18 noviembre, 2011

Documentales (I): La realidad supera a la ficción

Los documentales de los que hablamos a continuación nos descubren aspectos insólitos de una realidad que nos rodea. Historias que podrían convertirse en ficción si no fuera porque resultan más interesantes contadas tal como son. 

Tabloid (2010)
Errol Morris
El gurú del cine documental estadounidense, el mismo que desvelaba las más dramáticas fisuras en el sistema judicial norteamericano en The thin blue line (1988), el que revelaba los entresijos de la guerra fría en The fog of war (2003) o el que se adentraba en las torturas de Abu Ghraib en Standard Operating Procedure (2006), nos acerca ahora a una historia que es fascinante y divertida gracias a su protagonista. Tabloid se centra en una joven modelo enamorada de un mormón que, cuando éste la abandonó (al parecer motivado por sus creencias religiosas), decidió secuestrarle y vivir un fin de semana de lujuria con él. Y de camino reflexiona sobre cómo la prensa (los tabloides) construyen mitos de papel rosa a base de cheques en blanco. Aunque la incursión en los medios de sociedad se queda un poco en la superficie, la entrevista a la protagonista, eje central del documental, no tiene desperdicio. La película, al final, es un perfecto complemento a la serie de HBO Enlightened, o cómo algunas personalidades, digamos, histriónicas, no terminan de encontrar su espacio en nuestra sociedad. 

The people vs. George Lucas (2010)
Alexandre O. Philippe
A través de entrevistas con algunos de los fans más acérrimos de la obra de George Lucas, este divertido documental muestra la relación de amor-odio entre los aficionados a La Guerra de las galaxias (1977) y su creador. Especialmente tras la versión restaurada que publicó en 1997, sustituyendo escenas e incorporando nuevos efectos digitales, pero sobre todo impidiendo que nunca se vuelva a ver la versión original. Y por supuesto, tras el estreno de La amenaza fantasma (1999), auténtica pesadilla para muchos seguidores de la saga. Lo más interesante, al margen de las entretenidas entrevistas, es la pregunta que plantea esta película sobre la verdadera autoría de una obra una vez que ha sido absorbida por sus fans, y hasta qué punto el autor se puede permitir el lujo de modificarla cuando, aun siendo suya, forma parte ya de la iconografía visual. Pero, aunque en su mayor parte nos propone acercarnos a los aficionados, también hay una visión irónica sobre el fenómeno geek y ese obsesivo seguimiento a un personaje, una obra, un género... como si se tratara de una auténtica religión. 

Cave of forgotten dreams (2010)
Werner Herzog
El director alemán está últimamente en una etapa fructífera de producción, llegando a rodar hasta dos y tres películas en un solo año, especialmente documentales. Si bien sus incursiones recientes en el cine de ficción no han terminado de encontrar el favor de la crítica (ahí están su deficiente e innecesaria versión de Teniente corrupto (2009) y su ciertamente interesante aunque no redonda incursión en la locura criminal My son, my son, what have ye done (2009), con Michael Shannon en su salsa). Pero sus documentales son otra cosa. Dotados de una estructura clásica que incluye la voz en off del propio cineasta, que narra sus aventuras con cierta ironía, Herzog ha realizado últimamente espléndidas incursiones en el alma humana. Entre ellas, Cave of forgotten dreams, que se presentó en la pasada Berlinale, una incursión en el pasado a través de una cueva situada en el sur de Francia que esconde dibujos del paleolítico perfectamente conservados gracias a las condiciones climáticas de la zona. Werner Herzog habla con fascinación de aquel pasado remoto, y nos la transmite también, tratando de descifrar el significado de cada uno de esos dibujos. Y él mismo con sus imágenes, crea un retrato emocionante en torno a aquellos hombres que habitaron esas cuevas hace millones de años, especialmente en las secuencias finales, en las que la magnífica música de Ernst Reijseger (colaborador habitual de Herzog en sus últimas películas) se funde con los trazos de aquellas figuras del pasado.

Si en Pina, de Wim Wenders, el uso del 3D resultaba impactante y encontraba cierto equilibrio y justificación, en el caso de este documental no termina de convencer y parece más una estrategia para encontrar cierta repercusión comercial que una propia decisión artística.

10 noviembre, 2011

"Inni": El oído hipnótico de Sigur Rós

La banda islandesa, ya separada, publica un doble album en directo que viene acompañado por un documental hipnótico que desgrana con imágenes fascinantes el concierto celebrado en el Alexandra Palace de Londres. 

En 2010, Jonsí Birgisson anunció que la banda que lidera se iba a tomar un "descanso indefinido". Casi un año después publican, como una especie de testamento musical, su primer album en directo. Inni se grabó en 2008, en el impresionante escenario del Alexandra Palace, uno de los iconos del Norte de Londres, rodeado de la mejor vista de la ciudad. Como suele ser habitual en los álbumes de Sigur Rós, éste no es un disco más que recopila lo mejor de la banda islandesa, sino que viene acompañado por un documental que recoge también este concierto londinense. 

Sigur Rós es una de esas bandas que ha encontrado siempre una proyección audiovisual contundente a través de trabajos cinematográficos de gran calidad. El documental Heima (2007), una de las más impresionantes películas en torno a una banda de música, les acompañaba en el tour que realizaron por lugares recónditos de la espectacular geografía de Islandia. Ahora, Inni (2011) se acerca de nuevo a la banda, pero centrándose más en el propio concierto, sin construir una narración contextual en torno a la sociedad islandesa, como hacía aquél.

El director canadiense Vincent Morisset se ha encargado de realizar este filme, tras destacar en trabajos audiovisuales como el documental Miroir noir (2008) con la banda Arcade Fire, o el curioso proyecto interactivo Bla bla (2010), un cortometraje para ordenador que desarrolla la participación activa del espectador: http://blabla.nfb.ca

En Inni, Vincent Morisset plantea una visión casi mágica del concierto de Sigur Rós, con imágenes entrecortadas en un blanco y negro cuya intensidad y profundidad solo se puede apreciar realmente en bluray, que conforman un trabajo documental cercano a esas producciones musicales que el propio director siempre ha confesado que le han atraído: los videos musicales de hace años, dotados de ese aire hipnótico que también se desgrana en esta película. Todo ello mezclado con material de archivo (alguna breve entrevista, algún episodio musical de la banda en sus inicios...), que aporta esa condición de ilustración del adiós de una de las formaciones musicales más fascinantes de los últimos años.

Aunque los diálogos son breves, es una lástima que no se haya lanzado una edición con subtítulos en varios idiomas, y tengamos que conformarnos con la que nos da la opción única de elegir subtítulos en japonés. Pero los apuntes "biográficos" de Sigur Rós son escasos. Aquí lo que importa es la música (soberbia, claro) y las imágenes (esos primeros planos, esos juegos de luces, esa niebla constante, esa suciedad impoluta que acompaña a los componentes de la banda...). Inni es, como lo fue Heima en su momento, una de las más interesantes uniones entre la música y las imágenes que hemos visto en estos años. Y el doble album incluye auténticas joyas como la versión de 15 minutos del mítico "Popplagid", que ya fue utilizado también como impresionante final de Heima, y el tema instrumental inédito "Lúppulagid" como bonus track.