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21 octubre, 2024

Las series españolas de 2024: Parte 9

Durante la pasada edición del encuentro audiovisual Iberseries & Platino Industria se presentó una publicación que se acerca a la realidad de las nuevas formas de producción en el sector. Coordinado por Spain Film Commission, a quien afectan directamente estos cambios, el Libro Blanco de la Producción Audiovisual Virtual en España es la primera publicación que recoge un estado actual de la industria audiovisual española en relación con la introducción de los rodajes virtuales, estableciendo los marcos jurídicos en los que se deben desarrollar estos trabajos, por ejemplo respecto a la grabación del patrimonio histórico y su uso en escenarios virtuales. De hecho, una de las quejas principales de algunas empresas audiovisuales españolas cuyo trabajo está enfocado a la producción virtual es que en los rodajes extranjeros, especialmente los norteamericanos, no hay demasiado control sobre las grabaciones de escenarios naturales mediante herramientas como drones, y no se sabe exactamente cuál es el uso que posteriormente se le da a esas capturas. A pesar de que las legislaciones sobre derechos de autor, especialmente la europea, dejan claro que solo están protegidos los derecho de obras creadas por seres humanos, y que por tanto aquellas que solo están creadas por IA son de dominio público, las empresas tecnológicas han construido un debate, que es precisamente algo artificial, sobre hasta qué punto se puede considerar como intervención humana la elaboración de órdenes dadas a las herramientas virtuales, y tratando de buscar excepciones que permitan proteger la autoría de obras creadas solo mediante inteligencia artificial. 

En el Libro Blanco de la Producción Audiovisual Virtual en España se hace mención a la existencia de dos tipos de protecciones respecto a la captura de imágenes del patrimonio permanente: la reproducción y la transformación, dentro de un marco jurídico que incluye la llamada "libertad de panorama" como una excepción a los derechos del propietario cuando se trate de una edificación o monumento que se encuentre de forma permanente en la vía pública. Pero en muchos escenarios virtuales se realizan modificaciones para adaptarlas a las necesidades de la producción, lo que sería una transformación, que sí está sujeta a las autorizaciones pertinentes. En Juego de tronos (Max, 2011-2019), se utilizó para representar a Rocadragón el particular paisaje de la Ermita de San Juan de Gaztelugatxe, pero sustituyendo la ermita por un castillo, lo que se considera como una virtualización transformativa. Tras el rodaje en 2016, las visitas a la zona aumentaron de tal manera que el Gobierno Vasco tuvo que tomar medidas de protección especiales para limitar los accesos. En la promoción de la segunda temporada de La Casa del Dragón (Max, 2021-) se utilizó también la IA para introducir banderas Targaryen en una imagen de San Juan de Gaztelugatxe. El informe publicado como parte del Plan España Hub Audiovisual, apunta otros datos relacionados con la legislación respecto a los rodajes virtuales y ofrece un glosario de términos relacionados con la producción audiovisual. Para la Spain Film Commission, "lejos de visiones negativas, consideramos que los rodajes virtuales no impedirán, sino que exigirán un cambio en el modus operandi de las films commissions o los locations managers, como ocurrirá con otras profesiones del audiovisual". 

Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series comentadas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.

Querer

Miniserie | Ficción, 4x50' | Movistar Plus+ | ★ 

Creada por Julia de Paz, Alauda Ruiz de Azúa, Eduard Sola

Dirigida por Alauda Ruiz de Azúa


Ganadora de un premio Goya por la Dirección Novel de la película Cinco lobitos (2023), Alauda Ruiz de Azúa (1978, Baracaldo) se adentra por primera vez en el formato de series para construir una portentosa radiografía de la violencia sexual silenciosa dentro del entorno conyugal. Y lo hace partiendo de una decisión radical de su protagonista, Miren Torres (Nagore Aramburu) cuando después de 32 años de matrimonio no solo decide abandonar a su marido Íñigo Gorosmendi (Pedro Casablanc), sino denunciarle por violación continuada a lo largo de su matrimonio. En Querer (T1E01), la protagonista se encuentra en una comisaría acompañada por su abogada (Loreto Mauleón) para poner una denuncia difícil, pero en la que no asistimos a la descripción de los hechos denunciados sino a las preguntas finales. La historia se cuenta con distancia acercándose solo a los puntos de vista de los cuatro personajes principales: son los hijos, Aitor (Miguel Bernardeau) y Jon (Iván Pellicer) los testigos de una situación que les obliga a tomar partido, pero es el espectador el que ejerce como juez de la descripción de los hechos, especialmente en un duro episodio Juzgar (T1E3), que se centra solo en las declaraciones que se producen durante el juicio, donde surgen las preguntas de siempre: "¿Por qué no denunció antes? ¿Por qué no se marchó?". La víctima, especialmente en los casos de denuncias de abuso sexual, se convierte también en culpable, se le exige la justificación de sus acciones, miente hasta que se demuestre lo contrario. La decisión de los guionistas de no introducir flashbacks y nunca mostrar una verdad objetiva es acertada, porque traslada todas las incertidumbres de las denuncias que tienen que ver con el consentimiento, aunque adopta un punto de vista muy claro desde el principio. Y evita cuidadosamente mostrar a Íñigo como un hombre violento, con el reconocimiento de su esposa de nunca haber sido agredida, al menos físicamente. Querer (Movistar Plus+, 2024) es un relato minucioso que puede llegar a ser frío en el relato de los hechos, sin apenas apoyos musicales, envolviendo a los protagonistas en un ambiente gris, casi nórdico, de un Bilbao permanentemente otoñal, aunque pase el tiempo a través de elipsis que dejan fuera conscientemente muchos acontecimientos, sobre todo en los años que transcurren entre la denuncia y la celebración del juicio.  

Utilizando el formato panorámico, la directora rodea a los personajes de un entorno que subraya las relaciones familiares, en las que los protagonistas están confrontados. El hijo mayor, Aitor, es el reflejo de su padre en muchos sentidos, incluso en la percepción de que hay actitudes de menosprecio hacia su mujer que reproducen el carácter de Íñigo, junto al que se posiciona. Mientras que Jon, quizás descrito demasiado convencionalmente como un joven bisexual que entiende mejor a su madre y se distancia más de su padre, como si su carácter estuviera definido por su orientación sexual, se convierte en el único apoyo familiar de Miren. Pero lo que refleja con especial habilidad esta historia escrita por Alauda Ruiz de Azúa, Julia de Paz, directora del premiado cortometraje Harta (2021) y Eduard Sola, que este año ha escrito los guiones de Casa en llamas (Dani de la Orden, 2024), El bus de la vida (Ibon Cormenzana, 2024) y La virgen roja (Paula Ortiz), es la permanencia del miedo, ese sentimiento invisible que sin embargo paraliza y destruye, y que sobrevuela constantemente sobre las decisiones tomadas por Miren durante sus años de matrimonio. Aunque no está basada en un acontecimiento real concreto, la serie se inspira en varios de los casos reales que encontraron los guionistas durante su investigación, reproduciendo los patrones que modelan el carácter sistemático y estructural de los abusos. La figura de Íñigo, que se muestra con cierta condescendencia amable hacia su esposa, se define más por la sombra de sus posibles reacciones que por los actos que contemplamos. Su probable violencia psicológica permanece en el subconsciente, pero no se muestra explícitamente, lo que la hace todavía más inquietante. La descripción de algunos "cambios de humor" que describen los hijos acaba siendo la justificación de su carácter intrínsecamente violento. No solo en el miedo que impidió la reacción de Miren, sino también en el temor a que aparezca en algún momento cuando ella ha iniciado una nueva vida. 

Cuenta la directora que algunas de sus referencias para el estilo de narración han sido la miniserie The staircase (Max, 2022) y la película Tár (Todd Field, 2022), lo que parece lógico no solo por el tipo de acercamiento visual a la historia, sino porque Querer se estructura sobre dos tipos de juicios: el legal y el moral. Uno revelando de forma aséptica las realidades ocultas durante tantos años, el otro reflejando las relaciones familiares. Lo que también la acerca inevitablemente a películas como Nader y Simin, una separación (Asghar Farhadi, 2011), para construir las entrañas de un matrimonio que comenzó con cierta pasión y algunos sacrificios, pero pronto se reveló como la condena a una vida subyugada. La desintegración de la familia, que representa la forma en que la sociedad afronta las denuncias por abusos sexuales, se produce de forma paralela a la construcción del procedimiento judicial. Pero Querer tiene un punto de apoyo fundamental en la interpretación precisa y dolorosa que crea Nagore Aramburu a través de Miren, a quien vemos desfallecer en pocos momentos, y cuya actitud menos compungida de lo que se exige a una víctima provoca también suspicacias a su alrededor, algo sobre lo que también reflexiona la serie británica Kidnapped (BBC, 2024). Y es el reflejo de ella lo que define a las figuras masculinas que han estado todo el tiempo rodeándola: la tolerancia hacia la violencia, el miedo a convertirse en el padre, la condescendencia de un entorno masculinizado... Querer es una extraordinaria representación, desde el núcleo de una familia de clase media alta, de las actitudes de nuestra sociedad frente a las víctimas de abusos, especialmente cuando este es silencioso e invisible, y cuando se sostiene en formas de amar que son dominantes y denigrantes.La erie está producida por Feelgood Media, la productora creada por Juana Macías, Juan Moreno y Guillermo Sempre, que este año ha estrenado Soy Nevenka (Icíar Bollaín, 2024) y en noviembre Las chicas de la estación (Juana Macías, 2024), en colaboración con Kowalski Films, productora de Koldo Zuazua.

Medina: El estafador de famosos

Temporada 1 | Docuserie, 5x35' | Prime Video | ★ 

Escrita por Laura Márquez, Rubén Ajaú, Borja Glez. Santaolalla

Dirigida por Jorge Ponce, Javier Valera


El éxito de los true crime ha provocado también la creación de un subgénero de parodia que utiliza sus estructuras y el tipo de narración para abordar casos absurdos o para describir con humor el proceso de investigación de un equipo de rodaje. Gamberro de instituto (American vandal) (Netflix, 2017-2018) es una de las más conocidas, una serie en la que un joven estudiante decide rodar un documental para averiguar quién ha sido el autor de los graffitis con forma de polla que han aparecido pintados en los vehículos de los profesores. Y más recientemente, What happened to Solveig? (NRK, 2023), cuyos primeros episodios se pueden ver en Filmin hasta el 27 de octubre dentro de la programación de Serielizados Fest, utiliza el estilo del true crime a través de una forma seria, tanto en música como en edición, que contiene la parodia en la representación ridícula de los personajes entrevistados, la mayor parte de ellos interpretados por el comediante noruego Kevin Vågenes. La particularidad de Medina: El estafador de famosos (Prime Video, 2024) es que toma como base un caso aparentemente real para construir una docuserie que no es exactamente un true crime, pero que utiliza los tropos habituales de este género para crear una parodia. La historia parece haber tenido otros planteamientos iniciales, porque la sinopsis publicada en bases de datos cinematográficas que son propiedad de Amazon se refiere a "un estafador que engañó a personas adineradas haciéndose pasar por miembro de la realeza saudí y viviendo un estilo de vida lujoso a costa de ellos", que finalmente no es la historia que se ha desarrollado. La serie creada, dirigida y protagonizada por el humorista Jorge Ponce parece en realidad más influida por The Office (Prime Video, 2005-2013) al tener como protagonista a un personaje que trata de dirigir un equipo de una manera bastante torpe y que se obsesiona con temas secundarios que impiden que avance la investigación para averiguar quién es Antonio Medina, el objetivo principal de la serie, mientras los directivos de Amazon España les presionan para que obtengan resultados. Los guionistas, coordinados por Borja Glez. Santaolalla, que acaba de terminar su trabajo en la serie diaria 4 estrellas (RTVE, 2023-2024) y que próximamente estrenará la miniserie La suerte (Disney+ 2024), hacen referencias a los procesos de producción de este tipo de documentales.

La parodia convence, aunque aguanta con dificultad cinco episodios, pero al no centrarse solo en la investigación, consigue mantener el equilibrio entre cierto suspense sobre la identidad del estafador y el tono de comedia. Desde un trabajo de detectives no especialmente acertado hasta la obsesión por la sostenibilidad ecológica en las producciones audiovisuales o las tensiones en el equipo de producción del documental, Medina: El estafador de famosos utiliza el humor más para abordar la estructura audiovisual que la propia historia del estafador que durante años se hizo pasar por un cámara de televisión con un pasado familiar trágico para sacarle unos euros a personajes famosos. Pero lo que mejor funciona es la construcción de un protagonista que mantiene el interés con sus peregrinas ocurrencias y que es incapaz de dirigir un equipo, teniendo que enfrentarse a situaciones absurdas de última hora como que dos de sus periodistas de investigación pidan que sus rostros sean difuminados para no ser reconocidos. Jorge Ponce es ese tipo de humoristas que se suelen reír de sus propios chistes, por eso resulta un cambio de registro interesante verle interpretar a una parodia de sí mismo que a veces pierde los papeles y se comporta como un niño, como cuando en el episodio "Las cosas no me van muy bien" (T1E4) huye de la directora de producción (Ángela Ranz) para no tener que dar explicaciones sobre el presupuesto, o se obsesiona demasiado con temas irrelevantes. Hay un enfoque satírico en el desarrollo de la historia que consigue momentos divertidos a partir de situaciones ridículas, como cuando el equipo que investiga una estafa se siente al mismo tiempo estafado, o cuando sienten la amenaza de la maquinaria de Mediaset en el momento en que Ana Rosa Quintana se interesa también por investigar la identidad real de Antonio Medina. En el episodio "Coincidimos en aquel programa..." (T1E3) un grupo de personajes conocidos invitados por Jorge Ponce se dispersa por el centro de Madrid tratando de servir como gancho para Antonio Medina, en una escena rodada con cámara oculta, pero que provoca situaciones curiosas, entre ellas que la mayor parte de los famosos ni siquiera son reconocidos por la calle. 

La estrategia de promoción de Medina: El estafador de famosos ha sido inteligente, publicando durante semanas previas noticias sobre el personaje de Antonio Medina en algunos medios de comunicación, de manera que se ha ido cultivando el interés por la docuserie. Aunque algunas escenas no se diferencian mucho de cualquier sketch de programas de humor, como aquel segmento del programa The break with Michelle Brown (Netflix, 2018), titulado "The husband did it", que introducía todos los tropos de los true crime anunciando una serie sobre el asesinato de una mujer cuyo autor estaba claro que había sido su marido, pero dedicaba nueve episodios a plantearse la posibilidad de que no hubiera sido él. Como La Revuelta (RTVE, 2024-), se trata de una producción de El Terrat (entre los famosos aparecen Andreu Buenafuente y Berto Romero) y Encofrados Encofrasa, la productora creada en 2021 por David Broncano, Jorge Ponce y Ricardo Castella para producir el programa La Resistencia (Movistar Plus+, 2018-2024), que ha pasado de tener pérdidas en su primer año a una facturación de más de dos millones de euros en el ejercicio de 2023, todavía sin incluir el contrato con RTVE. Medina: El estafador de famosos es un ejercicio interesante y divertido que funciona mejor cuando se toma a broma los entresijos de la producción de una serie true crime, desde el control de presupuesto hasta la puesta en escena de recreaciones "al estilo David Fincher". Aunque se queda en la superficie, sin llegar a profundizar o reflexionar de manera tan atrevida y surrealista como lo suele hacer Nathan Fielder.  

Bellas Artes

Temporada 2 | Ficción, 6x30' | Movistar Plus+ | ★ 

Escrita por Andrés Duprat

Dirigida por Mariano Cohn, Martín Bustos


En septiembre del año pasado, antes de que fuera elegido un nuevo gobierno en Argentina, la realidad se asemejó a la ficción. En la primera temporada de Bellas Artes (Movistar Plus+, 2023-), la elección del nuevo director del Museo Iberoamericano de Arte Moderno (MIDAM) se produjo mediante un concurso público del Ministerio de Cultura de España en el que quedaron tres finalistas, Antonio Dumas (Oscar Martínez) y dos candidatas mujeres, pero el comité de elección prefirió "arriesgarse" eligiendo la incorrección política que representaba un hombre heterosexual blanco y de edad madura. En la realidad, Andrés Duprat fue uno de los finalistas de un concurso público para elegir al director del Museo Nacional de Bellas Artes junto a otras dos candidatas. Aunque la mayor puntuación la consiguió una de ellas, el entonces Ministro de Cultura Tristán Bauer eligió la continuidad de un funcionario que ha logrado en los últimos años aumentar un 50% la asistencia de público al museo. En realidad, al elegir a Andrés Duprat como director por otros cinco años, también se eligió a la tercera finalista en puntuación, Mariana Marchesi, que ha sido la estrecha colaboradora de un director que ha permanecido en el cargo durante tres gobiernos de distinto color, desde Cristina Kirchner hasta Javier Milei. Andrés Duprat (1964, Argentina) ha afirmado en algunas entrevistas que el guión lo escribió antes de que le ocurriera algo parecido en la realidad, basándose en elementos muy ligados a la administración que rodea al mundo del arte, una visión cargada de ironía que tiene un punto de humor negro relacionado con las miradas externas hacia las obras contemporáneas. Aunque la primera temporada fue acusada de una cierta ideología conservadora, la segunda ya se anuncia directamente como "políticamente incorrecta", y regresa a esos argumentos que reflejan desde dentro las ideas del engaño que representan artistas como Mario Casal (Eloy Azorín) en el episodio Cuestión de género (T2E1), o la propia Mariel Bernabé (Ángela Molina): "Los museos se están convirtiendo en parques temáticos, los ministerios están llenos de burócratas, cuando no de parásitos. El mundo del arte es a día de hoy un circo para snobs". La serie tiene algunos planteamientos que resultan demasiado superficiales, como los comentarios a las políticas de igualdad de género como si se tratara de una ocurrencia que no se sostiene en una realidad continuada de desigualdades a lo largo de muchos años (el propio Museo Nacional de Bellas Artes que dirige Andrés Duprat solo ha tenido dos mujeres directoras desde que se fundó en 1932). Es uno de los temas recurrentes de esta temporada, como cuando dos funcionarias del Ministerio de Igualdad visitan el MIDAM para verificar el número de artistas mujeres que se encuentran en la colección: "Las custodias de la igualdad", las llama Antonio Dumas. Y en este sentido el retrato de la burocracia que representa la Ministra de Cultura María Gutiérrez (Ana Wagener) resulta demasiado obvio. 

Mariano Cohn y Gastón Duprat, que en Bellas Artes solo ejercen como productores y showrunners, se sienten cómodos en ese término medio en el que sitúan sus películas y series, criticando a todos los sectores y subrayando la hipocresía de lo políticamente correcto, especialmente aquellos que opinan sobre todos los temas desde sus posiciones de privilegio, que en realidad es también lo que hacen ellos. Pero en esta contradicción es en lo que tienen especial valor sus proyectos, a los que se ha acusado de ser conservadores, e incluso posicionarse a favor de los planteamientos populistas de Javier Milei, algo que se criticó cuando en la tercera temporada de El encargado (Disney+, 2022-), el protagonista se enfrentaba al sistema sindical y proponía una reordenación de su sector convirtiendo a los trabajadores en falsos autónomos. Pero Eliseo y Antonio Dumas son protagonistas antipáticos aunque puedan resultar divertidos, y carecen prácticamente de vidas personales. Antonio Dumas no tiene una buena relación con su hijo Josep (Dani Rovira), le resulta un fastidio tener que cuidar a su nieto Lucas (Nicolás Rodicio) y en general es un tipo solitario que solo tiene cercanía con su gato Borges. De manera que estos retratos de protagonistas imperfectos y mediocres anulan en cierto modo las críticas que se hacen a los discursos que promulgan. Lo que destaca bien esta serie es la manera en que el arte contemporáneo no está reglado, y que el engaño o la falsificación forman parte de las preguntas que se hacen los artistas. La ruptura y la controversia se alinean así con la creación artística, como cuando en La performance (T2E5) la artista Ulah Groh (Milena Smit) es invitada para ofrecer una muestra de sus actuaciones provocativas (y quizás demasiado violentas). La serie retrata los museos como espacios en constante tensión, y a Antonio Dumas como un director obligado a tomar decisiones complicadas, como si acepta las condiciones que impone un millonario corrupto y ex-presidente de un país pobre, Monteagudo (Miguel Ángel Solá), para donar un cuadro abstracto de gran relevancia en el episodio Un pedido especial (T2E4), o cuando trata de conseguir una importante inversión a través de la intermediación de Paula Dreyer (Cecilia Suárez) en Fundraiser (T2E2). 

Bellas Artes no es tan ágil en los diálogos y las situaciones divertidas como Nada (Disney+, 2023), pero este es un tipo de humor diferente, más seco, basado en la extrañeza que provocan las situaciones a veces ridículas, incluso a los propios personajes, con algunas referencias a directores como Nanni Moretti, aunque el desencanto de sus protagonistas estén en las antípodas ideológicas de éstos. Pero la serie es más interesante en lo sutil que en lo subrayado, como el hecho de situar la acción en un Museo de Arte Contemporáneo Iberoamericano en Madrid, que en realidad es una constatación de la permanencia de cierto colonialismo cultural en el mundo del arte. De hecho, los dos mercados de arte latinoamericano más importantes se celebran fuera de Latinoamérica: la Feria Arco de Madrid y el Art Basel de Miami. El personaje de la artista y ex-esposa del protagonista, Mariel Bernabé, que ha decidido vivir en Perú apartada de las hipocresías que rodean al mundo artístico en Europa, en realidad practica también un tipo de apropiación cultural al utilizar objetos indígenas en sus obras: "Solo un europeo culposo puede tener una visión idílica de Latinoamérica, probablemente el continente con más injusticias y desigualdades del mundo", le dice Antonio Dumas, quien de hecho pretende sacar partido económico de una de sus obras. Esta segunda temporada es más mordaz que la primera, asumiendo su posición de incorrección con cierta satisfacción, e incorpora de nuevo a un buen número de actores y actrices invitados: Imanol Arias, Diego Anido, Miguel Ángel Solá, Cecilia Suárez o Nagore Aranburu, la protagonista de Querer (Movistar Plus+, 2024). La serie está producida por Gloriamundi, la productora situada en Madrid de Pablo Bossi, que también ha estrenado recientemente la comedia de terror Hay algo en el bosque (Dark, 2024), y cuenta con un acuerdo de distribución que estrena la serie al mismo tiempo en España a través de Movistar Plus+ y en Latinoamérica a través de Disney+. 

Bob in Translation

Temporada 1 | Documental, 6x30' | 3Cat | ★ 

Escrita por Bob Pop, Ana Polo, Tatiana Lòpez, Àngela Molina

Dirigida por Laia Ventayol

Versión original en catalán con subtítulos en castellano


Decía Victor Manuel Amela Bonilla en una columna de opinión en La Vanguardia recientemente que "es más incorrecto en TV3 hoy loar el bilingüismo que la bisexualidad o la bigamia", en relación con el estreno de Bob in Translation (3Cat, 2024), una serie que ha acabado molestando a cierto sector de los espectadores catalanes, más por cuestiones lingüísticas que por su propio contenido. Recogiendo la gran audiencia que cosechó el regreso del programa de humor Polònia (3Cat, 2006-) en septiembre, esta serie documental presentada por Bob Pop ha conseguido mantener parte de ella, con un formato interesante en el que aprovecha su deseo de aprender catalán después de llevar viviendo en Barcelona más de veinte años, con el tratamiento de temas relacionados con las identidades sexuales y la interseccionalidad que suelen ser habituales en sus intervenciones. El escritor y humorista Roberto Enríquez (1971, Madrid), volverá a representar a partir de noviembre en el Espai Texas de Barcelona su espectáculo teatral Hablar no sirve. De nada (2024), que precisamente gira en torno a la comunicación y también sobre las asignaturas pendientes de la dependencia de personas con enfermedades degenerativas, como la esclerosis múltiple que él padece. En cierto modo, Bob in Translation es una extensión de ese monólogo teatral del que aparecen algunos fragmentos en la serie, en la que también se abordan algunas de las dificultades a las que se tiene que enfrentar en su vida diaria (aunque vive en el centro de Barcelona, su dependencia del buen funcionamiento del ascensor de su edificio refleja cómo algunos días tiene que conformarse con permanecer en su casa). Una asignatura pendiente de un profesional que lleva veinte años viviendo en Cataluña es la de aprender su lengua, pero esto se utiliza para abordar otras cuestiones relacionadas con la comunidad LGBTIQ+ . Por ejemplo, en el episodio Ge (T1E2), relacionado con gay, el escritor Pol Guasch afirma algo tan sencillo como difícil de entender en un país en el que a muchos espectadores les molesta ver series en otras lenguas del Estado, aunque no tienen problemas para verlas en otros idiomas: "Si yo hablo mi lengua, no te estoy violentando ni te estoy forzando, sino que estoy intentando ofrecértela. Y esta idea de ofrecer lenguas y ofrecer experiencias, y compartirlas, creo que es muy bonita. Me gusta hablar con militantes del movimiento queer mayores que yo, porque no me están imponiendo su verdad, me están ofreciendo una historia".

Al programa se le ha criticado que ofrece una aproximación al aprendizaje del catalán bastante discutible, con una técnica propuesta por la coach lingüística Babeth Ripoll que se ha puesto en entredicho. Pero la serie no tiene como tema central el aprendizaje de una lengua, sino que lo utiliza como excusa para abordar cuestiones relacionadas con las discriminaciones de las comunidades de diferentes identidades sexuales. Cada episodio se centra en un invitado o invitada y toma como título una letra que hace referencia a una de estas identidades: en Ela (T1E1) se aborda la "L" de lesbiana, con la participación de la humorista Ana Polo, que trata cuestiones como la invisibilidad de las mujeres queer durante mucho tiempo, y los estereotipos que se adjudican a su imagen externa: "Cuando vi a Elena Anaya en la alfombra roja comprobé que puedes ser lesbiana y femenina". Algunos acercamientos pueden ser algo estereotipados, a pesar de que la serie quiere precisamente romper con los estereotipos, y de hecho algunos episodios como Be (T1E3), que se enfoca en la B de bisexual, no saca demasiado partido de su invitada, en este caso la ex-alcaldesa de Barcelona Ada Colau, que confiesa no haber sido consciente de la repercusión que podría tener el hecho de que afirmara ser bisexual con normalidad en un programa de televisión en 2017. Pero temas abordados en los primeros episodios y relacionados con las formas de discriminación lingüística no terminan de desarrollarse conforme avanza la serie. Incluso a pesar de tener invitadas tan rotundas y claras como la científica y activista trans Judith Juanhuix, en el episodio Te (T1E4): "Hay algo que no se entiende de las personas trans, de las que siempre se piensa que estamos hablando de género, que nuestro foco es el género. Pero nuestro foco es la libertad. No va de género, va de libertad". Esta visión desde el desconocimiento se hace más patente en el tratamiento que se suele hacer de otras identidades como la intersexualidad, como afirma la artista Laura Vila Kremer en el episodio I (T1E5): "Hay todo un imaginario que nos acompaña a las personas intersex, como si a nivel de género no fuéramos ni lo uno ni lo otro. Y tú a nivel de género puedes identificarte de muchas maneras". 

Con sus defectos y la falta de desarrollo de cuestiones importantes en ocasiones, Bob in Translation es un documental de entrevistas que consigue ofrecer una mirada optimista hacia las formas de acercarse a las realidades LGBTIQ+, tan diversas entre sí pero también con tantos elementos en común respecto a la necesidad de reflexionar sobre sí mismos: "He descubierto que todas las personas a las que he entrevistado son muy buenas dando explicaciones sobre quienes somos. Si nos hubieran dejado pensar por nosotros mismos la sociedad sería diferente", comenta Bob Pop en el episodio Q (T1E6), que hace referencia al término queer y lo que significa para la compositora y pianista Clara Peya: "El pensamiento queer, la forma de cuestionar lo queer me ha hecho cuestionar otras cosas como la salud mental. Y creo que es muy inspirador ver que se puede aplicar a muchos ámbitos de la vida". Bob in Translation consigue ser entretenido sin resultar demasiado didáctico, y algunas veces parece que quiere ser un poco irreverente, como cuando Bob Pop se plantea llamar al jefe de lingüistas de TV3 para preguntarle cómo se debe decir "polla" en una televisión pública, pero da la sensación de que prefiere ser más amable en su contenido. Sin embargo, es una propuesta interesante y entretenida, y tiene la capacidad de encontrar un espacio de reflexión dentro de un tono de moderación. 

En fin

Temporada 1 | Ficción, 8x45' | Prime Video | ★ 

Creada por David Sáinz, Enrique Lojo

Dirigida por David Sáinz


Dando un paso adelante en su trayectoria con una serie que mejora los aspectos técnicos desde sus producciones más gamberras como Malviviendo (2008-2014) o Grasa (RTVE Play, 2020-2021), David Sáinz (1983, Las Palmas de Gran Canaria) aborda en su última serie una historia que utiliza la idea del apocalipsis para reflexionar sobre las relaciones humanas, pero que tiene tanta brillantez en su planteamiento inicial como dejadez en su desarrollo, y estos desequilibrios de guión pueden ser perdonados en producciones más amateurs, pero resultan decepcionantes en series con mayores pretensiones como En fin (Prime Video, 2024). El tratamiento de la rendición humana ante la inevitable llegada del apocalipsis cuando un planeta se acerca tanto a la Tierra que está a punto de colisionar, deja al descubierto las flaquezas de los personajes y sus verdaderas prioridades, cuando Tomás (José Manuel Poga) decide pasar su último día disfrutando del sexo en una bacanal, abandonando a su esposa Julia (Malena Alterio) y a su hija Noa (Irene Pérez), y pensando que, al menos, no tendrá que responde de su decisión. Pero cuando el planeta finalmente no choca contra la Tierra y este "apocalipsis de Hacendado" se posterga, las acciones del protagonista deben enfrentarse a sus consecuencias. Esta idea es espléndida, pero el resto de la serie acaba resultando decepcionante, no solo porque su construcción de un mundo post-no apocalíptico es bastante endeble, sino porque resulta menos rupturista de lo que pretende dar a entender. Puede ser muy divertido que un cementerio se convierta en una plantación de marihuana en María (T1E2), pero es necesario que esta idea funcione como algo más que un chiste, y da la impresión de que En fin tiene más ingenio en sus planteamientos que en su ejecución. Tomás es un antihéroe como lo eran Pedro (Kike Pérez) en Grasa o los protagonistas fumados de Malviviendo, retratos patéticos de personajes solitarios que tratan de adaptarse a las circunstancias que les rodean cuando se produce un cambio en sus vidas. Pero la serie funciona mejor por partes que en su conjunto, es más entretenida la cena de Navidad a la que asiste Tomás en casa de Miguel (Javier Botet repitiendo el tipo de personajes que ha interpretado en series como El vecino (Netflix, 2019-2021) o Hay algo en el bosque (Dark, 2024)), que su inserción en el contexto de la historia. 

Hay una falta de cohesión en el desarrollo de las tramas que perjudica notablemente a la serie, y los momentos episódicos que interpretan personajes como Romero (Raúl Cimas) en Domingo (T1E3) acaban siendo piezas separadas que encajan con dificultad dentro de la historia, por mucho que se utilice para ofrecer un cierre algo forzado al desenlace de la trama. Precisamente es cuando el guión de David Sáinz y Enrique Lojo quiere ser más trascendental (o existencialista si se quiere) cuando En fin pierde completamente su impulso. Porque aunque parece clara una vocación de introducir reflexiones un poco menos superficiales sobre el comportamiento del ser humano en general y del ser humano español en particular, éstas acaban siendo tan básicas e inofensivas que no consiguen trascender demasiado. Sobre todo porque no termina de ajustarse lo suficientemente bien la pretendida madurez con las bromas de veinteañeros marihuaneros que se diseminan por toda la serie, com si hubiera una intención de alcanzar nuevos públicos sin perder a los que han seguido la trayectoria de David Sáinz a lo largo de los últimos años. Pero los espectadores también han cambiado desde los veinte años hasta los más de cuarenta. Y ni siquiera hay una sensación de ruptura real en el desarrollo de una historia que termina siguiendo el mismo camino irregular que otras propuestas anteriores, especialmente en un desenlace especialmente disparatado. Por explicar mejor con comparaciones, es mucho más efectiva en su sentido reflexivo humanista la serie de animación Carol y el fin del mundo (Netflix, 2023), y mucho más ingenioso y divertido el episodio "apocalíptico" La tormenta (T2E4) de la serie argentina Porno y helado (Prime Video, 2022-). También hay demasiados desequilibrios en el trabajo de los actores, porque no termina de funcionar bien la mezcla de intérpretes profesionales con actores amateurs y cómicos inconsistentes, lo que es un problema claro de dirección. Incluso Malena Alterio, que está acostumbrada a embarcarse en proyectos singulares como la película Que nadie duerma (Antonio Méndez Esparza, 2023), un personaje muy complejo que le valió un Goya, parece encajar bien dentro del conjunto. Hay buenas ideas en la serie En fin, inicios de episodios ocurrentes y divertidos, pero le falta un desarrollo de personajes más consistente y transmitir la sensación de que es una mirada mucho más madura (o mucho más gamberra) de lo que termina siendo. 

Ayla y Los Mirror

Temporada 1 | Ficción, 30x30' | Disney+ | ★ 

Creada por Ada Hernández, Tatiana Chisleanchski, Alberto Grondona, Candela Izquierdo,

                   Ana Hormaetxea

Dirigida por Ana Vázquez


En el último especial de Audiovisual451 dedicado a la ficción española, que se publicó el pasado mes de junio, se puso de manifiesto la paradoja de que España se ha convertido en un lugar privilegiado dentro de la producción de series en el mundo, con un desarrollo de proyectos permanente, siendo uno de los pocos países en los que todas las plataformas de streaming están operando en el mercado español y todas están produciendo localmente. Pero esto ha provocado dos circunstancias: la cada vez mayor entrada de capital extranjero, atraído por el nivel de producción, y la concentración de casi toda ella en unas pocas empresas, unas 15 productoras que se han repartido la mayor parte de las series producidas en nuestro país entre 2022 y 2024. Por lo que todavía hay una sensación de que poner en marcha un proyecto desde fuera de la maquinaria industrial que se retroalimenta es prácticamente imposible, por mucho que los responsables de las productoras digan en los encuentros audiovisuales que están abiertos a nuevas ideas. Buendía Estudios, la joint-venture de Telefónica y Atresmedia, es la que mayor volumen de producción ha tenido, con 18 temporadas y 16 series, que ha estrenado en sus propias plataformas, Movistar Plus+ y atresplayer. La presencia francesa en España es cada vez mayor, participando en buena parte de las productoras españolas que más trabajan: Studiocanal en Bambú Producciones, Banijay en Diagonal, DLO Producciones y Portocabo, Mediawan en Boomerang TV y Good Mood, o Newen Studios en Kubik Films y Grupo Izen (Zebra Producciones, BocaBoca...). Y ha sido precisamente una filial francesa, Federation Spain, la que ha logrado un importante acuerdo con Disney+ para producir este ambicioso proyecto, una dramedia musical pre-adolescente con potencial de ingresos 360, al incluir alrededor de la serie productos musicales y presencia activa en las redes sociales. El grupo Federation Studios fue creado en 2013 y está liderado por Pascal Breton y Lionel Uzan, consiguiendo expandirse a países como Estados Unidos, Italia, Reino Unido, Alemania, Israel y España, y es la productora de Marsella (Netflix, 2013), la primera serie francesa de Netflix, y Oficina de infiltrados (Canal+, 2015-2020), de la que pronto se estrenará el remake norteamericano, The Agency (Paramount+, 2024), producido por George Clooney. 

Ayla y Los Mirror (Disney+, 2024) nace como un producto diseñado para un público pre-adolescente que está claramente influido por High School Musical (Kenny Ortega, 2006) y su extensión en High School Musical: La serie (Disney+, 2019-2023), por lo que tiene el mismo nivel de tontería que aquellas, pero elevado aún más al tomar la decisión de construir la historia como si se tratara de un cuento de hadas moderno. De esta forma, la repelente niña pija Ayla (Violeta Madel) descubrirá la amistad y la solidaridad cuando salga de su burbuja a causa de un accidente y el insomnio que le impide recordar quién es. Trasladada a El Bosque, un centro de acogida dirigido por Nieves (Carmen Ruiz), conocerá a varios jóvenes que forman un grupo de baile llamado Los Mirror y a su compañera de cuarto, Inés (Alicia Chojnowski) que, aunque tiene trece años se comporta como si tuviera ocho, no se sabe muy bien por qué. A lo largo de los 30 episodios de media hora cada uno, se sucederán situaciones previsibles y se tratará de introducir elementos de humor a través de personajes de caricatura como los antagonistas Esmeralda (Mar Abascal) y su secuaz Eric (Selu Nieto), a los que se ha dejado vía libre para estar lo más histriónicos posible, que tratan de impedir que Ayla herede la fortuna de su padre, aunque conforme se desarrolla la historia no está muy clara cuál es su estrategia. Rodada durante seis meses con dos equipos, utilizando un sistema de producción al estilo de las series diarias, Ayla y Los Mirror tiene un planteamiento de IP (Propiedad Intelectual) que pretende convertirse en una franquicia para un público juvenil, y aunque la parte musical tiene un nivel medio, siempre dentro de unos parámetros bastante básicos, se ve perjudicada por una puesta en escena que parece concebir a los espectadores potenciales como poco inteligentes, por muy adolescentes que sean. 

No está muy claro si la estrategia de regresar al estilo de Disney Channel y de películas como Camp Rock (Matthew Diamond, 2008) puede acabar siendo efectiva para Disney+, que también parece haberse enfocado en la producción de series de larga duración como Regreso a las Sabinas (Disney+, 2024) o Ayla y Los Mirror, que estrena cinco episodios semanales hasta alcanzar los 30 de su primera temporada, para retener a los suscriptores durante más tiempo. Pero resulta un estilo que parece demasiado desfasado, tan blanco e inofensivo que acaba siendo ñoño, a pesar de la participación de un amplio equipo de guionistas liderados por Ada Hernández que han puesto en marcha rápidamente una historia repetitiva y cansina. Y que ni siquiera brilla demasiado en el apartado musical, tan pretendidamente comercial que acaba siendo anodino, con algunas versiones poco acertadas de temas como "Maniac" (1983) de Michael Sembello en el episodio El rarito de clase (T1E17). Pero lo más sorprendente es cómo la historia sigue manejando los esquemas sexistas en la representación de los jóvenes (ellas se encargan del vestuario y de la cocina, mientras ellos son los que componen las canciones). Ayla y Los Mirror encontrará seguramente su público y tiene la ventaja de expandirse a las regiones de habla hispana más allá del mercado local español, pero su estrategia de distribución como un producto más amplio que una simple serie parece haber predominado sobre la construcción de una historia que resulta tan simple como trasnochada porque, a pesar de tener en la superficie un discurso de diversidad, en realidad se sostiene en un reparto que perpetúa la representación tradicional, normativa y sexista. 


Bellas Artes (T2) se estrena completa en Movistar Plus+ el 23 de octubre.
Las chicas de la estación se estrena en cines el 22 de noviembre. 
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Películas mencionadas:

Cinco lobitos se puede ver en RTVE Play.
El bus de la vida se puede ver en Prime Video. 
Nader y Simin, una separación se puede ver en Filmin, Movistar Plus+ y Pluto tv. 
Camp Rock se puede ver en Disney+.

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