15 septiembre, 2025

Festival de Toronto 2025: Parte 1 - Regresos

Esta semana dedicamos dos miradas a la programación del Festival de Toronto, que ha cumplido su cincuenta aniversario, consolidado como uno de los festivales más importantes en Norteamérica, e impulsado por la alternativa turística en la que se está convirtiendo Canadá como país frente a las políticas restrictivas y la inestabilidad económica de Estados Unidos, lo que puede afectar a festivales como Sundance. Este verano, han aumentado las reservas de turistas europeos en un 32% para visitar Canadá, un dato que indica la tendencia clara hacia la evitación de Estados Unidos como destino turístico. El TIFF 50 no ha estado exento de polémica respecto a la programación de películas relacionadas con el genocidio de Gaza. Por un lado, se han proyectado títulos como Palestine '36 (Annemarie Jacir, 2025), protagonizada por Jeremy Irons, sobre la rebelión de las aldeas palestinas contra el dominio colonial británico en 1936, y el documental With Hasan in Gaza (Kamal Aljafari, 2025), del que hablamos en nuestras crónicas del Festival de Locarno, que muestran imágenes de la franja grabadas hace 24 años por el director. Pero la proyección más controvertida ha sido la del documental The road between us: The ultimate rescue (Barry Avrich, 2025), que cuenta el rescate de la familia del general israelí retirado Noam Tibon durante los ataques terroristas de Hamas del 7 de octubre de 2023. Ha sido muy criticada la gestión del TIFF de esta película, que fue rechazada por los programadores, después fue incluida (el director del documental había formado parte de la Junta de Directores del festival y pidió una segunda oportunidad), pero posteriormente el director ejecutivo Cameron Bailey comunicó a los productores que les retiraba la invitación a proyectarla, lo que provocó protestas de manifestantes delante de la sede del festival. Finalmente se llegó a un acuerdo para que se presentara la película un solo día, rodeada de altas medidas de seguridad, con un centenar de policías vigilando los alrededores del cine. 

La proyección transcurrió con normalidad, pero durante la sesión de preguntas y respuestas, la moderadora Lisa LaFlamme recibió abucheos por una parte del público cuando introdujo una pregunta diciendo que "la respuesta de Israel a los ataques del 7 de octubre tiene un matiz de venganza debido a la humillación de ese día. Ahora hay un uso abrumador de la fuerza, como sabemos, con más de 64.000 muertes palestinas estimadas". La respuesta de Gali Mir-Tibon, la esposa de Noam Tibon que ayudó a rescatar a sus hijos, fue clara: "La guerra en Gaza debería haber terminado hace tiempo, y podría haber terminado hace tiempo. Hubiera sido bueno para todos en la región, sobre todo para Israel. Podríamos haber tenido a nuestros secuestrados de vuelta hace mucho tiempo. Muchas vidas se habrían salvado y espero que no sea demasiado tarde, y que aún podamos terminar la guerra, traer a los secuestrados y mantener la paz en la región". Los responsables del documental mencionan que no pretende ser político sino contar la historia de una familia que lucha por sobrevivir a un acto terrorista, pero la inclusión de vídeos transmitidos en directo por Hamás durante los ataques, indican lo contrario. En todo caso, resulta inconsistente pretender evitar los matices políticos, porque pocas películas han tenido voces tan radicalmente a favor y en contra de su inclusión en la programación de un Festival de Toronto que, además, ha sido notablemente torpe en la gestión de un título tan controvertido. 

Curiosamente, The road between us: The ultimate rescue ha conseguido el Premio del Público al mejor Documental. Los otros People's Choice Awards han recaído en Hamnet (Chloé Zhao, 2025) como Mejor Película y el People's Choice International ha sido para No other choice (Park Chan-wook, 2025), lo que es relevante porque doce de las últimas quince ganadoras en Toronto han recibido nominación al Oscar. También ha conseguido un Premio del Público al Mejor Cortometraje Canadiense la historia de animación The girl who cried pearls (Chris Lavis, Maciek Szczerbowski, 2025), que vimos en Annecy. 

Nomad shadow

Eimi Imanishi

España, Estados Unidos, Francia 2025 | Centrepiece | 


Las historias sobre el exilio habitualmente narran crónicas de los trayectos hasta llegar al país de acogida, o las formas de adaptación a otras sociedades, pero raramente adoptan la perspectiva contraria. Sin embargo, el debut en el largometraje de la directora Eimi Imanishi, que ya participó en el Festival de Toronto con su cortometraje Batallón a mi ritmo (2016), regresa al Sáhara Occidental para contar una historia de inmigración inversa, explorando la alienación que sufre una joven cuando se ve obligada a volver a su hogar después de años de ausencia. Mariam (Nadhira Mohamed) ha vivido durante una década en España tras tomar la decisión de dejar a su familia, pero durante una redada policial, es detenida y deportada por las autoridades españolas. Mientras intenta encontrar la manera de volver a la sociedad occidental en la que ahora se siente más cómoda, ella se enfrenta a los reproches de su familia porque miran con decepción su experiencia en Europa, en la que en realidad ha acabado trapicheando con drogas como hace su hermano Alwali (Suleiman Filali) en el Sahara, quien de alguna forma trata de protegerla impidiéndole que trabaje con él. También están los reencuentros incómodos con una sociedad de la que Mariam se siente desconectada, después de haberse transformado ella misma y despreciar las dinámicas de poder que se establecen entre hombres y mujeres, prácticamente reducidas a ser esposas, madres y amas de casa. Su propia madre Fatimetou (Eddami Elabed) y su hermana Selka (Khadija Najem Allal) tienen reproches que hacerle sobre marcharse para acabar volviendo sin cumplir las promesas prometidas, pero mantienen una cierta solidaridad femenina que tiene algo de acogedora. Sin embargo, la situación de Mariam es menos complicada que la de su antiguo novio Sidahmed (Omar Salem), que emigró con ella y al que abandonó cuando se encontraba en España. Él también ha regresado y dice "preferir la compañía de los camellos a las personas", porque los hombres de la localidad le insultan tras descubrir que recurrió a la prostitución cuando estaba en España. La supuesta pérdida de hombría provoca situaciones de tensión, como cuando uno de los primos de Mariam no permite a Sidahmed participar en la celebración de una boda familiar. El regreso de los emigrantes, forzado o no, se considera como un fracaso, algo que también parece conocer la actriz Nadhira Mohamed en su vida real, menos aceptada en una parte de su familia por vivir bajo las costumbres occidentales. También la propia experiencia vital de la directora Eimi Imanishi, de nacionalidad japonesa-estadounidense, quien reside actualmente en Nueva York pero se ha formado en Francia y España, y conoce la realidad saharaui a través de su exmarido. 

Enmarcada dentro del desierto y los ríos secos porque hace tres años que no llueve, Nomad shadow (Eimi Imanishi, 2025) es una historia que alterna la intimidad de la protagonista con el hipnótico paisaje del Sahara Occidental. Aunque no introduce demasiados elementos políticos respecto a la ocupación marroquí, de alguna forma está sobrevolando constantemente toda la historia, pero ofrece una visión del entorno diferente a la que se representa en el cine. La excelente fotografía de Frida Marzouk, que ha trabajado en producciones norteamericanas y recientemente en la película Bye bye Tiberias (Lina Soualem, 2023), documental sobre la familia de la actriz Hiam Abbass, captura de manera hermosa los colores anaranjados del Sahara. La directora Eimi Imanishi alterna los planos cerrados que muestran la alienación de Mariam para subrayar la sensación de estar atrapada en un lugar del que necesita escapar, con planos más amplios que la enmarcan dentro de su entorno. Al trabajar principalmente con actores saharauis no profesionales, la mayor parte de las escenas que incluyen encuentros entre varios personajes están construidas a través de planos estáticos largos, sobre todo debido a la imposibilidad de planificar con suficiente tiempo por cuestiones presupuestarias. De manera que hay, en parte por necesidad y en parte por opción personal, una dirección minimalista que refuerza la naturalidad de las situaciones y ofrece el espacio necesario para que los actores construyan sus personajes. Hay, sin embargo, una cierta falta de emoción, que no termina de transmitir con suficiente fuerza a través de las imágenes, y algunas secuencias metafóricas que, si bien están rodadas con sensibilidad, se sienten demasiado básicas, como cuando Mariam trata de atrapar un pez desde una barca solitaria, que expresa la asfixia vital y la necesidad de libertad. Sin embargo, Nomad shadow consigue abordar el viaje físico y psicológico que supone el exilio desde una perspectiva que no suele ser habitual. 

Mama

Or Sinai

Israel, Polonia, Italia 2025 | Centrepiece | 

Cannes '25: Proyección Especial


El regreso está también presente en el primer largometraje de ficción de la directora Or Sinai (1984, Israel), ganadora del premio Cinéfondation del Festival de Cannes por su cortometraje Anna (2016), la historia de una trabajadora que aprovecha la ausencia de su hijo durante un fin de semana para recuperar el deseo y la seducción durante una noche de fiesta. Estaba protagonizado por la actriz bielorrusa Evgenia Dodina, que ha desarrollado una reconocida carrera artística en Israel, y quien vuelve a interpretar el personaje principal de Mama (Or Sinai, 2025), estrenada en la sección de Proyecciones Especiales del pasado Festival de Cannes. Basándose en experiencias reales que le contó una asistenta ucraniana que trabajó para su familia, el guión aborda las dos identidades que construye Mila (Evgenia Dodina), una personalidad diferente dentro de cada entorno en el que se mueve: la casa del matrimonio para la que ejerce como trabajadora doméstica en Israel, formado por Yaffa (Cheli Goldenberg) y Gideon (Meir Swisa), que parecen tener una especial dependencia de ella tras muchos años; y el entorno familiar en su Polonia natal, al que regresa después de tener un accidente doméstico. Pero sobre todo retrata los diferentes hogares que forman parte de su vida (el primer título de la película iba a ser Home), para definir esos espacios que conforman su presente y sus esperanzas. En Israel, la casa donde trabaja como interna es también una forma de hogar, que se extiende hacia su relación con el joven jardinero (Martin Ogbu), lo que demuestra que es una mujer que no ha renunciado al deseo y la sensualidad. En Polonia, está formada por la casa familiar que se encuentra en mal estado, llena de humedades y de grietas, casi a punto de derrumbarse, representando en cierta manera su propio matrimonio después de quince años de ausencia, y una casa en construcción para la que ella ha estado enviando dinero durante tanto tiempo, que es la mirada a la estabilidad familiar soñada, que sin embargo cada vez es más difícil de realizar. Tras sufrir una caída durante su trabajo, Yaffa le sugiere que se tome unas vacaciones de dos semanas para regresar a Polonia. A pesar de sentir el vértigo de la posibilidad de perder su trabajo durante su ausencia, decide volver al pequeño pueblo polaco donde le esperan su marido Antek (Arkadiusz Jakubik) y su hija Kasia (Katarzyna Łubik). Pero, tras los primeros abrazos y alegrías, Mila descubre que ambos han tomado decisiones que le han ocultado, desarrollando una vida de la que ella se ha quedado fuera, como si su ausencia fuera más cómoda que su presencia. 

Mientras Antek ha iniciado una relación sentimental con la vecina Natasha (Dominika Bednarczyk), que se ha convertido en parte del entorno familiar, su hija Kasia ha dejado los estudios para los que su madre le ha estado enviando dinero, y ha decidido casarse con su novio Jurek (Kacper Zalewski) después de quedarse embarazada. La directora describe con cámara en mano y planos cercanos la sensación de extrañeza que experimenta Mila cuando descubre que la vida ha continuado sin tenerla en cuenta, más que como soporte económico. Ella se da cuenta de que ha acabado siendo, en uno y otro entorno, una figura tan indispensable como fácilmente prescindible. Cuando Antek le reprocha que ella también tiene un amante, Mila establece las diferencias: "No es lo mismo. Yo lo he hecho para sobrevivir. Tú estás enamorado". Es un personaje que se siente reemplazado dentro de su propia familia, como madre y como esposa, a pesar de que su trabajo en Israel le ha proporcionado la posibilidad de costearse una vida mejor que la de sus vecinos. Pero vive entre dos hogares, el que se derrumba literalmente y el que nunca termina de construirse porque su marido ha gastado parte del dinero destinado a la nueva casa. El guión se desequilibra algo en la parte central de la historia que sucede en Polonia, con personajes mal desarrollados como el de la hija Kasia, que a veces parece solo una exposición de las decisiones que toma su madre para describir a la protagonista, pero no se siente como un personaje con personalidad propia. También el joven amante en la parte israelí es un personaje que explica más a Mila, representando la carnalidad y el deseo de una mujer que no quiere renunciar a ellos. Pero es interesante el contraste entre los espacios que Mila habita, y es una buena decisión escoger dos diseñadores de producción diferentes para cada uno de los países: la amplitud y luminosidad de la casa de Israel donde ella trabaja contrasta con los espacios estrechos y la casa en mal estado de Polonia. Mila disfruta de una mayor comodidad fuera de su propio entorno, pero se trata de una comodidad que no le pertenece, mientras siente mayor claustrofobia en su propia casa, con la cámara situándose cada vez más cerca del rostro de la protagonista. A pesar de cierta previsibilidad, Mama consigue construir un personaje que, aunque no es demasiado expresivo en sus emociones, captura la insatisfacción de su reencuentro con el que parecía su verdadero hogar. La película se siente más segura en la caligrafía visual que en la narrativa de un guión desigual, pero plantea reflexiones interesantes sobre el concepto del hogar y las diferencias sociales. 

Flana

Zahraa Ghandour

Irak, Francia, Qatar 2025 | TIFF Docs | 


Cuenta la directora Zahraa Ghandour (1991, Irak) que la diáspora iraquí que vive en Canadá o Estados Unidos solo transmite una imagen positiva de su país, evitando la mención a temas relacionados con las violaciones de derechos humanos contra las mujeres. El término "flana" es utilizado en Irak para referirse a aquellas mujeres cuyo nombre se ha olvidado o no es digno de ser mencionado entre las familias, pero la directora quiere resignificarlo, otorgándole la cualidad de nombre propio al utilizarlo como título. Se trata de una historia personal que tiene relación con los recuerdos de una amiga de la infancia llamada Nour que, tras una conversación entre su familia, acabó desapareciendo sin que nunca se supiera nada de ella. En su investigación, Zahraa Ghandour averiguó que hay muchas niñas que son repudiadas por sus familias en Irak, solo por el hecho de ser de género femenino, al considerar que no aportan ningún beneficio. Durante las conversaciones con su tía Hayat, que ha servido como partera para muchos de los nacimientos que se han producido en su familia, surge la referencia a Nour y se explican las razones por las que desapareció. Pero es una más de las niñas que son abandonadas o asesinadas en Irak, una cifra oculta que las autoridades no investigan pero que permanece como una sombra alrededor de una sociedad patriarcal que premia a los descendientes masculinos y castiga a las femeninas. A pocos kilómetros de Bagdad se encuentra una parcela en la que están enterradas víctimas de feminicidios, con lápidas y rocas sin nombre en lo que se conoce como Cementerio de los Abandonados, al que las madres de las víctimas no tienen permitido visitar, y los entierros se producen de noche, en secreto, para que los familiares no puedan descubrir dónde están las tumbas y las destruyan. La primera parte de Flana (Zahraa Ghandour, 2025) transcurre en la casa familiar donde vive Hayat quien, a pesar de ayudar a muchas mujeres de su familia a parir, no tiene marido ni hijos, aunque la directora dice considerarla como una segunda madre. Entre la observación de sus labores cotidianas, se establece un diálogo de confianza que revela información relevante, pero Hayat también es un personaje ambivalente, que en cierta medida forma parte de ese mecanismo de desprecio de las hijas. Y aunque la madre de Zahraa Ghandour no quiere aparecer en la película, se hace referencia a un primer sentimiento de rechazo hacia su hija, que permaneció durante un tiempo al cuidado de Hayat. 

Zahraa Ghandour ha participado como actriz en películas como La decisión (Mohamed Al Daradji, 2017), que compitió en el Festival de Toronto, y My beautiful Baghdad (Samir, 2019), que abordaba otro tema complejo, el de los exiliados iraquíes homosexuales. En su primera película como directora, establece un punto de conexión con su tía a través de planos fijos que dejan espacio para la conversación, pero también utiliza las sombras y los reflejos difuminados en los cristales para retratar metafóricamente las figuras de las mujeres sin nombre, borradas de la sociedad. Aunque en una primera etapa el documental se acercaba a cuatro de estas mujeres abandonadas, acabó centrándose solo en Hayat, como la raíz principal del proyecto. Pero posteriormente amplía su mirada hacia Layla, una joven que ha estado viviendo casi todo el tiempo en un centro de acogida, después de que con solo 10 años su padre la echara de su casa. Ella misma le dijo a la jueza que sus padres habían muerto para evitar que la devolvieran a su familia y desde entonces ha vivido en un centro que en el propio documental se refleja más como una prisión que como un lugar de acogida. Cámaras de vigilancia, horarios restringidos, guardias de seguridad y algunos abusos acaban revictimización a estas jóvenes que ya han sufrido el repudio de sus familias. En alguna entrevista Zahraa Ghandour ha contado que al comienzo Layla tenía cierta desconfianza para ser grabada porque recientemente había contado su experiencia en un reportaje para la televisión iraquí. Y acabó recibiendo insultos y acoso a través de las redes sociales por haber contado su historia, e incluso por su aspecto físico. Esta salida del entorno familiar consigue que la película respire, y en cierta manera se abre no solo hacia una joven superviviente, que ya ha conseguido salir del centro de acogida, sino encontrar en Bagdad otra mirada femenina, como una representación de una ciudad que también ha sido sometida a las decisiones arbitrarias que han provocado las huellas de las guerras y los conflictos. Flana es un documental que expone desde una mirada personal una problemática social sobrecogedora. Y aunque no ofrece cifras ni perspectivas más amplias, sino que prefiere quedarse con los testimonios de Hayat y Layla, aporta en este tono íntimo un acercamiento más reflexivo, que no pretende ofrecer una investigación periodística, sino tratar de entender los efectos psicológicos del sentimiento de rechazo como parte integral de una sociedad. 

A sámi wedding

Noruega 2025 | NRK, 8x30' | Episodios 1, 2 | Primetime | ★★ 

Creada por Åse Kathrin Vuolab

Dirigida por Pål Jackman, Åse Kathrin Vuolab 


Hace unos meses pudimos ver las primeras imágenes de esta serie durante la celebración de las jornadas Seriedagene 2024, y la mencionamos entre los destacados estrenos previstos para este año del canal público noruego NRK. Tras el Oso de Oro para Dreams (Sex Love) (Dag Johan Haugerud, 2024), película final de una trilogía sobre el deseo y el amor, el Premio Especial del Jurado para Valor sentimental (Joachim Trier, 2025) en el Festival de Cannes y los éxitos de series como Requiem for Selina (SundanceTV, 2025) en Séries Mania y A better man (NRK, 2025) y Nepobaby (TV2, 2025) en Canneseries, Noruega vuelve a colocarse en un lugar destacado dentro del panorama audiovisual internacional. Y ésta es otra de esas producciones que comienzan a destacar, siguiendo la tendencia de los últimos años de contar historias relacionadas con la cultura sami, pero escritas y dirigidas por cineastas que pertenecen a ella. Lo hemos visto recientemente en el drama juvenil Oro jaska (NRK, 2024), sobre el silencio alrededor de los abusos sexuales, que tiene aspectos en común con A Sámi wedding (NRK, 2025). Al ser historias contadas por los propios samis, tienen la libertad de abordar su cultura y sus tradiciones desde una perspectiva crítica o irónica, de manera que es en el interior de la propia comunidad donde se hacen preguntas que cuestionan la permanencia de algunas costumbres y reflexionan sobre su capacidad de adaptación al mundo moderno. Esta mirada es respetuosa con las tradiciones, pero en este caso aporta sentido del humor respecto a ellas, como cuando en una ceremonia de compromiso Henry (Ánte Siri) explica a su novio norteamericano Michael (Craig Stein) cómo ha cambiado la tradición: "Anteriormente, las familias llegaban en renos y la novia salía de la casa para atar la cuerda de los renos del novio en señal de que aceptaba el compromiso. Hoy los coches son los renos y la novia toma las llaves del coche de su prometido". Como su título indica, A Sámi wedding se desarrolla alrededor de la futura boda entre Ailo (Per John P. Eira) e Inga (Sárá Gáren Ánne Nilut), pero con una circunstancia adversa, y es que sus respectivas madres, Garen (Sara Margrethe Oskal) y Berit (Anni-Kristina Juuso) tuvieron un enfrentamiento en el pasado y no se soportan, lo que tendrán que disimular para que se lleve a cabo una boda sami de la manera más tradicional. Para Garen, que se encuentra en una posición inferior respecto a la escala social de la pequeña localidad sami de Kautokeino, la boda de Ailo con la familia de pastores de renos puede darle la posibilidad de ascender en ese nivel social. 

Los intentos de Garen para que la boda salga lo mejor posible, lo que también es una forma de contrarrestar las continuas críticas de Berit, la llevan a reunir a sus hermanos: Johan (Ivan Aleksander Sara Buljo), que es conocido en el pueblo por ser muy promiscuo, especialmente con las visitantes de fuera, y Belle (Inga Márjá Utsi), que a veces toma decisiones demasiado impulsivas. Incluso, tras sufrir un ataque de pánico, Garen finge que ha tenido un infarto para conseguir que también regrese su hermano Henry, que vive en Estados Unidos con su novio y rechaza todo lo que tenga que ver con la cultura sami. En los primeros episodios que hemos podido ver la comedia funciona bien a través de los contrastes entre los diferentes miembros de la familia, y son divertidas las intervenciones de tres ancianas chismosas que están siempre observando los movimientos de las dos familias a través de las ventanas, como al comienzo del primer episodio, cuando Garen y Berit tienen un encuentro fortuito en una gasolinera. "¿Qué pasaría si hay boda pero ellas no pueden colaborar juntas? ¡Va a ser un desastre!", comentan con sorna unos personajes que van a tener relevancia a lo largo de la temporada. El Festival de Toronto, que ha programado una selección de series para su sección Primetime, compara la atmósfera de esta comedia noruega con Mi gran boda griega (Joel Zwick, 2002), pero A Sámi wedding parece más centrada en profundizar en los conflictos culturales de una comunidad que trata de adaptar sus costumbres ancestrales a la sociedad moderna, y en el distanciamiento generacional. La serie ha sido creada por Åse Kathrin Vuolab (1987, Noruega), guionista que ha trabajado para la televisión pública en el programa de reportajes sobre la cultura sámi Ízü (NRK, 2007-2009), y ha contado con el apoyo del International Sámi Film Institute, que subvenciona a creadores de origen sámi para llevar a cabo proyectos audiovisuales. Precisamente el pueblo de Kautokeino en el que se desarrolla la trama tiene una gran relevancia histórica, ya que fue el germen de la rebelión que protagonizaron los samis en el siglo XIX contra la explotación de las autoridades noruegas, que fue llevada al cine en la película La rebelión de Kautokeino (Nils Gaup, 2008). El trasfondo de los paisajes nevados del Norte de Noruega, y el colorido vestuario tradicional, aportan una textura visual llamativa a una comedia familiar que se beneficia de esa mirada humorística en la que se confrontan las percepciones respecto a la tradición y la permanencia de las costumbres dentro de una comunidad que debe mantener el equilibrio entre su identidad y su integración. También destaca una divertida banda sonora del compositor Joachim Holbek (1957, Noruega), que mezcla orquesta sinfónica con instrumentos solistas como la guitarra y la balalaika, interpretada por uno de los directores de la serie, Pål Jackman. 

The savage

Irán 2025 | FilmNet, 8x45' | Episodios 1, 2, 3 | Primetime | ★★ 

Creada y dirigida por Houman Seyyedi


Este año hemos podido ver algunas producciones interesantes procedentes de Irán, como el excelente drama sobre una pareja que comienza un proceso de divorcio, At the end of the night (FilmNet, 2024), que ganó el premio a la Mejor Dirección en Séries Mania y los premios a Mejor Actor y Mejor Actriz en Cinema Jove. Esa serie tiene en común con The savage (FilmNet, 2025) su descripción de la clase media iraní que generalmente no suele estar muy representada en este formato. Esta última también recoge esa mirada a la clase trabajadora desde el significativo comienzo, con el protagonista Davood Ashraf (Javad Ezati) ascendiendo desde el interior de una mina para encontrar en el exterior una protesta de trabajadores contra los administradores, que les deben los últimos sueldos. Es una secuencia que parece hacer referencia al inicio de la película Un héroe (Asghar Farhadi, 2021), en la que el protagonista sale de una prisión para aparentemente encontrarse metido en otra, y de hecho en la imagen inicial Davood parece aprisionado tras unos barrotes en un espacio claustrofóbico que se reproduce en una situación de tensión igualmente claustrofóbica, y que acaba con un herido que tiene que ser trasladado a un hospital. Un estupendo comienzo que marca la estructura narrativa de la historia con un primer episodio que está dedicado a retratar al personaje, un hombre que tiene constantes problemas económicos, acrecentados por el impago de su salario, pero que es dueño de unas tierras que está a punto de vender hasta que cambia de opinión y decide mantenerlas como su último recurso. The savage plantea en los últimos minutos de este primer episodio el auténtico catalizador de la historia, cuando Davood recoge en su coche a dos niños que caminan solos por una carretera solitaria, lo que acabará siendo el comienzo de una auténtica pesadilla. Planteada como un thriller psicológico, también es un cuento moral que propone reflexiones sobre las decisiones tomadas y la predestinación, a través del círculo constante de acontecimientos que empeoran cada vez más la situación de Davood, envuelto en una red de mentiras que tratan de ocultar las consecuencias de otras mentiras. En una conversación con un amigo que le acoge en el Episodio 3, él hace referencia a la mala suerte como el origen de todos sus problemas, pero su amigo le recuerda que son sus decisiones personales las que han provocado su situación: "No culpes a la mala suerte por tus errores. Dios se molestará". Algunas situaciones pueden resultar algo forzadas, como la irrupción de un abuelo y su nieto alrededor de la vida de Davood, pero también refuerzan ese camino sinuoso entre decisiones mal tomadas y situaciones imprevisibles que van estrechando cada vez más la salida del protagonista. 

Estrenada la pasada primavera en Irán, The savage ha recibido críticas mixtas pero se ha destacado especialmente el riesgo asumido por el director Houman Seyyedi (1980, Irán), responsable de otras series de éxito como The frog (2020-2021) y largometrajes como World War III (2022), que recibió los premios a Mejor Película y Mejor Actor en la sección Orizzonti del Festival de Venecia. A través de una planificación que busca los planos estéticos y expresivos, en estos tres primeros episodios consigue crear una atmósfera oscura y llena de tensión, colocando al protagonista entre marcos de puertas y ventanas como un reflejo de su situación de aprisionamiento en una escalada de tensión, y en algunos momentos homenajeando a sus directores preferidos, con referencias claras a Pozos de ambición (Paul Thomas Anderson, 2007) en el entorno de la mina. Aunque tiene una perspectiva realista, también introduce elementos metafóricos a través de las imágenes y refuerza el tono psicológico de esta historia sobre un hombre atrapado entre la presión social de las consecuencias de sus errores. Se dice que la serie es una adaptación libre de una historia real, protagonizada por un famoso fugitivo iraní, lo que indica que los primeros episodios proyectados en el Festival de Toronto, como su primera presentación internacional, conforman un bloque que expone sobre todo el torbellino dramático de una situación que se ha escapado de su control. De hecho, ni siquiera tiene relevancia en estos primeros episodios la protagonista femenina, Raha Jahanshahi (Negar Javaherian), y tampoco se introduce todavía la estructura narrativa de flashbacks combinados con el presente que compone el resto de la serie. Pero la tensión creciente está construida de una manera notable, los diálogos son convincentes y el trabajo del actor Javad Ezati, una de las estrellas del cine y la televisión iraníes, consigue transmitir la desesperación de un personaje que se siente predestinado a tener una vida miserable. Lo que le lleva a una profunda desconfianza del sistema judicial y los medios de comunicación, aspectos que se desarrollan a lo largo del resto de la temporada. Envuelta en un atractivo tono de thriller, con una atmósfera asfixiante de tonalidades frías, The savage es una serie de alta calidad que aborda la suspicacia de la clase trabajadora hacia el sistema, a través de una narrativa contundente que atrapa a su propio protagonista en un círculo de incomprensión y de presión social, del que resulta difícil escapar.  


Dreams (Sex Love) se estrena en salas de cine el 21 de noviembre.
Valor sentimental se estrena en salas de cine el 5 de diciembre. 
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Películas mencionadas (disponibles en la fecha de publicación):

La decisión se puede ver en Acontra+ y Filmin.
My beautiful Baghdad se puede ver en Filmin. 
Un héroe se puede ver en Acontra+, Prime Video y Tivify. 

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