflix, 2017-2018) y de la interesante Falco (Prime Video, 2018), cada episodio está escrito y dirigido por diferentes responsables. Contreras se encarga de la adaptación de la primera novela, Días de combate (T1E1), una presentación de Belascoarán y de sus acompañantes, característicos de su entorno narrativo. La acción se sitúa en 1978 y presenta al personaje en el momento en que toma la decisión de cambiar su estabilidad laboral como ingeniero por su auténtica pasión, después de pedir por correo un curso de detective que incluye todos los elementos que se necesitan para iniciar una investigación. Con la característica voz en off de la narrativa negra, que sin embargo ofrece una versión del lenguaje chilango que se hablaba en México hace cinco décadas, el protagonista narra sus intentos por cumplir con sus clientes y al mismo tiempo mantenerse en guardia frente a la corrupción policial. E incluye algunas de esas frases características de la novela, extraídas del lenguaje coloquial de México. El episodio Cosa fácil (T1E2), que adapta la segunda novela, está dirigido por Hiromi Kamata (1982, México), directora de Selena: La serie (Netflix, 2020-20221) y de algunos episodios de Los enviados (Paramount+, 2021-) y Let the right one in (SkyShowtime, 2022-), y aporta una mirada femenina para una historia que tiene como protagonista a una famosa actriz. Pero Belascoarán se siente superado por tener que investigar dos casos al mismo tiempo: "Con un ojo al gato y otro al garabato, me estaba quedando bizco", comenta.
A través de este particular lenguaje de un personaje adicto a la Kelicola, la serie consigue ofrecer una versión particular de las historias de detectives pero con un ritmo constante y un sentido del humor que aporta frescura y cotidianeidad, especialmente en la relación entre el protagonista y su compañero de oficina Gilberto (Silverio Palacios). El estilo visual tiene una estética que a veces se acerca al cómic y que recuerda a la serie argentina
Entre hombres (HBO Max, 2021), pero si en aquella todos los personajes tenían oscuridad, en este caso hay una mirada más optimista que trata de mostrar también a las buenas personas, en un entorno que conforma la personalidad del protagonista. Hay un diseño de producción sobresaliente a cargo de Sandra Cabriada, en el que están presentes algunos de los barrios de México DF que conservan la estética de finales de los setenta, mientras la utilización de canciones de la época a cargo de Javier Nuño y Joe Rodríguez, responsables de la banda sonora de
Los Spookys (HBO Max, 2018-) también aporta la ambientación necesaria. Pero funcionan sobre todo las referencias a las clásicas películas de cine negro, en especial algunas producidas en México como
Llámenme Mike (Alfredo Gurrola, 1979), uno de los directores que marcó el género en las décadas de los setenta y ochenta. El último episodio,
No habrá final feliz (T1E3), que adapta la cuarta novela, conforma definitivamente al personaje principal y es el que contiene más escenas de acción, dirigido por Gonzalo Amat (1974, México), director de fotografía de series como
El hombre en el castillo (Prime Video, 2015-2018) y
Por mandato del cielo (Disney+, 2022). Belascoarán se enfrenta a un caso que le implica personalmente cuando parece que un cadáver ha sido colocado en su edificio para involucrarle, y resulta algo más oscuro que los otros dos.
Belascoarán es una de las gratas sorpresas de este mes, una entretenida muestra de policíaco que adquiere personalidad propia mientras se refleja en los clásicos. El estreno de la serie ha coincidido en España con la edición del primer volumen de
Belascoarán Shayne, detective (2022, Ed. Reino de Cordelia), que reedita las primeras cuatro novelas protagonizadas por el personaje.
That dirty black bag **** AMC España, 13 de octubre
Creada por Mauro Aragoni,
Dirigida por Mauro Aragoni, Brian O'Malley
Sepultada entre los numerosos estrenos semanales, hay que destacar esta serie inspirada en la estética de los spaghetti westerns que recupera el género para el formato serial con indudables aciertos, y que supone una representación actual con una mirada referencial que tiene muy presente a algunos de los maestros del western italiano como Sergio Leone o Sergio Corbucci. That dirty black bag (AMC+, 2022-) nace de una idea del joven director Mauro Aragoni (1988, Italia), quien ya había homenajeado al género en su película Quella porca sacca nera (2015), que ha desarrollado alternando la dirección con el irlandés Brian O'Malley, conocido por sus irregulares incursiones en el terror con películas como Let us prey (2014) y Los inquilinos (2017). De hecho, esta impronta terrorífica, conectada con el ocultismo, es una de las características que diferencia a la serie de las películas a las que homenajea, especialmente en episodios como Prisoner (T1E2), en el que tiene una breve aparición el actor Aidan Gillen, al que recordamos de series como Juego de tronos (HBO, 2011-2017). Otra de las conexiones con el drama de HBO es el director de fotografía P.J. Dillon, que ha trabajado en varias de sus temporadas, y que realiza un trabajo especialmente notable en la presentación visual de los paisajes de los desiertos de Almería y Marruecos. El título That dirty black bag hace referencia a una bolsa negra en la que el cazarrecompensas Red Bill (Douglas Booth), cuyo personaje se presenta en una referencia directa con el de Clint Eastwood en los westerns de Sergio Leone, guarda las cabezas de los delincuentes muertos porque, según dice, "una cabeza pesa menos que un cuerpo". Pero también porque Red Bill es más certero con el tomahawk, un hacha de origen indio, que con las pistolas, lo cual aporta a la serie una especial truculencia en la representación de la violencia.
Su principal antagonista es McCoy (Dominic Cooper), el sheriff del pueblo de Greenvale donde se desarrolla parte de la trama, que acabará convirtiéndose en su perseguidor. También hay una subtrama que está relacionada con la dueña del saloon y madame de un grupo de prostitutas, Eve (Niv Sultan, que ha protagonizado la serie Teherán (Apple tv+, 2020-)), y la llegada de la joven Symone, a la que interpreta Rose Williams, en un papel muy diferente de la inocente protagonista de Sanditon (Filmin, 2019-2023), pero que tiene un arco muy interesante. El trabajo de dirección es notable y visualmente potente, sabe compensar bien el tributo a los spaghetti western con una mirada más actualizada, pero el principal problema de la serie, sin embargo, es que no consigue establecer una conexión real entre las diferentes tramas, y algunas de ellas parecen algo desconectadas. Se logra que los personajes estén relacionados, pero no que haya un engranaje sólido entre las historias. Cuando That dirty black bag se enfoca en la trama principal, la que tiene que ver con los personajes protagonistas que se desarrolla en el desierto y que conecta con la búsqueda de Red Bill del hombre que mató a su madre, es cuando la serie logra sus mejores momentos. Y en este sentido hay algunos homenajes muy logrados como la referencia en el episodio The great duel (T1E8) a la escena final de La muerte tenía un precio (Sergio Leone, 1965). También funcionan bien los flashbacks en los que aparece un misterioso personaje protector, Anderson, al que interpreta Travis Fimmel, al que recordamos de Vikingos (History Channel, 2013-2020) y Raised by wolves (HBO Max, 2020-2022), que también ejerce como productor. La serie se rodó en parte en España, aunque debido al confinamiento, tuvo que trasladar su rodaje a Marruecos. El pueblo de Greenvale es el conocido decorado Fort Bravo, en Tabernas (Almería), construido en 1966 para la película El bueno, el feo y el malo (Sergio Leone, 1966), y que desde entonces ha servido como decorado para muchas películas y series, y también se ha rodado en localidades como Mazarrón, en Murcia. Como curiosidad, la interesante partitura de la serie está compuesta por Mick Giacchino, hijo del compositor Michael Giacchino.
Netflix, 13 de octubre
Creada por Per Olav-Sørensen, Christian Spurrier
Dirigida por Per Olav-Sørensen, Hallgrim Haug
En los últimos años ha crecido el interés de las producciones audiovisuales por contar historias de nacimiento de algunas de las startups que han marcado las últimas décadas. Wecrashed (Apple tv+, 2022), Super pumped: La batalla por Uber (Movistar+, 2022) o incluso The dropout (Disney+, 2022) abordan el desarrollo de grandes estafas amparadas por el crecimiento de Silicon Valley que se han convertido en algunos casos en negocios lucrativos. Los países nórdicos también abordan a su manera algunos de estos negocios que marcaron el presente del desarrollo tecnológico, como la finlandesa Mobile 101 (MTV3, 2022), centrada en Nokia, o la sueca The playlist (Netflix, 2022), que cuenta el nacimiento de la plataforma de streaming musical Spotify. Sin embargo, mientras en general las producciones norteamericanas estimulan la parte más controvertida de estas empresas, hay un enfoque más realista en las producciones escandinavas. La propuesta de Per Olav-Sørensen (1963, Noruega), responsable de series excelentes como Operación Telemark (Filmin, 2015) y Nobel (Filmin, 2016), pero también de películas mediocres como Royalteen: El heredero (Netflix, 2022), se sostiene en ofrecer diferentes puntos de vista respecto a cómo surgió Spotify, centrándose en un personaje que representa en cada episodio un sector diferente del desarrollo de la plataforma que cambió la manera de escuchar música.
Spotify nació como una idea del joven sueco Daniel Ek (Edvin Endre) con el apoyo financiero del empresario Martin Lorentzon (Christian Hillborg), quien acabaría siendo una de las primeras víctimas del éxito. La idea se inspiraba, por no decir que copiaba, el planteamiento de The Pirate Bay, una herramienta P2P de descarga ilegal de música contra la que las grandes compañías discográficas descargaron su indignación, convirtiéndolo en el enemigo perfecto para justificar la pérdida gradual de su modelo de negocio basado en la venta de soportes físicos como los CD y DVD. The Pirate Bay se constituyó como un Think Tank que cuestionaba el predominante modelo de gestión de derechos de autor (que posteriormente se ha demostrado que escondía una profunda filosofía de corrupción, como en el caso de la SGAE española), y Daniel Ek convirtió esta herramienta de intercambio de archivos en un modelo de negocio con el que ganar dinero. Si Spotify nació, según la versión de su creador en el episodio La visión (T1E1), como una opción pensada para que los usuarios pudieran escuchar música de forma gratuita, para conseguir incorporar a la industria musical acabó formando parte del modelo de explotación contra el que aparentemente había nacido. Las controversias sobre las regalías a los artistas o la mayor competencia de otras plataformas no ha afectado al liderazgo de Spotify, y las protestas de algunos artistas como Taylor Swift, que retiró toda su música en 2014, o Kanye West, que ha decidido publicar su último album Donda 2 (2022, Ye) a través de su propio reproductor de música parecen rabietas de marketing más que protestas serias. Taylor Swift volvió a Spotify después de un acuerdo millonario y de hecho el lanzamiento de su último album Midnight (2022, Taylor Swift) llegó a colapsar Spotify hace unos días, y Kanye West sigue manteniendo en las plataformas sus anteriores álbumes como Donda (2021, Def Jam Recordings). Pero el artista acaba siendo el eslabón más débil de esta historia.
La serie aporta el punto de vista de La industria (T1E2), un episodio del que es protagonista el directivo Per Sundin (Ulf Stenberg) que fue quien desde Sony Music apoyó más directamente a Daniel Ek. La idea utópica del principio está representada sobre todo en el episodio El programador (T1E4), centrado en Andreas Ehn (Joel Lützow), el encargado de conseguir que la música se reproduzca en el momento, pero que se enfrenta a las estrategias de negocio que acabarán por traicionar el modelo original. En general hay un buen trabajo en la representación de la sociedad de principios de 2000, especialmente en el episodio dedicado a El socio (T1E5), que protagoniza el inversor Martin Lorentzon, cofundador de la compañía, con sus referencias al establishment financiero tomadas de El lobo de Wall Street (Martin Scorsese, 2013). Aunque está basada en el libro Spotify (2021, Ed. Penguin), escrito por Jonas Leijonhufvud y Sven Carlsson, la serie se desvía del tema central del libro, que es la batalla por la introducción de la plataforma en el mercado norteamericano. Aunque es en Estados Unidos donde se desarrolla el episodio más controvertido, El artista (T1E6), que se centra en la visión de los músicos. Aunque imagina un futuro próximo situándose en unas hipotéticas protestas de artistas contra Spotify en 2025, se basa en una de las más polémicas herramientas desarrolladas por la plataforma. La opción Discovery, que sugiere canciones a los usuarios según sus gustos personales mediante algoritmos, es en realidad una herramienta de marketing de la que solo se benefician los artistas que aceptan renunciar a una parte de las regalías que distribuye Spotify, por lo que ha sido considerado como una especie de soborno basado en dar visibilidad a cambio de menor rentabilidad. Este episodio se siente algo aislado del resto de la serie, como si los creadores no tuvieran claro la perspectiva ofrecida anteriormente y decidieran dar espacio al sector más crítico con el modelo impulsado por Spotify. Pero el último plano, en el que se descubre el artificio de la propia serie, sin embargo es una buena representación de lo artificioso que ha sido el desarrollo del streaming, una pantalla elegante que sin embargo esconde un paisaje embarrado.
Las mariposas negras ***** Netflix, 14 de octubre
Creada por Olivier Abbou, Bruno Merle
Dirigida por Olivier Abbou
Coproducida por el Canal Arte, este thriller inquietante y complejo es una de las propuestas más estimulantes de los últimos meses, creada por el cineasta Olivier Abbou, que escribió para el mismo canal la serie Maroni (Arte, 2016), inédita en España, y ha dirigido algunas películas de serie B como Territories (2010) y Furia (2019), y por Bruno Merle, director de la muy interesante película Felicidad (2020). La historia bucea en ideas como los recuerdos y la memoria a través de un extraño personaje llamado Albert (Niels Arestrup) que encarga a Adrien (Nicolas Duvauchelle), un escritor en plena crisis creativa, la publicación de sus memorias como si se tratara de una historia de ficción. Para ello, ambos se reúnen a lo largo de varias semanas en las que Albert cuenta los recuerdos de su juventud y especialmente de su relación con Solange (Alyzée Costes), que tiene implicaciones de romanticismo sangriento. Porque su historia, contada a través de flashbacks como si se tratara de un rompecabezas en una estructura narrativa que recuerda a la serie La serpiente (Netflix, 2021), es básicamente la crónica de un paseo salvaje por una Francia de postal en los años setenta y ochenta. Albert joven está interpretado por el actor Alex Granberger, quien recibió el premio de interpretación en la competición francesa de SeriesMania 2022. La fotografía colorista de Antoine Sanier para el pasado contrasta con los tonos oscuros del presente, pero también está impregnada de la viscosidad de la sangre, mientras que la extraordinaria banda sonora de Clément Tery juega con las referencias a la música de Ennio Morricone.
El relato de Albert también se convierte en una exploración psicológica sobre la condición de criminal, y asimismo influye en el comportamiento de Adrien, que sufrirá las consecuencias de estos recuerdos como una parte intrínseca de su experiencia vital. A lo largo de sus seis episodios, Las mariposas negras construye una retorcida historia que sorprende en cada nuevo giro, que resulta tan impredecible como compleja sin llegar a ser confusa, y que se apoya en un excelente trabajo de dirección de Olivier Abbou que utiliza recursos técnicos como un elaborado plano secuencia en el Episodio 4 que sirve también para definir a los personajes. Pero este relato caleidoscópico también plantea reflexiones sobre los puntos de vista, y en ocasiones le gusta jugar con la ambigüedad entre la verdad y la mentira, de los recuerdos impregnados por la personalidad de quien los rememora. Y de alguna forma Adrien se convierte en un personaje manipulado por Albert pero que también es manipulador a su manera. Las mariposas negras se puede definir como una historia de amor, pero con elementos de psychokiller, influida por películas como Los asesinos de la luna de miel (Leonard Kastle, 1970) y Hounds of love (Ben Young, 2016). En Francia, el estreno en Canal Arte coincidió con la publicación del libro Les papillons noirs (2022, Éditions du Masque) firmado por Mody, que es el seudónimo que utiliza el personaje de Adrien Winckler. La novela no es una adaptación de la serie, sino que es la historia de Albert y Solange escrita por Adrien, y de hecho en algunas escenas él mismo está leyendo el libro con la misma cubierta con la que se publicó.
Otro de los aspectos interesantes de la serie es la forma en que explora algunos aspectos relacionados con lo que se traspasa entre generaciones, incluso haciendo referencia a citas bíblicas que sin embargo pueden ser interpretadas de diferente forma. En el Episodio 6 un periodista pregunta a Adrien sobre una frase que aparece en uno de sus libros: "Los padres comen las uvas agrias, y los hijos tienen dentera", un proverbio al que se hace referencia en Ezequiel 18.2, para expresarle que la ha entendido mal: "En el sentido bíblico, esa frase significa lo contrario a como tú la usas. Respondemos únicamente de nuestros actos. Nuestros hijos no deben cargar con nuestros errores". Esta diferencia de perspectiva, que provoca una distinta interpretación de la realidad, es uno de los elementos fundamentales de la historia. A lo largo de la serie, no está claro si las representaciones en flashback son una puesta en escena de lo que Albert está contando o una versión ya transformada de lo que Adrien ha convertido en novela. Y esta constante ambigüedad confiere a la historia un carácter complejo que nos hace reflexionar sobre si nuestro punto de vista está también manipulado. El propio concepto de "mariposa negra" se refiere a una especie que, según las creencias populares, si se encontraba en el portal de una casa era un augurio de que allí se iba a producir un fallecimiento.
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