Si hace dos días comentamos la inauguración del Festival Raindance en Londres, ahora nos acercamos al Sheffield Doc Fest, el mayor festival de documentales de Reino Unido y uno de los más importantes mercados para proyectos audiovisuales. A lo largo de la próxima semana alternaremos las crónicas de ambos festivales que se desarrollan en Gran Bretaña para acercarnos a películas independientes y documentales. Sheffield Doc Fest ofrece una amplia programación compuesta por más de un centenar de películas con una mirada especialmente enfocada en los temas sociales y en el mundo artístico. Saliendo de las habituales retrospectivas dedicadas a directores que suelen ofrecer los certámenes cinematográficos, el festival tiene como Invitados de Honor a dos productores, Fenton Bailey (1960, Reino Unido) y el norteamericano Randy Barbato, quienes fundaron la compañía World of Wonder (WOW) en 1991, con sede en Los Angeles, a través de la cual han promovido a talentos queer y han desarrollado una exitosa carrera audiovisual que tiene como principal representante al reality RuPaul: Reinas del drag (MTV, 2009-) y sus variantes. Pero en el terreno documental han dirigido películas como The eyes of Tammy Faye (2000), Party monster (2003) o Mapplethorpe: Look at the pictures (2016), y series como Depredadores: El podcast (HBO Max, 2021). También han desarrollado su propia plataforma de streaming llamada WOW Presents Plus, que ofrece el catálogo de su amplia producción para televisión y cine. Junto a su homenaje, en Sheffield Doc Fest se presenta el reestreno de Dentro de Garganta profunda (2005) en su vigésimo aniversario, el último documental producido por ellos, Strange journey: The story of Horror Show (Linus O'Brien, 2025) y un avance de la serie true crime que han dirigido, Murder in Glitterball City (HBO Max, 2025). Este reconocimiento es importante en un momento en el que Estados Unidos promueve los discursos homofóbicos y está negando las identidades de género, para dar relevancia a algunas de las historias queer que han moldeado nuestra cultura reciente.
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Still pushing pineapplesKim HopkinsReino Unido, Escocia 2025 | Competición Internacional | ★★★★☆Sheffield '25: Inauguración
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El festival ha decidido comenzar con una mirada optimista, pero también melancólica, hacia uno de los grupos representantes del pop casposo de los años ochenta. Black Lace comenzó siendo una banda de varios músicos que representó a Gran Bretaña en Eurovisión en 1979 con la canción "Mary Ann", pero posteriormente se reconvirtió en un dúo formado por Alan Barton y Colin Routh, quien en 1986 fue sustituido por Dene Michael, que es realmente el protagonista de este documental. Unos años antes, en 1984, habían conseguido el mayor éxito de toda su trayectoria con la canción "Agadoo", un tema de celebraciones con una letra absurda y un ritmo que la hacían muy pegadiza. En una encuesta para la revista Q en 2003, fue votada como la peor canción de la historia, y ha superado otras muchas encuestas en los últimos años, aunque estamos seguros de que Leonardo Dantés ha hecho cosas peores. Dene Michael es el único superviviente entre los miembros que formaron parte de Black Lace, y ha seguido desarrollando su carrera musical en discotecas y pubs, pero siempre atrapado en esa figura, mezcla de ternura y patetismo, con la que comienza la película, vestido con un disfraz de piña cantando "
Agadoo doo doo, empuja la piña, sacude el árbol". La directora Kim Hopkins viene dedicando sus últimas películas a este tipo de protagonistas que se encuentran en los límites del amateurismo pero con una dedicación comprometida, como hizo en
A bunch of amateurs (2022), premio del Público en Sheffield Doc Fest, sobre un grupo de ancianos aficionados al cine que montaron un cine-club y se enfrentaron a la llegada de la pandemia del coronavirus. Su próximo proyecto,
The local (2026) está enfocado en un histórico pub del centro de Bradford que no aparece en las guías turísticas, habitado por sus clientes habituales. De la misma manera, Dene Michael mantiene su dedicación a la música pero en fiestas de pubs para nostálgicos, visitando frecuentemente Benidorm como una especie de segundo hogar. Incluso llegó a grabar una versión "mejorada" de Agadoo que estaba dedicada a Ibiza. Pero
Still pushing pineapples (Kim Hunter, 2025) acaba siendo un retrato bastante conmovedor de un músico aprisionado por el éxito de una canción y tan entregado a sus actuaciones que incluso recibe de su pareja Hayley, que tiene tatuado su rostro en el brazo, comentarios sobre la frustración que le produce que él esté menos comprometido con ella y su hijo que lo que está con la música. Dene Michael tiene la esperanza de conseguir otro éxito, aunque las circunstancias no le sean favorables, como cuando recibe un mensaje del actual mánager de la marca Black Lace en el que es despedido, teniendo que presentarse en las actuaciones como "ex-miembro de Black Lace".
Pero Still pushing pineapples no es exactamente un documental musical al uso, y ni siquiera está interesado en recorrer la trayectoria de un grupo que sufrió varios contratiempos, aunque hace referencia a ellos. El propio Dene Michael ascendió a la posición de cantante principal cuando el otro componente del dúo, Colin Routh protagonizó un escándalo sexual por tener una relación con una joven menor de edad, aunque él siempre afirmó que pensó que tenía diecinueve años. Unos años después, el otro componente original, Alan Barton, falleció en 1995 cuando el autobús en el que viajaba durante una gira de Smokie, el otro grupo al que se había incorporado, sufrió un accidente en Alemania. Esos acontecimientos pesan en la memoria del protagonista de la película, dedicado también al cuidado permanente de su madre, una entrañable anciana que se acaba convirtiendo en lo más conmovedor de la historia. Para cumplir el deseo que tiene ella de pasar unas vacaciones en Benidorm como hacían antes, Dene Michael y su novia Hayley alquilan una furgoneta y viajan por carretera hasta España, en un trayecto para el que una persona mayor no está preparada. Y aunque sufre algún percance de salud, consigue cumplir su deseo de pasar esos días en un chalet de la Costa Blanca, ocasión que aprovecha Dene Michael para ofrecer algunas actuaciones en locales de la zona que le conocen. La relación entre él y su madre es de un cuidado y una delicadeza que hacen que la película tenga una sensibilidad entrañable. Pero sobre todo es una reflexión sobre la fugacidad del éxito y esa especie de círculo en el que quedan atrapados los artistas que consiguen traspasar la barrera del estrellato, pero que se va tan rápido como ha llegado. El documental advierte al principio que "puede contener imágenes de los años ochenta que reflejan actitudes que pueden o no coincidir con los valores actuales", y algunas canciones de Black Lace como "Gang Bang" pueden entrar dentro de esa categoría. Pero sobre todo es una mirada hacia el aparente optimismo de una época que sin embargo estaba atravesada por la crisis y la transformación.
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Foto: Yegor Troyanovsky © 2Brave, Tag Film, Clin d'oeil FilmsCuba & AlaskaYegor TroyanovskyUcrania, Francia, Bélgica 2025 | Competición Internacional | ★★★★☆ |
En una conversación que podría ser la de dos amigas un día cualquiera si no fuera por el contexto, Yulia Sidorova explica que recibió el apodo de Cuba por su pelo negro y su piel bronceada, muy diferente de lo que se puede ver en Ucrania. Cuando le pregunta a Olexandra por qué la llaman a ella Alaska, ésta le responde: "Por lo distante y fría que soy". Ambas son paramédicas que han dejado atrás su vida social para convertirse en soldados, atendiendo a los heridos en el frente ucraniano. Aunque los hombres están obligados a servir en el ejército, las mujeres pueden elegir hacerlo o no, por lo que involucrarse directamente en la guerra ha sido una decisión personal de Cuba y Alaska, las dos protagonistas de este documental que pretende ofrecer otra mirada al conflicto provocado por la invasión rusa. El optimismo y la simpatía de las dos paramédicas contrasta con la situación de caos y violencia que las rodea, mostradas por el director sin evitar la crudeza de algunas imágenes, especialmente cuando atienden a los heridos. Pero las bromas y algunas risas parecen ser una constante en medio de la labor que realizan dentro de la unidad del ejército en la que sirven, de forma paritaria con los soldados hombres: cobran lo mismo y comparten todas las obligaciones y el espacio donde descansan, lo que en cierto modo puede ser algo más difícil para ellas. Pero manteniendo ese optimismo también contrarrestan el dolor y el peligro que las rodea, habiendo renunciado a unas vidas que posiblemente no llegarán a recuperar. En su tiempo libre, Yulia es diseñadora y consigue tener una oportunidad en un desfile de moda en París, pero parece solo un paréntesis de un deseo que quizás no pueda recuperar, como comenta el director en la presentación de la película: "Sus sueños continúan, pero la guerra exige demasiado. El regreso se vuelve esquivo. Pensaban que podían pausar sus vidas y que éstas simplemente esperarían a que regresaran y las reanudaran. Pero no hay regreso". El drama de la guerra, sin embargo, va apoderándose de la historia conforme se desarrolla, como en la relación que mantiene Yulia con el francotirador Dmytro.
También hay un cambio sustancial en el tono de la película a partir del segundo acto, cuando Olexandra (Alaska) es gravemente herida y su estancia en el hospital y el período de rehabilitación que parece interminable separan a las dos amigas. La historia se divide en dos, para seguir a Yulia en el frente y para centrarse en Olexandra y las consecuencias de unas heridas que son más graves desde el punto de vista psicológico, afectando a su inseguridad y sus miedos mucho más de lo que habría esperado. Hay un momento de respiración en Cuba & Alaska (Yegor Troyanovsky, 2025) cuando Yulia visita a su madre, que salió de Ucrania y ahora vive en Alicante, pero funciona como un paréntesis agridulce, de una vida irrecuperable, antes de regresar a una guerra que va dejando rastros de muerte y destrucción permanentes. Casi todas las localizaciones ucranianas en las que se rodó el documental han sido ocupadas por los rusos o destruidas, y hay cierto pesimismo en las unidades de combate, que se expresa en frases irónicas: "Esta guerra podría acabar pronto, pero no como a mi me gustaría", y con la sensación de que el impacto psicológico que ha provocado es demasiado grande como para que todo vuelva a ser como en el pasado, como para recuperar las vidas tal como eran antes de 2022. A pesar del optimismo, Ucrania se refleja como un país irrecuperable porque todo ha cambiado demasiado. La música del compositor Frederik van de Moortel (1976, Bélgica) tiene un aire melancólico pero al mismo tiempo transmite un tono de serenidad con el uso de las guitarras y las voces femeninas. Pero la banda sonora, publicada este mes, incorpora canciones de grupos ucranianos que podrían sonar en una playlist de un soldado, como Alina Pash, SadSvit, OY Sound System, Parfeniuk o Zhadan i Sobaky. El director Yegor Troyanovsky, conocido por su película Demon (2020), en la que investigaba la muerte de un joven en el Donbass, también dejó su trabajo como cineasta para servir como soldado en la guerra. Este documental es otro de esos paréntesis, y consigue reflejar tanto la tensión del combate como la camaradería entre los soldados, pero ofreciendo una perspectiva que se centra en las cicatrices psicológicas y en la resistencia de quienes han tenido que renunciar a una vida normal.
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Coexistence, my ass!Amber FaresEstados Unidos, Francia 2025 | People & Community | ★★★★☆Sundance '25: Premio Libertad de ExpresiónTesalónica '25: Golden Alexander Mejor Documental | Premio Derechos Humanos
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A pesar de las controversias, el Festival Internacional de Cine Judío de San Francisco inauguró hace unos días su 45 edición con este documental que ha ido recibiendo premios a lo largo de este año, tras su participación en el Festival de Sundance y el máximo galardón obtenido en el Festival de Tesalónica. Desde las primeras imágenes tomadas en 2019 en la Universidad de Harvard, tan representativa ahora de la resistencia al control de la libertad de expresión, se han producido muchos cambios en el panorama internacional y en la propia vida de la protagonista, parte de los cuales están contados en primera persona. El título de la película, Coexistence, my ass! (Amber Fares, 2025) recoge el mismo que utilizó la comediante Noam-Shuster Eliassi, para una rutina de stand-up comedy que desarrolló precisamente en la Universidad de Harvard, donde fue representada. Hija de madre judía iraní y de padre judío israelí, con todo lo que eso implica en la actualidad, desde pequeña cuenta que le dijeron: "No queremos educarte como a una niña israelí normal". Por eso la familia decidió vivir en Neve Shalom (Oasis de Paz), una colonia vecinal formada por unos 400 habitantes a las afueras de Tel Aviv que ella describe como "el único lugar donde judíos y árabes viven juntos porque quieren". Este reflejo de la convivencia posible entre israelíes y palestinos ha ido experimentando desafíos importantes a lo largo de los últimos años, que se hicieron más complejos a partir del ataque terrorista de Hamas el 7 de octubre de 2023 y el genocidio posterior llevado a cabo por Israel en Gaza. En la superficie, Coexistence, my ass! tiene el aspecto de uno de esos programas de monólogos cómicos que se pueden ver en las plataformas de streaming, pero en su desarrollo va mostrando cómo la comedia comienza a ser cada vez más difícil de elaborar en un contexto de violencia y muerte. Las partes más interesantes no son aquellas en las que Noam-Shuster Eliassi, que tiene la perspectiva que le da convivir con vecinos árabes, se solidariza con la opresión y el acoso que sufren las familias palestinas para abandonar sus casas, marcadas por la indefensión y la complicidad del ejército israelí: "Si no te la quito yo, te la quitará otro", dice un colono a una familia que observa impotente cómo se apodera de su hogar. Sino aquellas en que se involucra directamente en la cotidianidad de una ciudad como Tel-Aviv, enfrentándose a los discursos ambiguos o directamente racistas de sus compatriotas.
En una de sus colaboraciones en un programa de variedades de la televisión pública Kan 11, el canal que protagonizó la polémica de Eurovisión, Noam-Shuster Eliassi ofrece un reportaje sobre la ocupación ilegal de territorios palestinos, lo que provoca fuera de emisión una discusión con el presentador del programa. Tras la victoria de Benjamin Netanyahu en las elecciones de 2022, a pesar de las investigaciones por corrupción que ahora parecen olvidadas, Noam Shuster acude a una manifestación contra el nuevo gobierno que se apoya en la extrema derecha, pero muchos de los manifestantes a los que pregunta afirman que sus protestas son en contra del gobierno, no en contra de la política de ocupación israelí. En la parte más desenfadada del documental, la comediante hace bromas sobre la posibilidad de convertirse ella misma en Primera Ministra de Israel, teniendo en cuenta que un actor como Volodymyr Zelensky protagonizó una serie sobre un ciudadano normal que se acaba convirtiendo en presidente de Ucrania, y en su caso la ficción se hizo realidad. Cuando acude a un Festival de Comedia en Palestina, ella como israelí deja claro al principio de su actuación: "No os preocupéis, solo voy a ocupar el escenario durante 7 minutos, no durante 70 años". La perspectiva de que el tono del documental cambiará, conociendo los acontecimientos que se produjeron a partir de 2023, establece una mirada inquietante como espectadores. Y efectivamente el 7 de octubre provoca una hecatombe en la esperanza de llegar a una solución pacífica y en la propia convivencia en ese Oasis de Paz en el que conviven palestinos y judíos. Casi la mitad de estos últimos acaban alistándose en el ejército, y la coexistencia se mantiene solo amparada por el silencio. Se puede considerar algo manipulador por parte del documental que muestre imágenes de los ataques israelíes contra Gaza pero no enseñe ninguna sobre las consecuencias de los atentados de Hamas. Para Noam-Shuster Eliassi, que tiene relaciones de amistad en Israel y Palestina, las pérdidas humanas cercanas se duplican, y el futuro parece sombrío. La estructura narrativa adoptada por la cineasta canadiense Amber Fares regresa esporádicamente al espectáculo de la monologuista Noam Shuster, quizás para demostrar que la perspectiva panorámica que quiere ofrecer del conflicto solo es posible desde una mirada unipersonal, reflexionando sobre la identidad de su protagonista como una proyección de la identidad de todo un país.
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© Sylara SilverioCriaturas da menteMarcelo GomesBrasil 2024 | Debates | ★★★★★Festival de Brasilia '24: Inauguración |
Cuenta el director de la excelente película Cine, aspirinas y buitres (Marcelo Gomes, 2005), que participó en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes, que cuando escribió el guión se sintió atrapado por los protagonistas: "Creo que cuando escribo historias de ficción, después de crear los personajes, éstos acaban adquiriendo una entidad propia, de forma que converso con ellos de igual a igual". Es una de las reflexiones sobre su cine que hace a lo largo de este ensayo que trata de definir la relación del hombre con el mundo de los sueños y con las criaturas que habitan nuestras mentes. La idea de esta investigación surgió cuando uno de los efectos duraderos del coronavirus permaneció en Marcelo Gomes (1963, Brasil): la falta de sueño y la inexistencia de sueños. "Soy un director incapaz de soñar", dice él. De manera que inicia este proceso de búsqueda en el que quizás pueda recuperar la capacidad de soñar, una característica que no es solo propia del ser humano, sino que también es común en los animales. Una investigación científica con pulpos establece que éstos llegan a la fase REM y cambian incluso de color mientras tienen pequeñas convulsiones cuando están experimentando un sueño. Es uno de los estudios que realiza el profesor Sidarta Ribeiro, biólogo y neurocientífico, profesor titular de la Universidad Federal de Rio Grande do Norte (UFRN), donde coordina el Instituto del Cerebro, especializado en sueño, memoria y psicodelia. Él será el acompañante del director en Criaturas da mente (Marcelo Gomes, 2024), un apasionante recorrido por los lugares más recónditos de nuestro cerebro en estado de somnolencia. En su primer cortometraje, Maracatus, Maracatus (1995), retrataba la celebración de un carnaval como una especie de mundo fantástico que llevaba al trance, y el propio Sidarta Ribeiro afirma que cuando era joven odiaba el carnaval, no lo entendía, hasta que tuvo su primera experiencia dentro de un carnaval y acabó comprendiendo la naturaleza de esta comunión de música y sensaciones, quedando atrapado dentro del poder de fascinación que provoca. El propio Sidarta comenzó a estudiar desde una perspectiva científica, pero se dio cuenta de que hay lugares a los que la ciencia renuncia a llegar.
Aunque ha desarrollado su carrera principalmente en el género de ficción, Marcelo Gomes parece interesado en el documental en los últimos años, con películas como Estou me guardando para quando o carnaval chegar (2019), en el que se acercaba a una pequeña localidad brasileña que elaboraba 20 millones de pantalones vaqueros al año. Era un retrato agradable que contrasta con el tono más reflexivo de Criaturas da mente, quizás por abordar temas científicos desde la perspectiva que da el asombro de quien va descubriendo aspectos cada vez más sorprendentes. En este mundo de los sueños, la presencia del chamanismo y de los conocimientos indígenas cobra especial protagonismo. Ailton Krenak, un filósofo indígena de Minas Gerais, ha escrito libros como Ideas para postergar el fin del mundo (2019), citado en la película por Manuel Gomes, en el que propone que "los sueños son un camino de enseñanza y una vía de conocimiento". Y en la conversación que mantiene con Sidarta Ribeiro, menciona los sueños comunitarios a través de la ayahuasca: "Las entidades de los sueños tienen su propia gramática, sus propios significados", dice Krenak. Uno de los objetos de estudio de Sidarta es el uso de la psicodelia, hablando con el profesor Draulio Araujo, uno de los primeros que la ha utilizado para tratar enfermedades como la depresión. Controlando la dosis de Jurema, una planta que produce grandes cantidades de DMT, como la ayahuasca, ha observado que durante sus efectos se producen "conexiones entre distintas partes del cerebro que no son frecuentes. El cerebro está trabajando de una manera más flexible". La película plantea preguntas que no siempre responde, cuestionamientos que el propio Marcelo Gomes expresa en primera persona tratando de lograr su objetivo de recuperar el mundo de los sueños. El director propone, más que una aseveración sobre los efectos del sueño, una invitación a mirar a nuestro cerebro de una forma amplia, dimensionando nuestra percepción para dejarnos llevar por esas criaturas que menciona el título y que se manifiestan a través de nuestro estado de inconsciencia. Propone Sidarta que, ahora que se está expandiendo el uso de la Inteligencia Artificial como sustituta de muchos procesos humanos, el lugar al que no pueden acceder las nuevas tecnologías es aquel que se manifiesta precisamente a través de nuestro subconsciente.
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How to build a libraryChristopher King, Maia LekowKenia, Estados Unidos 2025 | People & Community | ★★★★☆Sundance '25: Sección World CinemaTesalónica '25: Premio Documental Nuevos Cineastas
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A través del esfuerzo de dos amigas escritoras por tratar de recuperar antiguas bibliotecas construidas durante la época colonial en Kenia, este documental ofrece una visión particularmente incisiva de las huellas del colonialismo y la necesidad de devolver el patrimonio y el conocimiento a los africanos. Angela Wachuka y Shiro Koinange decidieron recuperar el funcionamiento de una red de bibliotecas públicas de Kenia que habían estado en desuso y que contenían una ingente documentación sobre la época colonial en forma de fotografías, periódicos, archivos y libros como British Colonial Theories, 1570-1850 (1944), de Klaus E. Knorr, embarcándose en una labor de recuperación y catalogación de ese material como reflejo de la memoria sobre el imperialismo británico. Rodada desde 2017, How to build a library (Christopher King, Maia Lakow, 2025) acompaña a las protagonistas en la creación de la organización Book Bunk en Nairobi que pretende recaudar fondos para poder llevar a cabo la restauración de varias bibliotecas, aunque la película se centra en tres de ellas. Sobre todo en McMillan Library, por estar situada en un gran edificio colonial en el centro de la ciudad, construida en 1931 por colonos británico-estadounidenses con la financiación de Sir William Northrup McMillan, del que se conservan fotografías con trofeos de animales cazados, pero a la que la población negra no pudo acceder hasta 1958. En su recorrido por los documentos y libros que se amontonan en las diferentes estancias, Wachuka y Shiro muestran cómo la mayor parte de las publicaciones que se podían consultar eran de autores blancos, planteando una de las interesantes reflexiones de la película sobre cómo se conforma la cultura y la sociedad en estos espacios de difusión educativa, algo que estamos viendo en el desmantelamiento de las perspectivas de museos y bibliotecas que se está llevando a cabo en Estados Unidos. "Este lugar es el de la memoria. Mira todos esos ladrillos que usaron para construirlo. No había tecnología, todo se construyó con sus propias manos y elefantes. Hay espíritus en todas partes", dice la bibliotecaria Consolata Karoli. El edificio de McMillan Library refleja el enfoque imperialista de los libros que forman parte de sus estanterías, lo que también se convierte en un punto de enfrentamiento entre algunos bibliotecarios que prefieren utilizar el Sistema Decimal Dewey de catalogación europeo, considerado como norma internacional, frente al nuevo sistema propuesto por la dirección de Book Bunk, que pretende eliminar el carácter colonialista del tradicional, que minimiza las referencias a las más de 2.000 lenguas africanas. A lo largo del documental surgen algunas de esta fricciones, incluso entre las propias Wachuka y Shiro, que ven cómo su relación ha ido derivando desde la amistad hasta lo puramente profesional conforme el proyecto se va haciendo más grande. Hay una capacidad especial en la película para introducir algunos aspectos personales en el contexto de este esfuerzo colectivo.
Una de las estrategias que van aprendiendo las fundadoras de Book Bunk es la de navegar por las necesidades de atención que requieren las administraciones públicas keniatas y sus gobernantes para poder conseguir el apoyo institucional y económico que necesitan para continuar con su proyecto. Durante la celebración de una reunión anual para recaudar fondos, el gobernador de Kenia se convierte en el invitado especial, y los esfuerzos por darle el protagonismo principal desembocan en un compromiso casi personal con la restauración del edificio. Pero también se enfrentan a sus propias contradicciones, como la de ser las anfitrionas de la visita del Rey Carlos III y la reina Camila de Inglaterra a la Biblioteca McMillan, que en realidad representa esa permanencia de la mirada imperialista británica de la que ellas han querido despojar a su proyecto. Este es el segundo documental del matrimonio formado por la keniata Maia Lekow y el australiano Christopher King, que representaron a Kenia entre las películas aspirantes al Oscar por The letter (2019). Como en aquélla, está enfocada en reflejar la resiliencia de las mujeres, ahora a través las impulsoras de nuevos enfoques culturales que quieren recuperar los espacios públicos para los ciudadanos. Pero ellas mismas, en un proyecto que cuenta con financiación del British Council, aportaciones privadas y apoyo económico público, también se enfrentan a la corrupción institucional cuando la aportación del Condado se supedita a que cedan a empresas de su círculo cercano la administración de la cafetería del edificio e incluso de los wc públicos, que parecen ser una fuente de ingresos especialmente rentable. Shiro Koinange bromea: "Esto es Kenia, todo tiene su precio. Quieren cobrar por usar los servicios a los usuarios de la biblioteca. Dinero surgido de la mierda y los meados". El recorrido del proyecto transcurre por la pandemia del coronavirus en 2020, un cambio de gobierno en 2023 y las protestas de los ciudadanos keniatas contra las subidas de impuestos y la corrupción de los nuevos gobernantes en 2024, que se han vuelto a reproducir hace unas semanas en conmemoración del primer aniversario de las manifestaciones que duraron dos meses. A pesar de las dificultades, How to build a library refleja la perseverancia de dos mujeres extraordinarias que reclaman la cultura como parte de la sociedad: "Las bibliotecas, los espacios donde se encuentran las ideas, es algo que tenemos que proteger. Porque las ideas son aquello que más se teme".
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Películas mencionadas:
The eyes of Tammy Faye y Party monster se pueden ver en WOW+.
The letter se puede ver en Filmin.
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